Heart's Smash

Capítulo 19.

No le dio tiempo a ver más. Oliver retiró la imagen de sus narices en un abrir y cerrar de ojos. Aun así, Tara sabía que aquella foto debería delatar más de lo que debía: Las manos de Zayn deberían estar dentro de su camiseta, y las de ella arañando su carne y...

Zayn. Zayn había tomado la foto para enviársela a Oliver y provocar la ruptura entre ellos. Ni siquiera había visto el ángulo desde el que se había tomado la foto pero tenía que haber sido él, porque si no, ¿quién habría sido?

Tara tenía un nudo enorme en la garganta, no podía articular palabra.

―Creo que lo mejor sería terminar con esto―Oliver rompió el silencio y Tara lo miró a los ojos. Ni siquiera supo cómo fue capaz de hacerlo. ¿Cómo se suponía que debía mirar a Oliver ahora? ―Además, mi abuela no creo que salga de esta, ha empeorado y... cuando fallezca prefiero marcharme de aquí. Tenía pensado decirte que te vinieras conmigo a Estados Unidos durante un tiempo, pero... Tu sitio está aquí, tu gente. Zayn.

Nunca Tara se había sentido tan culpable como lo hacía en aquellos momentos. Todo lo que Oliver había planeado con ella había quedado hecho pedazos. Era lo último que ella quería. Amaba a Oliver, pero no de la manera en que se suponía que debía hacerlo. Solo quería conservar la gran amistad que ambos conservaban desde siempre, pero después de lo que había hecho... Era imposible.

―Oliver, yo... Lo siento. Lo siento muchísimo―Los ojos de Tara se empañaron cuando deberían ser los de Oliver los que comenzaran a albergar en la base esa humedad incontrolable―Yo no quería que las cosas fueran así.

―Ya lo sé, Tara, y te entiendo―Oliver era una de las pocas personas que Tara podría calificar como comprensivas―Pero por más que lo intentemos lo nuestro no va a funcionar. Sientes algo por Zayn y eso va a estar siempre de por medio.

Una lágrima cayó por la mejilla de Tara. No se lo pensó dos veces. Se abalanzó sobre Oliver y lo abrazó.

El chico rodeó la cintura de la chica con sus brazos y la apretó contra él.

―Lo siento. De verdad que lo siento―Sollozó Tara, escondida en su pecho.

―No importa, Tara―Oliver le besó la coronilla.

―Sí, sí que importa―Tara buscó sus maravillosos ojos verdes y lo miró con lástima y derrotismo. ―Te he hecho daño. Tú no te mereces esto.

―Yo solo quiero que tú seas feliz, cielo, y si tu felicidad está con otra persona no puedo impedirte nada.

Oh, Dios, el corazón de Tara se estaba derritiendo. Por todo. Por el fuego con el que se había incendiado su relación con Oliver y por lo perfecto que era él, pero a pesar de eso, algo en su interior se declinaba por su mejor amigo antes que por el chico de ojos verdes, y tal y como había dicho Oliver, eso no iba a cambiar y se iba a interponer siempre entre ellos.

Tara se puso de puntillas, con los ojos llorosos y sin previo aviso, pegó sus labios a los de Oliver, aquellos labios tan apetecibles que siempre había querido degustar y que jamás volvería a tocar, pues aquel... Aquel era su último beso.