AU. Katsuki y Shouto son exnovios. Sí, exnovios que durante la fiesta de año nuevo no pudieron evitar explotar delante de sus amigos y vecinos que llamaron a la policía.
Fueron encarcelados y luego con ayuda de un buen amigo, es que todo se redujo a...
Izuku lo había contactado en enero para averiguar sí podía viajar a Japón a una visita cordial a su amigo Shouto. Y planeaba ir, solo que Yoarashi no podía abandonar su labor así nada más; debía encontrar un compañero que lo cubriera mientras estaba en el país de Todoroki por lo que cuando llegó un antiguo socio le pidió cubrirlo una semana mientras arreglaba un asunto personal.
Claro que su compañero Shishikura lo apoyó mientras él tomaba el primer vuelo que apareció frente a sus ojos agarró una maleta ligera pues no planeaba quedarse mucho y cuando aterrizó compró golosinas para su viaje en taxi a la casa de Izuku que lo recibió impactado de verlo ahí parado.
—¡Yoarashi! —Saludó el verduzco, estrechando sus manos en un gesto amistoso, el más alto sonrió.
—Me pediste que viniera a observar a las hienas atrapadas —Bromeó haciendo reír al pecoso que sacudió sus rulos depositando sus esmeraldas en el rostro del mayor.
—Creo están en un mejor estado, pero a veces Shouto se siente decaído. —Comentó con preocupación, Yoarashi borró su gesto sonriente por uno más apagado, acariciando las hebras revueltas de Izuku.
—Hey, por eso estoy aquí para subirle el ánimo a Shouto, ya ves que adora a los animales, seguro que cuando termine su arresto lo llevaré a tomarse unas vacaciones en África. —Propuso con sus arrugas alrededor de sus ojos marcándose, la piel dorada que poseía gracias al sol le daba una imagen más extranjera.
—Ojalá lo animes.
—Lo haré, pero como tomé el primer vuelo no tuve tiempo de reservar un hotel y por lo que nos contó Shouto en su cumpleaños Katsuki está ocupando la habitación de visitas, ¿verdad?
—Sí, pero no hay problema puedes quedarte en mi departamento el tiempo que estés aquí de visita. —Aseguró el pecoso regalándole una sonrisa gentil que estrujo el corazón de Yoarashi, Izuku era muy lindo.
—Gracias Izuku, aceptaré tu oferta. —Dejó su maleta donde el peliverde le indicó en una habitación espaciosa con televisión, sus visitas debían dormir contentos al tener una pantalla delante de ellos.
—¿Vas a verlo ahora? —Preguntó alistándose para salir, Yoarashi asintió.
—Lo haré, pero tomaré un baño primero.
—Adelante, las toallas están en el armario del baño, usa lo que necesites sin pena, Yoarashi. —Invitó Izuku con esa sonrisita amable con la que conquistaba corazones, el rapado asintió abochornado— tengo que irme al despacho, pero llegaré cerca de las 8 de la noche.
—De acuerdo, qué te vaya bien. —Se despidió del chico que salió de su hogar sumamente alegre de que Shouto tuviera más apoyo de sus amigos al igual que Katsuki.
Yoarashi en su cuarto se bañó bendecido de tener agua caliente para recostarse un rato antes de salir, había comprado varios dulces además de recuerdos que llevaba, su siesta se alargó más de lo debido pues cuando sus ojos se cerraron eran las diez de la mañana y cuando despertó eran las cuatro de la tarde, estaba hambriento y prefirió dejar su visita para el día siguiente.
Cuando Izuku llegó le contó de su siesta, el peliverde solo rió entendiéndolo venía de un viaje muy largo, estaba bien el día que fuera mientras acompañara a Shouto un rato.
Al final fue un acierto sin querer ya que cierto dúo estaba adolorido hasta los cojones por la rutina de ejercicio a la que sus cuerpos no estaban nada acostumbrados, recostados sobre sus camas sin posibilidad de levantarse.
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