Hacía ya una semana de mi regreso con Peter.Cinco de aquellos siete días dormí junto a él. Si lamemoria no me falla, cuatro de aquellos cincodías hicimos el amor. Su excusa era recuperar eltiempo perdido. La mía, redimirme ante miestúpido error. Nos dedicamos la semana enteraa demostrarnos el amor que uno sentía por elotro. Peleábamos sobre quien quería más al otro.Hicimos guerra de cosquillas. Descubrí que él eratan o más cosquilludo que yo. Lo esperé todasaquellas noches con la cena. Volvía con caritacansada, el trabajo lo agotaba. Pero siempre sehacía un huequito en su tiempo para mimarme. Sime diesen a elegir un lugar, sin duda serían losbrazos de Peter. Enredarme en su cuerpo yhundir mi cara en su cuello era mi pasatiempofavorito. Oír nuestras respiraciones acompasadasera el mejor sonido, mucho más que su risacontagiosa. Sentía que no necesitábamos de unaunión física para sentirnos uno. Mi corazón latíadesbocado cada vez que Peter aparecía. Hacíaaños que éramos una pareja, con nuestras idas yvueltas, pero pareja en fin. Mi alocado corazónaun no se había acostumbrado a su presencia.Hacía ya cinco días que Rocío no concurría a lafacultad. Se había pescado unas anginasgalopantes y una fiebre densa. Estaba en cama ysólo dormía. Todas las tardes íbamos con Peter avisitarla para llevarle lo anotado en cada clase.La estaba pasando realmente mal. El LicenciadoCrespi había comenzado a dar talleres sobreoratoria escrita y oral, talleres literarios, comosuele decirse. De más está decir que los tres nosanotamos. Rocío probablemente porque seguíaenamorada utópicamente del Licenciado Lucas.Aquella tarde concurrimos con Peter al taller. Eraen la única clase en que él no se tildaba paramirarme fijamente. Sin dudas, la escritura era losuyo. La clase había terminado exitosamente.Tomamos nuestras pertenencias y salimos delsalón. Íbamos tomados de la mano.
-¡Esperen!- gritó un hombre detrás nuestro. Losdos nos volteamos a la voz. Era el Licenciado.
–Lanzani ¿no?- dijo al tiempo que rebuscaba no seque cosa en su portafolio.
-Sí... Juan Pedro- dijo Peter.
-Bueno Juan Pedro... leí tu escrito... quisieradarte una devolución- dijo Lucas sosteniendomontones de hojas en su mano.
-¿Ahora?- preguntó Peter.
-Si es posible... ¿tenes que trabajar?
-Sí... pero... entro en dos horas a la editora...tengo algo de tiempo...
-¿Te parece quedarnos un rato en la cafetería?No será más de media hora- le prometió elLicenciado. Peter dirigió su mirada a la mía.
-Perfecto- dijo con una sonrisa de suficiencia.
-Te espero por acá- dijo Lucas. Supongo queentendió que debíamos despedirnos. Era unprofesor tan joven que resultaba difícil asimilarlo,justamente, a un profesor.
-¿Me queres esperar?- me dijo Peter.
-No amor... quedate... yo tengo que ir a casa deCande...
-¿En qué te vas?
-En colectivo Pitt... no es la muerte de nadie.dije riendo.
-Bueno... ¿nos vemos después... o te quedas entu casa?
-No se... hablamos más tarde ¿si?- dije. Élasintió y nos dimos un beso corto.
La noche anterior Daniela me había llamado porteléfono. Pidió una ronda de amigas. Pero de susamigas viejas. Léase María, Candela y yo. No esque no quisiese a Eugenia y Rocío, al contrario.Dani era una mujer bien sociable y extrovertida.Sólo se encerraba en sí misma cuando no laestaba pasando nada bien. Me preocupó su vozteléfono mediante. Llegué a casa de Cande y nosquedamos charlando sobre cualquier tema. Mediahora más tarde llegó Mery. Había hecho unaproducción fotográfica para una pequeña marcade ropa juvenil. Su cara sería vista ese mismo finde semana en todos los locales. Al cabo de unahora ya estábamos todas reunidas.
![](https://img.wattpad.com/cover/123871587-288-k1f2660.jpg)