Me desperté por el canto de mi familia. Abrí losojos con desgano y allí los vi. Mamá, Papá, Pato,Ana y Cande cantándome el feliz cumpleaños.
-Mmm... gracias- dije sonriendo al tiempo queme desperezaba.
-¡Feliz cumple amiga!- exclamó Candeabalanzándose sobre mi cuerpo con ganas.
-¡Auch Candela!- grité, me estaba ahogando enun abrazo.
-Feliz cumple hija- dijo mamá dándome un besoen la frente mientras dejaba una bandeja sobremis piernas.
-Wow... ¿y esto?- pregunté con los ojos abiertosde par en par.
-Un desayuno Lali- dijo mi hermana conobviedad.
-Ya se que es un desayuno Ana Laura- dijelargándole una mirada asesina.
-¿Por qué estátodo empaquetado?
-Es un regalo...-De Peter- interrumpió Cande a mi mamá.No se que cara habré puesto, pero la de mihermano no era muy feliz.
-Escuchame una cosita vos- dijo él retándomecon su dedo índice.
-¿Qué onda ese Peter? ¿Porqué te manda un desayuno? ¿Por qué dice eso latarjeta?
-¡Patricio Espósito!- gritó mi hermana.
-¿Revisaste la tarjeta?
-Tenía que saber que decía ese tal Peter- seexcusó.
-¡Estoy cumpliendo diecinueve años! ¿No teparece que estoy algo grandecita como para queme sigas cuidando de tal forma?- ironicé.
-¡No te hagas la adulta ¿queres?!- me gritó.
-¡Ya! ¡Ya basta! ¡Dejen de pelear chicos, porfavor!- exclamó papá. Amaba su costadoconciliador.
-Él empezó- acusé a Pato.
-En todo caso empezó ese Peter- dijo con enojo.
-¡Que pares un poco!- le gritó Candela. Era unahermana más.
-Vos no hables mucho que te tengo en la miraCandelita... ¿Cómo es eso que estas saliendo conun chico?
-¡Pato, por favor! Dejalas tranquilas- dijo mamá.
-Además sos el menos indicado para hablar...tenes veinticuatro años y Jimena tiene veinte-dije.
-¡Exacto! ¡Profanador de jardines de infantes!-exclamó mi hermana al tiempo que chocábamosnuestras manos.Así seguimos un largo rato hasta que mis viejos yPatricio salieron de la habitación.
-Dale Lali, lee la tarjeta- dijo Ana.
-La voy a leer cuando esté sola- sentencié.
-¡Vamos amiga! ¡No nos dejes afuera!- exclamóCande. Simplemente no pude resistirme ante sucara de nena buena.
-Bue... ahí va- dije abriendo el sobrecito. –Paraque empieces bien tu día. Feliz cumple chiquitita.Te quiero mucho. Pitt- leí en voz alta.
-¡Ay no! ¡Me muero! ¡Es un dulce de leche!- dijomi hermana con voz de enamorada.
-¡Ya! ¡Ya! ¡Es mío!- dije celosa. Las dos seecharon a reír.El resto del día siguió de igual manera. Recibíllamados de todos mis amigos y amigas. Mamá ypapá me regalaron un par de botas que habíavisto tiempo atrás en el shopping. Eran colorchocolate con algunos detalles en rosa. Eranmedia caña y no tenían mucho taco. Mishermanos me compraron un libro. Cien años desoledad de Gabriel García Márquez. En la primerahoja me habían escrito una dedicatoria."Para que nunca se te olvide soñar. Para quesepas que las fantasías no son tan utópicas comoparece. Felices 19 Lali. Te amamos con elcorazón. Pato y Ana."La familia Vetrano Vega me regaló unagargantilla de oro blanco de la que colgaba una Lbien discreta.Esa misma noche todos nos reuniríamos en casa.Tanto mí familia como mis amigos estaríanpresente.