CAPITULO 50: NAZARENO SIERRA

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Corría el mes de Enero. Hacía ya una semana que con Peter habíamos vuelto a Capital. La familia Lanzani propuso que pasáramos fin de año junto a ellos en Bahía Blanca. Había sido una noche especial. La cantidad de familiares de Peter era verdaderamente irreal. Por un momento creí que brotaban de la tierra. Sí que eran divertidos. Había sido una cena en el jardín. Las ráfagas de calor golpeaban nuestros cuerpos, pero nada que una copa bien helada de champagne no pudiese solucionar. Había sido una extensa noche y como había sucedido en navidad, todos sus amigos bahienses se reunían en casa de Nahuel para festejar un nuevo año.

FLASH BACK

Busqué a Peter por toda la sala. Vale me señaló que saliese al parque con la mirada. Me descalcé en la galería de la casa de Nahuel. Caminé por el césped húmedo en pies. Llevaba en mi mano una copa de bebida alcohólica. Peter estaba de pie mirando el reflejo de la luna en el agua de la gran pileta. Podían oírse a lo lejos el sonido de los fuegos artificiales. Era una clara noche estrellada. Caminé hacia él y cuando lo tuve a centímetros de mi cuerpo, le rodeé la cintura por detrás.

-Te estuve buscando- dije con un tono de voz casi inaudible.

-Y me encontraste- dijo manteniendo su postura. Yo sólo me dediqué a dejar besos cortos por su espalda.

-¿Qué tiene mi chinito?- dije con voz cantarina.

-Nada... nada tiene tu chinito- dijo volteando para quedar frente a mí.

-¿Seguro?- pregunté confusa. No entendía el motivo por el cual sentía un dejo de tristeza en sus ojos verdes amarronados.

-Seguro... tu chinito está diez puntos- dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

-¿Y por qué?... si es que puedo saber...

-Mmm... ¿por qué?... porque tiene a una nenita que lo vuelve loco de amor... porque se siente completo y realizado... porque el año que se archivó guarda momentos de todos los tipos... los buenos y los malos... y... aunque haya habido más menos que más está contento igual...

-Sos... sos... ya ni sé lo que sos- dije divertida.

-¿Cómo que no?- teatralizó. –Soy tu chinito.

-Mío y sólo mío- susurré con exageración.

-Tuyo y sólo tuyo- dijo a escasos centímetros de mi boca.

-¿Brindamos?- dije elevando apenas mi copa.

-Brindemos... ¿por qué queres brindar?

-Mmm... por muchas cosas... pero principalmente por dos motivos... los más importantes para mí-dije y él me miraba expectante. –En primer lugar... por Neno... para que nazca sanito, sin ningún problema... y nos llene el alma de alegría. -Brindemos por Neno entonces- dijo con su sonrisa torcida. Chocamos nuestras copas y dimos un pequeño sorbo a la bebida.

-Y... en segundo lugar... por nosotros... supongo que eso lo resume ¿no?

-¿Por muchos años más?- me preguntó lleno de esperanza.

-Por muchos años más- le confirmé. Una vez más repetimos aquella acción pero la cerramos con un beso dulce y largo. El aire no llegaba a mis pulmones y nada me importó. Podría haber tenido allí mismo un ataque de asma que no me preocuparía en lo absoluto. Si debía morir que fuese entre los labios de Peter, sólo eso.

-Te quiero... nunca voy a dejar de quererte- me dijo en el oído. Estábamos abrazados.

-Yo más- dije. –Y no pienso que se abra un debate sobre esto ¿estamos?- lo amenacé divertida al ver que había abierto su boca para refutarme. Nos reímos con ganas y volvimos a besarnos.

AMORES PERROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora