AU. Katsuki y Shouto son exnovios. Sí, exnovios que durante la fiesta de año nuevo no pudieron evitar explotar delante de sus amigos y vecinos que llamaron a la policía.
Fueron encarcelados y luego con ayuda de un buen amigo, es que todo se redujo a...
Tanto Shouto como Katsuki planeaban morir en sus habitaciones de inanición.
Pero el hambre les pudo más al grado de que quién se acercó a preparar algo —hacer el intento— fue Shouto haciéndose unos huevos revueltos tostando tocino para acompañarlo, hizo lo suficiente como para que Katsuki saliera de su habitación, mudos sin intención de dirigirse la palabra con acciones que ellos comprendían, tomó del sartén algo de huevo y tocino.
Luego se acomodó frente al bicolor en el comedor, devorando con rapidez el alimento que se le fue ofrecido, satisfechos. Sirvió algo de jugo para ambos, dejando uno junto a Shouto en señal de agradecimiento por la comida.
La tensión era palpable en el aire, era asfixiante como si una bolsa de plástico estuviera sobre sus cabezas. Katsuki lavó todos los trastes a una velocidad vertiginosa, Shouto fue a cambiarse con unos leggins que tenía en su habitación, junto a una playera lo suficientemente pegada a su cuerpo como para delinear su figura, ropa más cómoda para hacer yoga.
Cuando Katsuki terminó de lavar los trastes y presenció con sus rubíes la vestimenta del heterocromático chocó con la barra lastimándose los bajos con la esquina de ésta, agachándose en el proceso hasta estar de cuclillas.
—¿Estás bien? —Shouto se acercó a auxiliarlo extendiéndole una mano, Katsuki la aceptó para ser guiado al sillón de dos personas, dejó caer su mano en su entrepierna buscando que siguiera viva agradecido de sentir el calor en ella y no fría como un muerto.
—¿Por qué estás vestido así? —Preguntó, Shouto se encogió en su sitio frente a él, Katsuki no quitó su mano de su entrepierna era mejor que Shouto creyera que se la estaba sobando por el golpe a por estar así por él— sabes que no podemos salir, ¿verdad?
—Lo sé, pero es para hacer yoga en mi cuarto. —Confesó con calma, sentándose frente a él en el sillón de forma "L" sus orbes duales pasando por cada facción del cenizo aquel que lo devoraba con la mirada rubí encendida en la clase de lujuria que se propagaba por todo su cuerpo como un virus.
Jadeó en voz baja, levantándose del sillón con el calor en sus mejillas, por esa clase de cosas quería estar lejos de él. Katsuki lo provocaba con solo una mirada.
—Te ves bien. —Katsuki giró la cabeza recargando su mejilla en el respaldo del sillón posando su vista en el trasero redondo y firme de Shouto, en sus piernas largas y tobillos delgados.
—Cállate, lo prometiste...
—Ya, no diré nada más —Respondió— es la verdad, te vesbien. —Arrastró las palabras sin intención de incomodarlo, consiguiéndolo sin querer.
—Voy a mi habitación. —Shouto se encerró en su habitación dispuesto a hacer el yoga, pero antes tendría que lidiar con el calor en su cuerpo; ese que había provocado el cenizo con sus palabras y acciones.
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