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⟳| Día 01 Arresto domiciliario.

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| E N E R O |

⟳| Día 01

Suceden muchas cosas durante las fiestas de año nuevo, bromas que serán recordadas en internet, confesiones de ebrios que piensan que el último día puede ser el primer día de algo o, quizás, ser la última estocada que se necesita para acabar con el enemigo.

Con sinceridad, Katsuki puede decir que cuando llegó a la que fue su casa durante casi año y medio no esperó encontrar una fiesta donde su exnovio estuviera festejando, bailando y regocijándose mientras él trataba de salir del abismo de depresión en el que se encontraba al haber sido botado sin explicación alguna.

Puede decir que la forma en la que reaccionó no fue la más madura, debió haber ido al amanecer cuando la cruda y la borrachera hubiera desaparecido. Hasta que la última gota de alcohol saliera de su sistema en una meada mañanera.

Pero no lo hizo. Fue ebrio a sacar un par de cosas con ayuda de Eijirou y Denki que lo acompañaron para evitar cualquier discusión como la que tuvieron al momento de la ruptura.

Aunque ni yendo el mejor ejército del mundo se podría controlar una pelea entre dos personas con fuerte temperamento y que se niegan a cerrar la boca hasta tener la razón.

Sabía que no debió ofenderlo ni agredirlo verbalmente, fue un golpe bajo y más para Shouto que tampoco estaba de humor. Pero, que el rubio llegara de esa forma maldiciendo a todos lo hizo cabrear.

Y, naturalmente, discutieron, se dijeron muchas cosas de las cuales deben estar arrepintiéndose dentro de sus celdas, porque sí, una vez que las palabras no fueron suficientes para herirse comenzaron los golpes, unos que los arrastraron fuera de su casa a protagonizar un espectáculo.

Alertando a los vecinos del área que llamaron a la policía, los cuales los detuvieron y encerraron en celdas diferentes para evitar cualquier otra agresión.

—Bakugou Katsuki —Llamó un oficial, alertando a ambos. Un rubio con la nariz hinchada y sangre escurriendo por su mandíbula y a un bicolor con un ojo levemente cerrado, el labio partido y la playera llena de sangre.

—Aquí. —Dijo el cenizo, el oficial se acercó a él.

—Pagaron tu fianza, ya puedes salir.

—¿En serio? —Preguntó esperanzado de al menos poder seguir bebiendo en casa de Eijirou para sacar la vergüenza en su pecho.

El hombre asintió con amabilidad destacando ese diente faltante que se le fue arrebatado mientras trataba de separar a los chicos y habló:

—Claro que no, mocoso estúpido, pagaron tu fianza, pero esto no ha acabado —Gruñó, girando hacia Shouto— daños a propiedad ajena, ataque a un oficial, disturbios e intento de soborno. —El bicolor enrojeció levemente, honestamente creyó que sería como en las películas, una buena cantidad de billetes y eres libre.

—Ya, entiendo. —Farfulló desde su celda.

—Personas cómo ustedes que no saben resolver las cosas como adultos, nos dan trabajo a los verdaderos adultos. —Regañó—. Deberían agradecer que el vecino al que agredieron no puso una demanda por lesiones, pero aun así otros sí lo hicieron. —Explicó—. Ya se estableció que estarán en arresto domiciliario durante cuatro meses.

—¡¿Arresto domiciliario?! —Saltaron, riñéndose como un par de gatos, el hombre puso los ojos en blancos.

—Sí. —El oficial abrió las celdas—. Largo, sus amigos los esperan afuera y una pobre mujer que estaba cortando el pavo con sus hijos está lista para acompañarlos y terminar el proceso. —Ninguno pudo decir nada.