AU. Katsuki y Shouto son exnovios. Sí, exnovios que durante la fiesta de año nuevo no pudieron evitar explotar delante de sus amigos y vecinos que llamaron a la policía.
Fueron encarcelados y luego con ayuda de un buen amigo, es que todo se redujo a...
El olor a café se le colaba por las fosas nasales a Shouto, no era amargo y Katsuki lo preparaba con crema para endulzarlo más, desde su sitio en el sillón de forma "L" se levantó, solo parte de su torso buscando al cenizo en la cocina en la barra donde removía su café con una cuchara.
—¿Quieres uno? —Preguntó el cenizo al tener la atención del bicolor, Shouto asintió en silencio sentándose completamente con sus pies sobre el sillón, a su derecha estaban los imponentes cuadros de sus animales espirituales, acercó sus rodillas a su pecho abrazándolas, Katsuki le extendió una taza de porcelana.
—Gracias —Murmuró ahora sí bajando sus pies al suelo, acomodándose en el respaldo, su espalda calentándose ante la tela que cubría el sillón, su cabeza casi tocando la parte inferior del cuadro de Katsuki.
Donde las patas del lobo parecían querer desgarrar el cuello del heterocromático, el lobo tenía el hocico abierto mostrando sus colmillos, babeando ante la amenaza que según la artista lo seguía de entre los matorrales y grandes árboles.
—Parece que quiere matarte. —Expresó el cenizo frente a él en el sillón de dos personas, Shouto levantó la vista a los ojos amarillos del lobo y las garras de sus patas delanteras.
—¿Quieres matarme? —Cuestionó con una sonrisa levemente cubierta por la taza de porcelana, Katsuki sonrió con sorna, sí dijera lo que realmente quiere hacerle seguramente Shouto saltaría para encerrarse en su habitación deseando nunca más ser presa del cenizo.
—A veces... —Resto importancia, borrando los pensamientos que colorearon sus pómulos fácilmente cubiertos por el vapor de la taza humeante que sostenía con ambas manos.
Shouto rió en voz baja.
—Somos opuestos naturales, es normal.
«Opuestos que se atraen.» Pensó el cenizo. No lo dijo, calló sus pensamientos y sentimientos compartiendo el espacio con el heterocromático.
Los ojos áureos del leopardo de nieves y los dorados del lobo se mantenían firmes, aun en una lucha interna.
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