Los preparativos del casamiento habían llevado su buen tiempo. Estábamos a mediados de Septiembre. De primer momento Peter había querido que viviésemos en su departamento de Belgrano, a lo que me negué rotundamente. Claro que nos convenía económicamente hablando, pero yo anhelaba vivir en un lugar que fuese de los dos, que no fuese mío por accesión. Habíamos visitado más de una inmobiliaria en busca de nuestro lugar, pero nada nos convencía. O era muy pequeño, o muy amplio para dos personas, o poco luminoso. Siempre había un motivo por el cual nada nos gustaba. Tiempo después encontramos el que sería nuestro futuro hogar.
FLASH BACK
Era domingo y la familia Lanzani había organizado un almuerzo en su casa de Capital. Era un departamento bastante grande en el barrio de Belgrano, a cinco cuadras de casa de Peter para ser más precisa. Estaba ubicado en el último piso de la torre y tenía un balcón terraza bien grande. La habitación matrimonial era más grande, incluso, que la de Bahía Blanca. El dormitorio de Bautista era color azul y celeste, bien varonil, como lo era él. En cambio, la habitación de Florencia tenía las paredes pintadas en dos tonalidades: rosa y violeta. Seguía siendo un cuarto de princesa, aunque ya tuviese dieciocho años y noviase con Facundo, un compañero de colegio. Había un dormitorio más que funcionaba de escritorio. Fernando había conseguido el traslado del tribunal de provincia al de Capital y Claudia seguía siendo su secretaria.
Llegamos con Peter cerca de la una del mediodía. Para nuestra sorpresa mamá y papá también estaban en casa de la familia de Peter.
-Bueno, bueno- esbozó Peter separando a su hermana de los brazos de Facundo.
-¡Ya Pitt! ¡No fastidies!- gritó Florencia histérica. –Hola Lali- y sonrió abiertamente. Sí que teníamos una buena relación ya. Ella se acostumbró a verme junto a su hermano, de modo que ya comenzaba a entender que nos hacíamos bien mutuamente.
-Hola Flor, hola Facu- dije repartiendo besos de educación.
-Hola morocha- dijo Facundo completamente despreocupado.
-Escuchame una cosita vos- elevó el tono de voz Peter. –Puedo tolerar hasta por ahí nomás que andes a los besos con mi hermana, pero que te atrevas a saludar así a mi mujer, no- y su expresión era demasiado seria como para romper en risa. Aunque debo admitir que morí de amor cuando me nombró como su mujer.
-¿Lo escuchaste, no?- agregó Bauti. –Hola cuña-y me sonrió de oreja a oreja. -Hola rubio... ¿todo bien?
-Sí, todo bien... famélico- dijo tomándose el estómago.
-Cuando no...- dijo Claudia entrando a escena.
-Mami, papi- y los saludé.
-Hola hija- dijo mamá.
-Hola solcito mío- dijo papá. Desde aquel miércoles en que perdí el embarazo papá me trataba con mayor delicadeza, como si de un momento a otro fuese a romperme en mil pedazos.
-Hola cariño- dijo mamá saludando a Peter. -Hola Pitt- y Peter repartió sus besos de cortesía.
Almorzamos al tiempo que charlábamos animadamente. El almuerzo estaba riquísimo y la charla era divertida. Bah, siempre que Peter y Bauti se complotasen todo era jolgorio.
-Bueno... tenemos algo que decirles- dijo Fernando.
-Sí... yo también- lo interrumpió Peter. –Mejor que saques la mano de la pierna de mi hermana si queres salir con vida.
-Exacto... retirando la manito Facundito- se sumó Bauti a la amenaza.
-Dale pa, seguí- esbozó Flor con desgano luego de revolear los ojos.