Los rayos del sol quemaban mi espalda desnuda aquella mañana. Espié a través de mis pestañas y me vi tumbada en la cama junto a Peter. Lo rodeaba con fuerza por la cintura. La habitación estaba repleta de luz. Podían sentirse los vestigios de la fría noche contra el sol caliente de la mañana. Intenté desperezarme pero todos mis huesos crujieron al unísono. Peter me rodeaba por la espalda al tiempo que garabateaba mi piel con sus dedos. Con su otro brazo se sostenía la cabeza por detrás.
-Estás bastante tensa- dijo con voz ronca al escuchar como mis huesos sonaban unos con otros. -Nada de eso- me quejé. –Así estoy bien- dije aferrándome más a él.
-Metete en la ducha Lali, en un rato tenemos que volver.
-Espera un poco- me quejé.
-¿No queres tomar un baño antes de irnos?
-No, por ahora.
-Bueno, lo tomo yo- dije intentando salir de entre las sábanas.
-¡Espera!- le grité al tiempo que acercaba su cara a la mía y enredaba una de mis piernas alrededor de su cintura impidiéndole el paso.
-¿Qué tenes?- dijo divertido al tiempo que me abrazaba por la cintura.
-Saludame bien- le reproché. Largó una risita y buscó mi boca con la suya para atraparla en un beso bien dulce. Se separó de mí e intentó salir de la cama. Le eché una mirada asesina pero siguió como si nada. Antes que pudiera incorporarse rodé por encima de él. Lo dejé acostado bajo mi cuerpo, y yo me extendí sobre el suyo.
-Amor... tenemos que devolver el yate- dijo cuando le daba tregua y dejaba de besarlo.
-¡Qué importa! -No tenemos tiempo, Lali- dijo intentando separarme de él.
-¡Sí! ¡Siempre hay tiempo! Llamo al papá de Nico y le aviso que estamos retrasados- esbocé pensativa. Él se echó a reír.
-¡Vamos amor!- dijo dándome un beso para luego salir de la cama y encerrarse en el baño. Quedé sumamente envenenada. Peter jamás me rechazaba de aquella forma. Siempre estaba dispuesto cuando de hacer el amor se trataba. Me subsumí en mi locura caprichosa y salí disparada hacia el baño. Entré dentro y no notó mi presencia. Me deshice de mi ropa interior y corrí la cortina. Estaba de espaldas a mí dejando que el agua cayera sobre su cara en forma de catarata. Entré y me quedé allí parada, salpicada por gotas de agua.
-¿Qué haces acá?- dijo confuso. Era obvio que no había notado mi presencia hasta ese momento.
-No se... decime vos- dije haciéndome la tarada.
-Sos una loca linda- dijo con una sonrisa torcida.
-¿Estoy metida en un lío?- pregunté a la vez que me acercaba a él.
-En uno bien grande- me respondió sin tocarme.
-Mmm... ¿me perdonas?- dije poniéndome en puntitas de pie para besarlo.
-Me lo estoy pensando- dijo al tiempo que me rodeaba por la cintura y me regalaba un beso sincero.
Aquella mañana llegué más tarde de lo previsto a casa de Mery, donde me reuniría con mis amigas para merendar.
-Dale Lali, contá- me dijo Rochi.
-Bueno... salimos de casa y fuimos hasta el Delta y ahí nos subimos al yate...
-De Nico- me interrumpió Euge.
-¿Ustedes ya sabían?- pregunté con asombro.
-Técnicamente... en verdad cuando Pitt le pidió a Nico prestado el yate yo estaba con ellos... y... bueno... no me aguanté y se lo conté a las chicas- dijo Euge con una sonrisa vergonzosa.