CAPITULO 72:VOS LA LUNA, YO LA MIEL

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La mañana siguiente desperté con mi sonrisa torcida marcada en la cara. Inspeccioné el lugar con mi vista y la alegría era constante. Tenía a Lali entre mis brazos. Su perfume de la noche anterior seguía impregnado en mi nariz. Dormía de forma pacífica y su pecho subía y bajaba acompasadamente. Su pelo, algo revuelto, mantenía la fragancia del spray. Era sencillamente hermosa. Y ya no era mi novia. No. Era mi mujer. No obstante lo cual, siempre seguiría siendo mi nenita. Y yo, su chinito. Garabateé su espalda desnuda con la punta de mis dedos y la hice estremecer. Abrió sus ojitos y un segundo después los volvió a cerrar. Cuando por fin volvió a abrirlos se encontró con mi mirada, llena de amor.

-Mmm... buen día- y se desperezó sobre mi cuerpo.

-¿Cómo dormiste?- dije dándole algo de espacio para que se estirase. Lo cierto es que yo también lo necesitaba.

-Diez puntos... ¿vos?- y volvió a acurrucarse contra mí. –Abrazame- me pidió con voz de pequeña.

-El casamiento te volvió más mimosa ¿verdad?-dije rodeándola con mis brazos.

-Y más enérgica- y se posicionó sobre mi cuerpo. Reí por su espontaneidad y por su voz sensual.

-Mmm... eso sí que me gusta- dije sosteniéndola.

-Vos sí que no te cansas eh...

-Y cómo vos sigas así, no va haber broncodilatador que te ayude- y golpeó mi hombro al tiempo que gritaba escandalizada. -Sh, sh, sh- y le cerré la boca de un beso. Su celular comenzó a sonar de manera ensordecedora. Fui yo quien lo atendió. Era Eugenia, queriendo saber cómo la estábamos pasando. Yo tardaba en responder debido a los besos que Lali me robaba y los que yo también le robaba a ella, por lo cual Nicolás se cargó al hombro la conversación.-¿Qué queres Niquito?- dije irónico.

-Que respondas rápido, Pedrito...

-Con una mano en el corazón... ¿te parece buen momento para llamar?

-¿Qué? ¿Te interrumpí?- me desafió.

-¿En verdad queres saberlo?- le doblé la apuesta. Él permaneció callado otorgándome la palabra, al tiempo que Euge reía. Tenía puesto el altavoz. –Intento hacerle el amor a tu amiga... -¡¡JUAN PEDRO!!- me gritó histérico de celos.

-Vos quisiste saberlo...- me defendí. Lali me arrancó el teléfono de la mano.

-¡¡Nada de eso, Nico!!... Peter amaneció chistoso, besos para todos... en especial para Alu... decile que los tíos lo aman- y se despidieron.

Intenté salirme de la cama para entrar al cuarto de baño, pero Lali me detuvo en seco.

-¿A dónde te crees que vas?- me amenazó divertida.

-A ducharme- dije despreocupado.

-Conmigo- quiso seducirme.

-¡¡Nada de eso, Nico!!... Peter amaneció chistoso- la imité. Ella sólo rió.

-Sos tan lindo todo enojado, así con esa carita de enfado... las cejitas fruncidas... todo precioso y chinito- dijo con dulzura al tiempo que apretujaba mis mejillas.

-No vas a lograr convencerme- le advertí divertido.

-¿Ah no?- y negué. Se acercó lo suficiente como para que nuestros labios se rozasen. Ella seguía sobre mi cuerpo y podía oír a la perfección su respiración. Me estaba probando. Sabía que no aguantaría mucho tiempo sin besarla, pero intenté contenerme lo más que pude. Tardé más de lo que ella hubiese querido, de modo que recurrió a su vieja táctica: el puchero. Y verla de aquella forma, desnuda sobre mí con sus veintiséis años, y puchereandome como si tuviese diecisiete, simplemente me mató. Tomé su cara entre mis manos y la besé con ternura. Aquella mañana hicimos el amor de manera lenta y sensual.

AMORES PERROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora