CAPITULO 34: MIEDO

95 0 0
                                    

Por mala fortuna no salí sorteada junto a Peter y Rocío para este nuevo cuatrimestre. Teníamos las mismas materias, pero con diferentes cátedras. Cursaríamos por separado Literatura Norteamericana, Lengua y Cultura Griega I y Lógica, y sólo conjuntamente Historia Social de la Ciencia y de la Técnica, por ser una materia optativa. Su carga horaria era de una hora y media semanal. Nada.
-Bueno... este es tu salón- me dijo Peter soltándose de mi mano. 

-No quiero entrar- dije. Por un momento me sentí una niña de poca edad suplicándole a su madre que la llevase consigo.

 -¡Vamos pequeña! No es nada- me calmó en un abrazo.

 -¿Por qué sola? Yo quiero ir con ustedes...

 -Y yo también quisiera- me dijo por millonésima vez desde que me había enterado que no estaría con ellos en tercer año. –Pero dale... vas a conocer gente nueva... va a estar buenísimo- me alentó separándose de mí.

 -¿En el receso venís por mí?- dije caprichosa.

 -¡Claro!... imposible que me vaya sin vos- dijo con una sonrisa al tiempo que me acariciaba el pelo. 

Me quedé frente a él esperando a que me bese. Sonrió de lado y tomó mi cara entre sus manos y así lo hizo. Se separó de mi esperando a que me fuese, sin embargo, seguí de pie haciendo trompita como él para que siga besándome. Soltó una risita divertida y me golpeó con cuatro o cinco besos cortos.Suspiré más de una vez y entré al salón. Las gradas estaban casi repletas. Desde el fondo una chica alzó su mano llamándome. Señal que había, al menos, un lugar para mi cuerpo. Era una grada de a tres. Ella era morena. De pelo negro hasta los hombros. Unos ojos verdes felinos que encandilaban. Él era de tes clara y melena rubia. Unos ojos celestes como el mar. Indudablemente tenía una cierta tendencia hacia los tríos. Las tres primeras horas de clase pasaron con total lentitud. Cierto que Literatura Norteamericana no era la materia más entretenida. No obstante lo cual, los profesores eran bastante claros al hablar. Extrañaba a Rocío y Peter, pero, Felipe y Luciana eran una buena dupla. Durante el primer receso me quedé hablando con ellos, dado a que mi amiga y mi novio seguían en clase. Casualmente Luli, como le decían, vivía a pocas cuadras de casa. Ocho, para ser precisa. Feli, era de Pergamino, un pueblito a las afueras de la ciudad. Hacía ya dos años que vivía junto a un amigo a pocas cuadras de la universidad.

-¡Amiga!- me gritó Rocío al tiempo que bajaba con Peter las escalinatas. Yo los esperaba junto a Felipe y Luciana. Les sonreí abiertamente a ambos.

 -Creí que te habías ido- dijo Peter besándome para que no cupiera duda alguna acerca de nuestro noviazgo.

 -No, me quedé esperándolos... les quiero presentar a mis nuevos compañeros... ella es Luli y él es Feli- dije mirando a Rochi y Pitt. 

–Y ellos son Rochi y Peter... mi amiga y mi novio- dije orgullosa.

 -Un gusto- dijeron al unísono al tiempo que se saludaban respetuosamente.

 -¿Vamos?- dijo Peter tomándome de la mano y entrelazando nuestros dedos. 

-Sí vamos, mi estómago está haciendo estragos en mi cuerpo- dijo Rochi soltando una risita provocando la carcajada en los demás.

 -Bueno Lali, nos vemos mañana- dijo Luli al tiempo que nos saludamos. 

-Sí, hasta mañana- dijo Feli. Ellos se fueron por su lado y nosotros tres por el otro. Aquel día Peter había dejado el auto a varias cuadras del edificio por lo que debimos caminar. Estaba muy emocionada por mis nuevos compañeros.

-¿Quiénes son?- me preguntó Peter poniendo el Clio en marcha. 

-¿Quiénes?- dije al tiempo que me ponía el cinturón de seguridad.

AMORES PERROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora