AU. Katsuki y Shouto son exnovios. Sí, exnovios que durante la fiesta de año nuevo no pudieron evitar explotar delante de sus amigos y vecinos que llamaron a la policía.
Fueron encarcelados y luego con ayuda de un buen amigo, es que todo se redujo a...
—¿Vas a hacer todo un espectáculo por lo de ayer? —Cuestionó con una sonrisa que mostraba más ilusión que cualquier broma que quisiera hacerle al oji-rubí.
—Estoy tratando de pedirte perdón por lo de Kirishima. —Mencionó cambiando el vendaje de su herida que se había hecho días previos colocó pomada en sus manos masajeando lentamente.
—No fue nada, de hecho, fue gracioso. —Soltó un chillido al terminar la oración, pequeños cúmulos de lágrimas amontonándose en sus párpados, la forma en la que Katsuki ponía el ungüento no era brusca sin embargo ardía como una patada en los huevos y eso que habían pasado días.
—Aun así, déjame recompensarte. —Pidió con una sonrisa pequeña, gentil, dirigida al de doble tonalidad, la lesión seguía ahí pese a que era menos visible él no podía intuir cuando dolía a Shouto solo por sus gestos notaba donde era molesto, en aquellas partes enrojecidas que poco a poco recuperaban su color natural; un rosa pálido.
—No es necesario ¡Dios! haces una tormenta en un vaso de agua. —Pronunció rodando los ojos con burla hecha un acto reflejo.
—¿Yo hago una tormenta en un vaso de agua? —La tonalidad animada adornó su expresión sosegada transformándola, a Shouto se le formó un mohín con sus labios despegándose en un acto de indignación.
—Yo no exagero las cosas… —Balbuceó virando sus luceros a otro lado, a la mesa de la sala donde estaba el botiquín médico, su cuerpo entero presintió que se avecinaba la conversación.
Aquella con la que se estaba preparando mentalmente para confrontar al cenizo, sus orbes se volvieron al oji-rubí que modificó su expresión a una más pacífica.
—A veces… pero no es cosa solo tuya también es mía. —Aceptó con la voz trémula, sus orbes cayendo sobre las manos del otro sin colocar la nueva venda, acarició con parsimonia todo el dorso expuesto.
—Katsuki…
—Escucha, no quiero presionarte a responder nada que no te sientas listo a soltar, todavía tenemos tiempo. —Anunció con sus manos unidas, falanges entrelazadas con la suavidad del calor que se esparció por su cuerpo desde el punto aunado, la satisfacción del lugar más confortable llegó hasta su pecho.
—Sé que tenemos tiempo, Katsuki —Suspiró hondamente expulsando sus inseguridades en el aliento fresco que chocó contra el rostro del cenizo— nos hemos demorado mucho y nosotros… pronto dejaremos vernos. —Concluyó con angustia.
Sus orbes fueron a parar hasta sus dedos que tamborileaban la palma de Katsuki tomándola para darle vuelta delineando con sus dígitos el dorso del cenizo que rastreó cada gesto de ansiedad del otro permitiéndole usarlo para relajarse.
—Shouto. —Llamó, el cielo en distinto clima cruzó con el fuego suyo— ¿Podemos explicarnos todo mañana? —Preguntó temeroso del próximo acontecimiento— déjame sopesar las cosas y estaré listo, lo prometo.
—Está bien, te espero tú ya lo has hecho mucho. —Sonrió con ligereza, Katsuki le devolvió el gesto terminando de vendar sus manos, este sería el último cambio al paso que iba pronto estaría completamente recuperado gracias a la asistencia del cenizo.
Shouto meditó mucho estando en la sala con Katsuki ignorándolo un poco, también preparándose mentalmente para la conversación que se avecinaba con Katsuki, observó sus manos por última vez —ya completamente vendadas— luego exhaló con lentitud, el espacio compartido se llenó de menta; un aroma fresquito les desahogó.
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