⟳| Día 77 Aprender a cocinar I

432 64 29
                                    

··——··——··

⟳| Día 18

Al final, cuando el amanecer se coronó en lo alto del firmamento Katsuki se levantó para atender al rey de la casa, haciendo de desayunar un huevo estrellado con cocino junto a un jugo de naranja hecho a mano porque Shouto quería lo mejor y lo tendría si estaba en sus manos dárselo.

El desayuno acabó con una calificación de 9 de 10 hiriendo su orgullo de chef asignado, pero superándolo al empezar con las labores del hogar mientras cierto heterocromático tomaba un té de tila en la sala con su laptop viendo videos de gatitos —un gato mirando a otro— la casa relució de limpio cuando el rubio era un río de sudor.

Shouto le hizo columpiarlo en la hamaca nueva que coronó como su trono, echado bajo la sombra que daba el balcón, acariciado por el viento cálido de marzo, acunado por tela finita mientras el soplido de las flores le hacían una canción digna del príncipe.

Él regó el césped casi en estado mute dado que SU rey estaba descansando, sus tupidas pestañas de acariciaban los pómulos limpiando cada rastro de piel muerta, sus delgados labios entre abiertos daban entrada al oxigeno que inflaba y desinflaba su pecho, su lechosa piel expuesta en sus clavículas junto a un tono bermellón en las partes donde el sol alcazaba; una obra de arte.

Sacudió su cabeza sacando de su mente cualquier idea de asaltar a Shouto para hacerle el amor como hacía mucho no lo hacía, empujando fuera de su subconsciente aquellas ideas se dirigió a la cocina para hacer la comida.

Sacó unos huevos —pues no planeaba la gran cosa— solo un alimento que llenara la pancita del príncipe, y se dispuso a hacer un arroz que aprendió en uno de sus viajes al occidente, empezó con él que era un poco más laborioso finalizando cuando las tres de la tarde marcó el reloj y cuando el príncipe se apareció por el pasillo.

—¿Haces la comida? —Preguntó en un bostezo Shouto.

—Sí, hice un arroz que aprendí hace tiempo y haré huevos para acompañarlo. —Explicó a un Shouto que se quedó mirando como los condimentaba, Katsuki no le prestó atención, no era la primera vez que el heterocromático se quedaba viendo lo que hacía.

—¿Solo lo condimentas con sal y pimienta? —Cuestionó un inocente Shouto, Katsuki le observó de soslayo, su concentración en el sartén sobre la estufa.

—Sí, ¿Por qué? —Inquirió moviendo la espátula en varias direcciones para darle forma a su huevo revuelto, Shouto esperó a que Katsuki considerara que estaba perfectamente cocinado para seguir hablando.

—Es solo que lo tomé como la primera clase de cocina. —Le comentó, Katsuki apagó la estufa para acercarse a la alacena y sacar dos platos donde sirvió cantidades generosas de alimento, siguiendo a Shouto a la barra.

—¿Las clases de cocina? —Curioseó medio inocente, Shouto hizo un mohín con una sonrisa.

—Las que prometiste darme, ¿recuerdas, esclavo? —Se burló en una carcajada sonora que Katsuki negó con su cabeza, sus rubíes riendo.

Uhm, si ese ese el caso no deberías tomarlo como una clase es básico, un huevo. —Explicó con serenidad—. Sí me hubieras dicho habría hecho algo más elaborado para tu primera clase.

—Con cosas fáciles es suficiente, Katsuki. —Argumentó Shouto a un Katsuki que siguió negando.

—Te enseñaré platos mejores. —Afirmó.

—Primero enséñame a usar la estufa.

Katsuki parpadeó varias veces antes de soltar una risa incrédula, Shouto siguiéndolo, en momentos como aquel todos era olvidado y solo eran ellos sin ninguna disputa, solo su universo donde los reyes eran ellos.

Katsuki parpadeó varias veces antes de soltar una risa incrédula, Shouto siguiéndolo, en momentos como aquel todos era olvidado y solo eran ellos sin ninguna disputa, solo su universo donde los reyes eran ellos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

77| Aprender a cocinar I

365 días contigo Temp. 1 ⟳ BKTDBKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora