Hacía ya una semana en que había decidido darlea Lali una oportunidad. No podía sostener muchotiempo más la distancia, de modo que dejé que micorazón decidiese por mi mente. De esa manerasaldría beneficiado. Durante toda esa semana Lalise encargó de llenarme de regalos. Hacía todo loque estaba a su alcance con tal que le volviese adecir que la amaba. Lo cierto es que este jueguitoera sumamente simpático. Reía al verla armar susplanes para reconquistarme.
Era jueves, el peor de mis días. Madrugaba parair a la facultad, no tenía tiempo para almorzarporque en la editora me esperaban. Volvía a casarelativamente tarde. Y ese jueves, no fue laexcepción. Una enorme pila de hojas esperandopor su fe de erratas descansaban sobre miescritorio. Me extrañó no recibir ningún llamado omensaje de Lali. Desde hacía siete días mehablaba cada media hora. Eso sí que me divertía.Me llamaba sin ningún motivo.
FLASH BACK
-¿Hola?-Pitt, soy yo- dijo ella.
-Lali ¿qué pasó?- dije asombrado. Nunca llamabaal interno que me habían asignado en la editora.
-No, nada... te llamaba porque... porque ¿visteque hoy voy a cenar con las chicas?
-No, no sabía.
-Bueno, esto... no se que ponerme- dijo yreprimí mi más sincera carcajada.
-¿Y para que me llamas a mí?
-Esto... no se... ¿da para que me vista con unapollerita?- dijo. Eso sí que era provocarme.
-Vestite como más te guste La- dije haciéndomeel indiferente.
-Ah... bueno... em... ¿te pasa algo?
-¿Debería pasarme algo?
-No. Va, no se... me hablas raro.
-Lali estoy laburando... estoy tapado de trabajo...
-Perdón, perdón, perdón- me interrumpió. –¡Ya!Disculpame... ni siquiera se para que te llame...
-Para que te aconseje como si fuese Cande- lainterrumpí risueño.
-Esto... no... ni siquiera ceno con las chicas...-dijo avergonzada.
–Perdoname... no... olvidate delllamado... no quiero restar puntos- dijo y meeché a reír. No podía amarla tanto.
FIN FLASH BACK
Aquel jueves salí de la editora cuando las agujasdel reloj marcaban las ocho de la noche. Sóloquería llegar a casa para tomar una ducha ytumbarme en el sofá para ver televisión. Antes dellegar al departamento pasé por una heladería.Lali me había hecho adicto al helado de cremaamericana y frambuesa al agua. Entré al edificio yme quedé charlando largo rato con Raúl, quiencustodiaba el edificio por las noches. Entré a casay me llevé una sorpresa. Se escuchaba un jazzsuave de fondo. La mesa estaba puesta para dos.Inconcientemente una sonrisa torcida se dibujó enmi cara.
-Hola- dijo Lali retorciéndose de nerviossaliendo de la cocina.
-Hola... ¿qué haces acá?- dije asombrado altiempo que dejaba mis cosas sobre el living. Norecordaba ya que ella siguiera teniendo las llavesde mi casa.
-Esto... perdón que te usurpé el departamento...pero bueno... el plan a no me funcionó... y nada...este es mi plan b- dijo sonrojada como nuncaantes la había visto.
-Me gusta, me gusta- dije acercándome a ellapara saludarla. Al tiempo que iba a dejar un besosobre su mejilla ella se echó hacia atrás. La mirecon el ceño fruncido y la noté nerviosa.
-Esto... puedo... ¿puedo darte un beso chiquito?-dijo haciendo gestos con sus manos.
-Que linda que sos- dije con la ternura que mehabía causado.