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⟳| Día 18 El hermano mayor I

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⟳| Día 18

El inimaginable hermano mayor; Touya Todoroki bajó de su deportivo negro con elegancia. Caminó hacía la entrada principal, atravesando con maestría el césped húmedo del patio delantero para luego subir un par de escalones a la entrada del que ahora, según sus hermanos, era el infierno mismo.

Golpeó el tapete de “bienvenidos” con la punta de sus botas de combate, manos metidas en los bolsillos de su abrigo y levantó la vista turquesa de la cual su familia se enorgullecía, tocando el timbre a la espera de que su hermano menor abriera y no tuviera la desgracia de toparse con su excuñado.

Afortunadamente —para Katsuki—, Shouto fue quien tuvo la decencia de abrir la puerta aun en un pijama horroroso que seguro encontró en un bazar.

—Buenos días ¿me dejas entrar o me recibirás aquí afuera? —Cuestionó ligeramente encorvado, Shouto se hizo a un lado en una invitación muda, Touya entró hasta la sala ignorando el delicioso olor que salía de la cocina, se acomodó en el sillón de dos personas y esperó a que Shouto lo acompañara a su lado.

—Pensé que llegarías más tarde. —Comentó, cepillando su cabello con sus dedos.

—Tengo un viaje a una playa cálida con bikinis en un par de horas. —Se encogió de hombros—. Solo vine a recoger mi regalo, porque espero tengas un regalo para mí.

Shouto arqueó una ceja resoplando una risa incrédula, Touya le miraba con esa expresión burlesca con la que había nacido.

—¿Cómo demonios esperas que te tenga un regalo si no puedo salir? —Expresó, Touya boqueó indignado.

—Creo Shouto hay un millar de páginas y aplicaciones donde puedes comprar cosas y enviarlas sin NECESIDAD de salir de casa. —Obvió, Shouto viró los ojos dejándolos en blanco—. Oye, no sé… Amazon, Mercado libre… quien sabe Shouto…

—Ya. No te compré nada. Lo acepto. —Suspiró, cruzándose de brazos, Touya soltó una ligera carcajada.

—¿Te gustó tu juego de tazas de gatitos y perritos? —Shouto le miró de soslayo, un poco enojado— te voy informando que cuando las pedí ustedes seguían juntos. No me culpes por nada.

—Ya. Me lo imagino. Y sí, me encantaron por el color de la taza blanca con gatitos negros y la taza negra con perritos blancos —Cerró los ojos aspirando aire para después soltarlo— son lindos.

—Qué bueno que te gustó es un gran regalo. —Se aplaudió a sí mismo, Shouto yendo a la cocina por un par de tazas con chocolate; las que le regaló su hermano. Llegó con él y le ofreció la del gatito.

—Gracias, Touya. —El pelinegro estudió el material para asegurarse que no fue un desperdicio de efectivo, suspiró una sonrisa.

—Sabes, es como el último regalo de bodas —Mencionó dándole un sorbo al chocolate, sus iris cayendo en la expresión indescifrable de su hermano— esos que van a regresar a los invitados luego de que la boda se cancelara.

Shouto no respondió nada.

—Sé que se oye mal, Shouto, pero dado que mis informantes me han dicho que no la estás pasando bien, me veo en la necesidad de buscar apoyo en mis contactos en la policía para que arreglen esta tontería. —Graznó depositando la taza en la pequeña mesa de la sala de estar.

—Touya…

—Escucha. Ya pasaron las festividades bien podrías llamar al policía a cargo de ustedes y decirles del error.