Capítulo 44.

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Sus manos la sujetaron de la parte de atrás de la cabeza y su boca fue al encuentro de la suya. Otra vez.

El beso fue exigente, al mismo tiempo que dulce y tierno. Los dedos de Tara se enroscaron en los mechones oscuros del cabello de Zayn mientras el cuerpo masculino presionaba contra todo el suyo.

Tara había fantaseado con Zayn cada noche desde que lo tuvo con ella en la misma cama, desnudo y lleno de sudor, gimiendo su nombre mientras ella lo llevaba al éxtasis.

La preocupación en el rostro del chico cuando empezaba a darse cuenta de que existía la posibilidad de que Tara no lo perdonase había ido en aumento y ella se había dado cuenta. No era un tipo de emoción que pudiese ocultarse con facilidad y mucho menos en una persona que estaba enamorada. Él había actuado de manera opuesta a lo que ella había imaginado y la había sorprendido, robándole el aliento, y por aquella razón se había enamorado un poco más de él.

Tara deslizó las manos por el jersey de Zayn y cuando logró introducirlas en el interior, acarició la piel de su abdomen y casi jadeó. El contacto de piel contra piel era exactamente lo que había ardientemente deseado durante días.

―Tara...

―Te necesito, Zayn―Murmuró ella sobre sus labios.

La manera hambrienta y tierna como la miró en aquel instante hizo que sus rodillas se debilitasen y flaqueasen.

Sin palabras, Zayn la agarró de los muslos y la apretó contra la pared para besarla apasionadamente, encajando labios contra labios y metiendo la lengua en su boca para juguetear dulcemente mientras dejaba que Tara notase contra su feminidad como la erección palpitante del chico iba en aumento.

La tomó en brazos cuando Tara rodeó su cintura con las piernas y tras darse unos minutos solo para los besos, Zayn se deshizo de su jersey y luego, agarrando a Tara y sin dejar de besarla, caminó hasta la cama. Allí la tendió y el cubrió su cuerpo con el suyo. Tara se agarró a sus hombros y lo usó como apoyo para alzarse un poco y volver a besarlo.

Deslizando las manos por el pecho musculoso y por los hombros, pudo sentir los latidos acelerados del corazón de Zayn. Latían por ella. Sólo por ella.

Zayn llegó con sus manos a la parte inferior de la camiseta blanca que llevaba Tara y con suaves movimientos, se la sacó por la cabeza para luego callarse y observarla.

―Eres preciosa, cielo. Nunca dejaré de repetírtelo.

Tara se ruborizó y sonrió tiernamente.

Zayn descansó una mano en su cintura y tiró de ella acercándola más antes de buscar sus labios de nuevo. El beso fue lento, más sensual. Sus lenguas jugaban entre sí. Zayn extendió las manos hacia la espalda y le soltó el sujetador. Cuando los tirantes se deslizaron por sus brazos, un temblor la recorrió directamente hacia los rosados dedos de sus pies.

Acariciando uno de sus senos, Zayn tocó el pezón, divertido. El impacto de tenerlo tocándola tan íntimamente de nuevo hizo estremecerse su interior y ella arqueó su espalda, necesitando inmediatamente estar más cerca de él, para siempre. Necesitaba sentirlo entero, fusionado en uno con ella. Aún había demasiada ropa estorbando allí.

Él arrastró los besos a lo largo de su mandíbula hasta encontrar el lóbulo de la oreja y cuando chupó la carne sensible, ella gimió en voz alta.

Tan rápido como pudo, le desabrochó el lacito de los shorts y se los sacó por las piernas. "¡Joder!" Murmuró una vez más. Se derretía con el cuerpo de Tara, con sus piernas carnosas y morenas, bronceadas y suaves como la seda.

No tenía ni idea de donde comenzar a besarla, quería que aquella vez todo fuese más especial incluso que la primera, quería que Tara se sintiese amada de verdad.

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