Capítulo 99.

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Casi 9 meses después

—¡Maldita sea, Tara!—gritó Zayn—¡¿Quieres dejar el odioso maquillaje a un lado y darte prisa! ¡Ya estas preciosa! ¡Siempre estas preciosa!

—¡Pero no lo suficiente! ¡Mi sobrina tiene que ver que su tía tiene estilo y va bien arreglada a los sitios! ¡¿Qué va a pensar de mí si la primera vez que me ve voy vestida como una mendiga?!

—¡Oh, por Dios! —vociferó Zayn, llevándose una mano a la cabeza y mirando hacia el techo—¡Eres horrible! ¡Cuando volvamos del hospital vamos a tener una seria charla tú y yo! ¡¿Dónde se supone que está la aceptación que tenías hacia ti misma, Tara?! ¡Sabes que a mí no me gusta que te pongas tanto maquillaje! ¡Te amo tal y como eres, tonta! ¡Baja aquí de una vez si no quieres que suba y te baje a rastras!

—¡Deja de quejarte! —contestó ella, repasándose la base de los ojos con el eyeliner negro— ¡¿Sabes qué?! Creo que tú también deberías maquillarte. La verdad es que desde hace unos días tienes unas ojeras bastante tremendas.

—¡Eso es porque estoy nervioso! ¡¿A caso no lo estás tú?! ¡En cosa de media hora va a nacer nuestra sobrina! ¡Esto es algo...!

Por el tono de voz de Zayn, Tara intuyó lo que estaba a punto de pasar.

—¡¿No te habrás puesto a llorar, verdad, Zayn?! ¡No hagas lo mismo que el día de nuestra boda!

Zayn se pasó la mano por debajo de los ojos. Pero que las lágrimas no se deslizaran por sus mejillas no significaba que no siguiera con la piel de gallina, emocionado, con los nervios que lo comían por dentro a punto de hacerle salir disparado por la puerta y correr calle arriba y calle abajo hasta llegar al hospital donde habían ingresado a Anna la noche anterior, cuando había roto aguas y habían empezado las contracciones.

Que dos de las personas más importantes de su vida fueran a tener un hijo era algo que lo tenía tan feliz que sería capaz de regalar todo el dinero que tenía en el banco y quedarse sin un duro. Con esa felicidad que tenía en el corazón ya le bastaba para vivir.

Al principio no se había mostrado demasiado excitado al saber que iba a ser tío. Estaba contento, obviamente, pero hasta que no empezó a ver como la barriga de Anna cobraba tamaño no pareció dar crédito al "Voy a ser padre" de Lucas.

Todo lo que había visto durante el embarazo de Anna, el amor que Lucas le derrochaba a ella y a su barriguita, a su niña, a sus princesas, le empezó a producir punzadas de envidia. Él quería disfrutar de lo mismo, ¡quería disfrutar de ello ya! Quería que Tara se pusiera gorda, ¡gorda como un globo! La estrujaría entre sus brazos y le besaría el estómago con locura.

Pero para eso aún faltaban unos meses...

—Se acabó—gritó Zayn.

Corrió escaleras arriba y se metió en el baño.

Tara, con su cabellera ondulada cayéndole sobre los hombros, estaba guardando el maquillaje en su neceser. Solo le dio tiempo de ajustarse el vestido rojo veraniego antes de que Zayn la cogiera en brazos como a una princesa, la besara en los labios y la sacara de casa hasta meterla en el coche.

—Zayn, eres todo un caballero—se mofó ella cuando él arrancó el motor—. No creía que después de todas las palabras feas que me dijiste mientras yo me estaba maquillando fueras a cargarme en brazos hasta el coche.

Zayn negó con la cabeza, casi riendo.

—No te dije ninguna palabra fea. Te dije que estas preciosa sin maquillaje. Te he dicho miles de veces que si te pones boca en el pintalabios, cuando te beso yo... Un momento.

Heart's SmashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora