AU. Katsuki y Shouto son exnovios. Sí, exnovios que durante la fiesta de año nuevo no pudieron evitar explotar delante de sus amigos y vecinos que llamaron a la policía.
Fueron encarcelados y luego con ayuda de un buen amigo, es que todo se redujo a...
Nacida durante invierno fue encantada con dotes relucientes en tonalidades níveas con la escarcha decorando sus pómulos junto a un tono rosáceo entintadas de forma pulcra, elegante y dulce. Fuyumi Todoroki era la segunda hermana mayor —después de Touya— era la dama a la que sus hermanos recurrían en consejos del alma cuando sus conflictos atravesaban su esencia.
Pocas veces pisó la casa del menor de los Todoroki pues él solía viajar demasiado con su novio o simplemente se la vivía en la oficina trabajando como máquina —ella había pedido su maternidad por lo que trabajaba desde casa— Keigo se hacía cargo de su papel en la empresa cuando era requerido y también se hacía responsable de sus hijos cuando de una emergencia se trataba como la llamada de Shouto por la mañana.
Dejó a sus hijos en el colegio y fue en búsqueda de su hermano que difícil de encontrar no sería porque estaba en un solo lugar: su casa.
Tocó sutilmente el timbre hasta que Shouto abrió, se veía desgastado muy agotado con ojeras bajo sus párpados que hacían alusión a las pocas horas de sueño que tuvo.
—Shouto… —Llamó con voz baja para que Katsuki no escuchara.
—Vamos al patio trasero. —La guio hasta el patio sentándose ambos en las escaleras, el sol les pegaba en el rostro fuertemente con sus ojos entrecerrándose para protegerse con las pestañas.
—¿Qué ocurre? —Cuestionó con detenimiento en el balcón que según su experiencia era el cuarto de visitas donde se estaba quedando el cenizo, Shouto exhaló con profundidad sacando aire hasta más allá de sus pulmones.
—Anoche tuve una conversación con Midoriya que me dejó muy desconcertado. —Expresó con su voz tensa, Fuyumi calló hasta que su hermano estuvo listo para continuar—. Creo, no sé… tal vez tomé una decisión precipitada con respecto a Katsuki.
—¿Por qué crees eso? —Volvió a cuestionar la albina, Shouto aplanó los labios negando.
—Es que Midoriya me dijo algo que no he confirmado me gustaría hablar de ello cuando sea una certeza —Habló con vergüenza—. Lamento mucho haberte llamado para nada. —Balbuceó el bicolor.
La expresión del heterocromático se volvió sombría muy abochornada de que hubiese llamado a su hermana en medio de un ataque de pánico, era genuinamente vergonzoso que Fuyumi lo viera de forma tan patética. Solo que ella no lo tomó de esa forma porque cuando ella necesitaba ayuda Shouto iba en su auxilio para cuidar de los niños mientras ella hacía la comida, lo veía desde las puertas corredizas de cristal jugar con los niños y era entrañable.
Shouto la apoyó cuando tenía un montón de tareas encima siempre con una mano extendida para ofrecer apoyo. Por eso, pese a que Shouto creyó que era una pérdida de tiempo ella volvería a ir cuando lo necesitara.
Porque Shouto no solía decir en voz alta que necesitaba ayuda, solo en situaciones que realmente lo requerían y ahí había una muy fuerte, una que el bicolor le presentó como dudas, solo pocas veces él se mostraba dubitativo con sus elecciones, esto le estaba carcomiendo la conciencia.
—Shouto tú puedes llamarme cuando lo necesites. —Expresó con calidez—. Soy tu hermana y puedes contarme todo o nada.
—Gracias.
—Todo está bien, cuando quieras hablar estaré lista para ti. —Admitió una sonrisa enorme se extendió por su rostro, Shouto se recargó en su hombro Fuyumi lo abrazó con ese cuidado que tenía la chica del invierno.
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