⟳| Día 52 Fastidiado.

500 71 2
                                    

··——··——··

⟳| Día 21

Una nueva semana llegó con el cantar de las aves en sus nidos sobre el árbol de sus vecinos, fue como el despertador que el heterocromático necesitó para salir de su habitación directo al cuarto de lavado para echar toda su ropa que había acumulado en las semanas; su estado era taciturno.

Luego de aquella conversación con su padre no tenía las ganas de esforzarse ese día particularmente, sus necesidades fisiológicas quedaron en segundo plano para dar paso a sus pensamientos más nefastos sobre sí mismo sobre lo que creía de él y las cosas en las que Katsuki tenía razón como su gigantesco egoísmo.

Marcó el ciclo de lavado que más les quedaba a sus ropas como “delicadas” echó el jabón y el suavizante antes de cerrar la lavadora, revisó por si acaso sí Katsuki no tenía ropa abandonada en el cuarto de lavado —agradeciendo que no hubiera— para así concentrarse solo en lo suyo y si lo arruinaba al menos no se llevaba al rubio entre las patas.

El oji-rubí no había salido de su habitación y sí lo había hecho no estaba donde la visión de Shouto lo encontrara por lo que se encerró en el estudio observando con serenidad los cuadros colgados en la sala, los que Camie les había hecho con cariño.

Sus labios no pudieron construir una sonrisa, se sentía asfixiado con sus múltiples pensamientos, no deseaba perderse en ellos sabiendo que si lo hacía solo le afectaría más a su estado de ánimo, trató sin ganas de no sucumbir en esos pensamientos, pero cayendo en de igual forma, triste e infeliz.

Recargó su frente sobre el escritorio, dejando caer sus brazos a los costados muy atrofiado como para funcionar eficientemente, resopló como el chico frustrado que era, derrotado por una locomotora que no hizo más que fracturarle el ego.

Ah…, eres todo un caso, Shouto. —Se regañó apagado como una estrella en sus últimos latidos, Katsuki que apenas salía de habitación hambriento dejó de tallarse su fanal para entrar al estudio donde estaba un Shouto miserable.

—¿Qué tienes? ¿puedo ayudarte en algo? —Inquirió con suavidad tentando terreno como una leona en territorio de otra manada. Shouto viró ligeramente la cabeza, su iris turquesa encontrándose con el abdomen de Katsuki para buscar los orbes en el rostro ajeno.

—Yo… tuve una discusión con mi padre. —No mintió, pero si omitió parte de la verdadera plática que tuvo con Enji Todoroki.

Katsuki enarcó una ceja descifrando a Shouto, puede que hayan pasado un año y poco más, sin embargo, era el tiempo necesario para reconocerle manías y mañas; gracias a su experiencia con el heterocromático sabía que, cuando este buscaba un punto fijo detrás de su cabeza era porque ocultaba información.

El oji-rubí se mordió el belfo inferior en un gesto que le manifestaba a Shouto que no podía pasar de sus análisis profundos como los del FBI, Katsuki era experto en detectar mentiras a medias y Shouto no estaba esforzándose por ocultarlo.

Ya que Shouto había sido descubierto exhaló aire alzando las manos como si lo hubieran descubierto infraganti en medio de un robo, al cenizo no lo podía engañar él sabía que no actuaba como normalmente lo hacía, estaba extraño, callado y pensativo; tuvo que resignarse a responder.

—¿Crees que soy egoísta? —Preguntó con su voz cayendo entre la tristeza y la angustia de escuchar la resolución del oji-rubí.

Katsuki se quedó perplejo ante la interrogante del bicolor, bastante fuera de contexto de cómo había llegado una conversación con su padre en el desenlace de que Shouto fuera egoísta.

Parpadeó varias veces sopesando la pregunta hasta que todos sus fusibles se incendiaron en su cabeza hasta crear un cortocircuito en su sistema nervioso, todas sus emociones corriendo para salvar el día. Sin llegar a ningún lado, se decantó por hacer lo que la gente lista solía hacer, responder con otra pregunta.

—¿Qué te hace creer eso? —Cuestionó, esta vez Shouto se quedó mudo, reflexionando en que tanto sería correcto hablar con Katsuki de algo que lo involucra personalmente a él.

—No sé, solo me di cuenta de que muchas de mis actitudes las heredé de él. —Anunció con tanta desilusión que Katsuki boqueó otra vez.

Sin palabras de aliento que pudieran alegrar al heterocromático sus manos se movieron en pánico como un temblor de magnitud 5,6 sin saber que tan correcto sería cruzar solo una vez los límites que habían trazado.

—Todas las personas somos egoístas en un grado, Shouto. —Se aventuró a contestar, ganándose la atención del bicolor que, interrogante alzó una ceja—. Nadie es perfecto, lo importante es saber reconocer cuando te equivocaste. —Concluyó para abandonar el estudio e ir al patio trasero para hacer ejercicio.

Shouto quedó completamente desarmado sin posibilidad de ofrecer una respuesta certera a un Katsuki que según él no era capaz de seguir su propio consejo.

Su entrecejo se arrugó ofuscado por su respuesta, pero Shouto ya no era nadie para opinar nada sobre su vida, simplemente que quedó en el estudio varado como un buque de guerra, muy fastidiado de no llegar a ninguna resolución.

52| Fastidiado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

52| Fastidiado.

365 días contigo Temp. 1 ⟳ BKTDBKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora