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⟳| Día 106 Paces.

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⟳| Día 16

En la penumbra de su habitación con solo el sonido de la ventilación activo es que Katsuki se preparó mentalmente para la charla que Shouto y él habían pactado. No estaba nervioso por lo que le explicaría al heterocromático sino más bien lo que se vendría después de hablar porque había dos soluciones que eran dejarlo todo como estaba y acabarlo o darse la oportunidad de intentarlo de nuevo.

Claramente, la primera se oía más factible, más sencilla porque se evitarían muchos conflictos que vendrían si Katsuki regresaba a su antiguo trabajo, aquel que fue parte responsable de su separación con Shouto. Sin embargo, aunque parte de él deseaba con locura tener al bicolor a su lado tendría que volver a renunciar a su sueño; porque era uno o el otro.

—Jodeeer… —Se talló la cara con ambas palmas húmedas de sudor luego cepilló sus doradas hebras con sus dedos hasta alborotar por completo su peinado, se resistió a morder sus uñas cuando salió de su habitación dándose vuelta para ir a la alcoba principal donde Shouto residía como una nueva casa.

Tocó ligeramente, sin apresurar al otro jugueteando con la punta de su zapato en el suelo tallándolo contra la madera fina del piso, sus manos fueron a parar detrás de su espalda en un intento por buscar un sitio donde reposar sin intención de realizar ademanes que evidenciaran su angustia respecto al futuro.

—Pasa, Katsuki. —Shouto abrió la puerta con una extraña aura confortable, estando en la que una vez fue su habitación se relajó como si tuviera una vela de vainilla a su lado, como si hubiera recibido un masaje profesional en un spa, sonrió con ligereza luego se sentó en el borde de la cama.

—¿Podemos hablar ahora? —Inquirió con la voz serena, Shouto se depositó a su lado sentándose de igual forma, pero dejando caer la espalda en el colchón como si fuera de visita con su terapeuta.

—Si estás listo. Sí. —Afirmó con la intención de acabar ya con todo lo que estuviera ahogándose entre ellos, había muchas calamidades preparándose para estallar en su cara y lo mejor era prepararse para lo que sea que viniera.

Katsuki suspiró cerrando los ojos con las palabras idílicas que profesar al heterocromático, no había duda en que hablaría con su verdad con aquella que lo había acompañado desde el momento en que cayó profundamente enamorado de Shouto Todoroki.

—Mira, no sé qué haya pasado por tu cabeza, pero quiero decirte aquí frente a ti, sin mentiras o engaños que jamás en el tiempo que llevábamos de relación pensé en engañarte. —Declaró virando su cabeza a la izquierda con Shouto recostado viéndolo mientras hablaba—. Yo no hago las cosas así, siempre digo las cosas de frente y sí te hubiera fallado sería el primero en confesarlo porque nadie se merece una cagada como esa. Juro que te lo hubiera dicho, Shouto.

El bicolor asintió desde la cama, sus hebras duales enredándose con la manta bajo su cabeza despeinando su lacio cabello, su flequillo se desacomodó ocultando su orbe derecho, el grisáceo de una tormenta desapareciendo ante las tonalidades níveas de una nube renaciente, sus labios se separaron con intención de responder, lamió el inferior para darse valor y decirle su propia versión de los hechos.

—Te vi besando a tu jefe. —Confesó, sus manos encontrándose en su vientre, Katsuki abrió los ojos enormemente sin emitir una palabra, escuchando al bicolor—. Cómo te sostenía por las mejillas y profundizaba el beso, esa fue la tercera vez que los encontré juntos, antes te vi tomándolo de la mano y abrazándolo como si fueras su lugar seguro. 

Los labios parecieron quedarse pegados, no había respuesta correcta en lo que fuera a decir porque Shouto vio un hecho tan claro que no podía desmentirse u desviarse. Los luceros de Todoroki mostraron opacidad perdiendo su brillo cauto con el ligero ejército de lágrimas en la comisura de sus ojos, secó apenado las lágrimas que planeaban escapar y con una sonrisa amarga continuó.