CAPITULO 2: QUIEN ES QUIEN

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La primera clase no fue tan entretenida comosuponía. Historia de la Filosofía Antigua. Lacátedra estaba constituida por tres profesores.Un hombre mayor, titular de la misma, y dosadjuntos. Una mujer y un hombre. La clase habíaconsistido en una introducción a la materia. Unpantallaso general de lo que cursaríamos durantetodo ese cuatrimestre. El hombre mayor se habíaocupado de dictar la materia. Los adjuntospermanecieron a un costado asintiendo a cadapalabra dicha por el titular. El silencio eranotable. No se si todos prestaban atención odejaban que su imaginación volase a lugaresimpensados. Al cabo de una hora y media declase nos dejaron libres. 

Teníamos un receso demedia hora para luego entrar a la otra materia.Teoría y análisis literario. Supuse que esta últimaiba a gustarme más. Con mis nuevos compañeros,Peter y Rocío, nos dirigimos a la cafetería deledificio. Estaba ubicada en planta baja. Era unlugar amplio. Gigante para serles sincera. Unagran multitud de personas se centraba allí. Nosdirigimos los tres hacia la barra para tomar algocalentito. Buscamos una mesa entre lamuchedumbre y nos sentamos. 

-Casi más me muero de la vergüenza, fue unpapelón- dijo Rocío mientras revolvía su cafénegro. 

-No te hagas problema... a cualquiera le puedepasar- la tranquilizó Peter. 

-Sí... pero justo el primer día... anoche me acostétarde y hoy no podía moverme de la camaexplicóella y Peter rió. 

-Perdoname... no quiero ser indiscreta... pero nosos de acá ¿no?- le pregunté con timidez. 

-No... nací en Mendoza... llegué hace una semanaaproximadamente- me contó con una sonrisa delado. 

-¿Vivís sola?- le preguntó Peter. Lo cual mepareció absolutamente indiscreto. 

-No... con mis viejos y mi hermana... Eugenia...es un año mayor que yo... estudia acá tambiénpero en el edificio de Diseño Gráfico... ella viveacá hace un año... y mis viejos esperaron a queyo terminase el colegio para mudarnos todosjuntos- nos contó- ¿Ustedes son de acá? 

-No... nací en Bahía Blanca y estoy transitando lamisma situación que tu hermana... vivo solo... mifamilia se quedó allá porque tengo dos hermanoschiquitos... va, no tan chiquitos... pero todavíavan al colegio. 

-Yo si soy de acá... nací acá- les conté. 

-Es raro estar en otro lugar... no se, no conocesa nadie, tenes que adaptarte a una vidacompletamente diferente de la que tenías,acostumbrarte a otro ritmo... extraño bastanteMendoza- dijo Rocío. 

-Sí... yo extraño a mis amigos... ninguno se vinoa Buenos Aires... algunos quedaron en Bahía yotros buscaron carreras que no las dictan acá...va a ser raro estar acá solo- dijo Peter. 

-Bueno... pero para eso estoy yo ¿no?- dije conlas mejillas ardiéndome. Ellos me miraron concuriosidad y con una sonrisa torcida. –Digo... yosoy de acá, tengo a mis amigos y a mi familiaacá... digamos que si nos salen las materias a lostres juntos vamos a terminar siendo amigos... 

-O algo más- me interrumpió Peter con unasonrisa traviesa. Mis mejillas pasaron por todaslas tonalidades de los rojos habidos y por haber.Rocío largó una risita divertida. 

-Y además puedo presentarles a mis amigos... enalguna que otra ocasión podríamos salir todosjuntos... son gente muy copada y tienen uncorazón enorme- dije evitando el comentario dePeter que sinceramente me tomó por sorpresa. 

El resto de la media hora seguimos charlando denuestro pasado. Contándonos anécdotas.Recordando viejos tiempos. Sentía una ciertamelancolía. Extrañaba tanto a mis amigos.Extrañaba las paredes del Rockland.Como supuse la segunda materia fue mucho másentretenida que la primera. Sin receso de pormedio cursamos una materia más. Gramática. Noera tan entretenida como Teoría y análisisliterario. Era más simple, pero menos atrapante.Ese día salimos de la Facultad alrededor de lasdos de la tarde. Mi estómago se estrujabaprovocando ruidos involuntarios. Señal que debíaalimentarme un poco. 

-Bueno chicos... mañana nos vemos ¿no?- dijoRocío.

 -Sí, obvio- dije con una sonrisa en mi cara. Megustaba conocer gente nueva. Y sinceramenteRocío y Peter me habían caído diez puntos.

 -Espera Rocío... dijiste que vivías en Belgrano...yo también vivo ahí... estoy con auto... te llevoledijo Peter. 

-Rochi... que me digas Rochi- dijo fingiendoenfado- Si no te molesta ni te desesquematiza notengo problema. 

-¡Dale!... ¿Venís Lali?- me preguntó. 

-Em... yo no vivo en Belgrano... me tomo elcolectivo a dos cuadras de acá- dije convergüenza. No entiendo porque tartamudeo tanto. 

-¡Veni igual! No me cuesta nada llevarte...tampoco vivís tan lejos- me dijo con una sonrisatorcida. Le correspondí la sonrisa y así los tresnos fuimos en auto. A mí me dejaron primera. 

-¿Cómo te fue?- me gritó mi hermana con unasonrisa amplia. 

-Bien... la verdad que mejor de lo que esperabarespondímientras colgaba mi campera en elperchero de la entrada de casa. 

-¡¿Algún chico lindo?!- me preguntó arqueandolas cejas. 

-¡Ana Laura... por favor!- exclamó mi hermano-¡Siempre igual vos che! Además Lali es muychiquita- volvió a decir al tiempo que me rodeabacon sus brazos. 

-Chiquita nada Patito... Lalita ya es una mujer-dijoAna fastidiándolo. 

-Eso no es cierto ¿no?- me preguntó Patoamenazante. 

-¿Por qué no la dejan tranquila? La estánahogando...- dijo mamá. 

Amaba que me salvasesiempre de los interrogatorios de Patricio.Tuvimos un almuerzo lleno de anécdotas. Lesconté como había sido mi primer día de clases.No di muchos detalles porque con ellos suelo serbastante reservada. Mi mamá contó que lareunión con los contratistas había salido de diez.Pato los había persuadido para que invirtieran enel nuevo proyecto de los Espósito, empresaconstructora liderada por mi abuelo paterno. Papácomentó algunos inconvenientes sufridos conciertos clientes. Y Ana... Ana se encargó depreguntarme por cada chico que había visto ohablado en la Universidad. Sin dar mucharespuesta me fui a mi cuarto. Tomé un bañocalentito. Llamé a Candela, mi amiga de toda lavida. Quería saber como le había resultado elprimer día de clase. Ella estudiaba Psicología, aligual que mi hermana. Luego de media hora depura charla, armé el bolso para el día próximo.Me puse el piyama y me metí en la cama. Antesque pudiera conciliar el sueño mi celular sonó confuerza. Era un mensaje de texto.

 Mensaje de texto de "Rocío" 

"Lali... quedamos con Peter en ir juntos a lafacu... ¿queres que te pasemos a buscar?" 

Mensaje de texto para "Rocío" 

"Dale... los espero tipo siete y treinta ¿si? Hastamañana." 

Esperé la respuesta de Rocío confirmándome elhorario y luego apagué el celular. Me acurruquéen mi propio cuerpo y me entregué a un sueñoprofundo. 

Dormir la siesta era mi pasatiempopreferido.   

AMORES PERROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora