CAPITULO 14: CRISIS DE ANSIEDAD

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Catorce de Diciembre. 

Último final. 

La materiamás difícil de todas. 

Me levanté de la cama de unsalto. Me sentía muy nerviosa. Hacía días que conLali llevábamos preparando esta materia.Sabíamos muchísimo, pero los nervios eranintactos. No es que no tuviésemos experiencia,ya habíamos sobrellevado varios finales. Erainevitable no sentirme así.Salí de la ducha a gran velocidad. Ya tenía dentrodel baño toda la ropa que llevaría ese día. Megustaba vestirme más formal para cada final. Paraesa ocasión habían elegido un pantalón negro degabardina. Unas sandalias negras. Una camisalarga que tapaba mi parte trasera a cuadros en lagama del verde y rojo. Me eché perfume y tomémi bolso. Sin querer desperté a mi hermana. Seme había caído la carpeta que llevaba todos losapuntes. 

-¿Ya te vas?- me preguntó ella. 

-Sí, Pitt debe estar por llegar- dije recogiendolos papeles del suelo. 

-Ah... bueno... éxitos Rochi... vamos a ir con loschicos a verlos... así que en un rato nos vemos. 

-Ah... si... dale... buenísimo- tartamudeé. Antesde cerrar la puerta me volví hacia ella. 

–Euge...¿me abrazas? 

-Veni acá- me dijo extendiéndome los brazos. 

–Quedate tranquila... estudiaste un montón... te vaa ir genial... confío en vos- me dijo el tiempo queduró el abrazo.

 -Ay... si... gracias... bueno... nos vemos allá-dije abandonando nuestra habitación.No pude desayunar de los nervios. Me quedé enel living releyendo el apunte hasta que Peter meenvió un mensaje en el que ponía que ya estabaafuera, esperándome. Salude a mis viejos y salíde casa. 

Catorce de Diciembre. Último final. La materiamás difícil de todas. 

Me levanté al tiempo quesonaba mi celular. Era un mensaje de mamá.

 "Hijomucha suerte para hoy. Vas a aprobar. Confío envos. Te amo y nos vemos pronto". 

Sonreí conalgo de melancolía. ¡Es que los extrañaba tanto!Me incorporé de la cama y me metí en la ducha.No sentía nervios. Sólo ansiedad. Tenía ganas derendir para poder disfrutar de las vacaciones. Salíde la ducha y me anudé el toallón a la cintura. 

Lanoche anterior Lali me había torturado para queme vistiese bien, más formal. Eso quería decirque no podía usar mis zapatillas como siempre.

 Me vestí con un pantalón bombacha de gauchocolor chocolate, como dicen las mujeres, omarrón, para nosotros. Mocasines del mismocolor y una camisa rosa pálido. Llamé a Lali unascuantas veces y no atendió. Seguramente seguíaestudiando. 

Se volvía histérica en momentos así.Yo solo quería evitar un futuro ataque de asma.Tomé los apuntes y la mochila y me dirigí hacialo de Rochi.

 -¡Ay amigo!- dijo entre suspiros mientrasingresaba al auto. 

-¿Qué pasó?- le pregunté al tiempo que lasaludaba. 

-Estoy súper nerviosa... siento que me olvidé detodo. 

-Tenes que relajarte Rochi... no te tortures másdijeencendiendo el motor.

-¡No entiendo como estás tan tranquilo! Esadmirable Pitt- dijo echándonos a reír los dos. 

Bueno sí. Catorce de diciembre. Último final. Lamateria más difícil de todas. 

No me levanté de lacama ni me bañé como hicieron Peter y Rocío.¡Es que no dormí en toda la noche! Llevoreleyendo este apunte cada media hora. Lasojeras me llegan al piso. Yo sí tenía nervios ytambién tenía ansiedad. Sentía que el paso de losminutos iban borrando la información que contanto esfuerzo había lograr ingresar en micabeza. 

AMORES PERROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora