Capítulo 67.

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Lucas dejó escapar todo el aire acumulado en sus pulmones y cerró los ojos, echando la cabeza hacia atrás.

―Tenemos que irnos―Murmuró Anna, agarrándolo de la mano.

―Esperaremos un par de minutos para estar seguros de que ya no están en el pasillo.

Y así lo hicieron.

Cuando las voces se esfumaron desde la lejanía, Lucas entrelazó los dedos de su mano con los de Anna y tiró de ella hasta que estuvieron fuera de la habitación. Corrieron escaleras abajo hasta llegar a la primera planta, y luego salieron al exterior, siendo golpeados por una fresca ráfaga de aire. El sol les iluminó el rostro y ambos tuvieron que ladear la cabeza para evitar que los rayos se filtraran directamente hacia sus ojos.

Llegaron al coche y media hora después, estaban de vuelta en la casa de campo de los padres de Zayn. Aquel era el único lugar donde creían que estaban seguros y donde podrían permanecer el tiempo que hiciera falta hasta que todo se solucionara.

―Necesito comer algo...―Murmuró Lucas. La comida lo ayudaría a alejarse de todo por un rato. Le dolía la cabeza. Estaba agotado. En dos años no había dejado de moverse de un lado para otro, ideando la manera de huir, de buscar y encontrar a Anna, de reencontrarse con sus hermanas y su familia... Y ahora que ya era libre, no tenía ni un momento para tomar asiento y respirar con tranquilidad.

Se zambulló en la cocina y empezó a abrir armarios en busca de algo que cocinar. Eran cerca de la una del medio día, él estaba hambriento.

Anna lo siguió. No quería separarse de él ni un solo centímetro. Le preocupaba su estado. Le preocupaba el estado de todos, pero si había algo que detestaba, era ver a Lucas con aquellas facciones contraídas y tensas.

Se apoyó contra la mesa de madera y lo miró apenada.

―¿No los echas de menos?

Lucas se dio la vuelta y la miró.

―¿A quién? ¿A mis padres?

Ella asintió con la cabeza.

―¿No te apetece verlos, estar con ellos y recuperar el tiempo perdido?

―Sí―Confesó, devolviendo la mirada al bote de pasta que acababa de sacar de un armario. En un momento se pondría a cocinar espaguetis. ―Pero todo esto... Todo lo que está sucediendo no me deja muchas personas en las quien confiar. Prefiero dejar las cosas como están hasta que consigamos que la situación mejore. Ahora mismo solo confió en ti, en Zayn y en mis hermanas.

Un día después...

―He dicho que no, Hayley―Repitió su madre mientras se dedicaba a colocar los platos en su sitio―. No puedes ir con tu hermana. El hospital no es para niñas pequeñas como tú.

―¡Pero quiero estar con ella―Lloriqueó―Quiero estar con Zayn...

―Cielo, déjalo ya. He dicho que no, y cuando digo no, es no. Así que ves a buscar tus muñecas y juega a los príncipes y princesas.

Hayley apretó los dientes, sintiendo por primera vez como la rabia fluía en su interior y se deslizaba por las venas, mezclándose con su sangre.

―¡No! ―Gritó―¡Zayn se está muriendo y yo quiero estar con él!

Su madre ladeó la cabeza y la miró fijamente, con los ojos bien abiertos.

―Bueno, Hayley. ¡Se acabó! No sé a qué viene este comportamiento, pero al final acabarás haciendo que me enfade y tendrás que ir a tu habitación y quedarte allí castigada, ¿de acuerdo?

―¡No, no y no! ¡Déjame ir con Tara y con Zayn!

―¡¿Es que no me has escuchado?!

―Sí, ¡pero quiero estar con ellos!

―No puedes ir con Tara y con Zayn. Punto.

―¡Pues entonces deja que vaya con Lucas y con Anna!

Por un momento, Mary creyó haber escuchado mal.

Dejó de hacer lo que estaba haciendo y se dio la vuelta, volviendo a posar unos ojos grandes como platos sobre su hija, quien se encontraba de pie en el sofá, gritando con alteración.

Hayley se mordió la lengua. ¿Qué había hecho? Oh, Dios...

―¿Qué has dicho?

La pequeña se quedó callada. Era mejor eso que volver a abrir la boca para cagarla de nuevo.

―Hayley...―Su madre se acercó a ella lentamente―Lucas no está aquí. Lucas...

―Ya lo sé―Sollozó rápidamente la pequeña, interrumpiéndola y llevándose una mano a la boca―Lo siento―Después de eso, saltó del sofá y salió corriendo escaleras arriba. Entró en su habitación y se encerró en ella, llorando.

En aquel lugar se sentía desprotegida y sola.

Quería estar con su hermana para que la abrazara, con Zayn para que le diera mimos, con Lucas para que la estrujara contra su cuerpo y jugara con ella, y quería estar con Anna para que ambas pudieran hablar y ella sentirse como una mujer adulta y madura.

Tenía miedo...

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