Zayn escuchó el ruido de la puerta de casa cerrándose.
¿Qué hora era?
Rodó en la cama y murmuró algo inentendible.
Escuchó el golpeteo de unos tacones subiendo por las escaleras. A continuación, pudo oír como la puerta de la habitación se abría. Cinco minutos después, la cama se hundía bajo el peso de su mujer. Sonrió inconscientemente.
Tara soltó una risita.
—¿Qué? —preguntó Zayn soñoliento, sin abrir los ojos.
—¿Tienes sueño?
—Mmmrrfff...—contestó.
Tara volvió a reír.
—Porque yo no tengo nada de sueño—adujo—. Tengo ganas de jugar.
—Cariño...—se fatigó Zayn—. Son las seis de la mañana. Ten un poco de piedad.
—Pero es que... Estoy necesitada de amor. Anda, venga, vamos a jugar.
—Cielo, no.
—Zayn...
—He dicho que no.
—Pues vale. Si no quieres hacerlo ahora, no lo haremos en lo que queda de mes—refunfuñó entre dientes. Rodó en el colchón y le dio la espalda a Zayn.
—No serás capaz de aguantar un mes sin suplicarme que me hunda entre tus piernas.
—¿Quieres ver como sí?
—Sí, me encantará ver cómo pasado mañana ya me estás obligando a que te toque por todas partes.
Tara se cruzó de brazos en la cama, enfurruñada. ¿Creía Zayn que se iba a salir con la suya? Ella tenía ganas de jugar. Ella era una mujer de armas tomar. Y Zayn debería haber aprendido ya que cuando quería algo, lo conseguía.
Volvió a voltearse en la cama. Se ocultó bajo las sábanas y se movió hasta llegar a las piernas de Zayn. Le retiró los bóxers de un manotazo.
—¿Qué...? Tara, ¿qué estás haciendo?
Ella no dijo nada.
Se colocó en una posición cómoda, cogió el flácido miembro de Zayn entre las mano y se lo llevó a la boca.
Fue cosa de segundos que se pusiera duro como una roca y que Zayn soltara un grito de placer y sucumbiera a los encantos de la mujer con la que se había casado; su mejor amiga.
Anna se revolvió entre las sabanas, bostezó y abrió los ojos. Los rayos del sol se filtraban por la ventana. Lucas había subido un poco las persianas en cuanto se había levantado. Lo había escuchado ponerse en pie, había sentido aquel calor reconfortante abandonar su cuerpo, pero había estado tan dormida que no había sido capaz de darle los buenos días o preguntarle a donde iba. En realidad, tampoco necesitaba saberlo. Sabía que había salido a correr. Normalmente lo hacían juntos, pero cuando Lucas se levantaba y veía a Anna durmiendo, prefería no molestarla y dejar que siguiera descansando.
Anna se puso en pie diez minutos después. Bostezó. Se calzó con sus zapatillas de pelo blanco de las cuales sobresalían dos orejitas y salió del cuarto tras lavarse la cara y recogerse el cabello en un moño.
Bajó a la cocina, abrió las ventanitas que daban a la calle y miró a través de la cortina blanca semitransparente. Varias personas pasaron por delante de casa; unas corriendo, haciendo deporte, y las otras dando un buen paseo mañanero o paseando a sus mascotas.
¿Dónde estaba Nana?
La perrita no estaba en la habitación cuando ella se había despertado. Echó un vistazo en el salón, pero allí tampoco estaba, su cestita marrón estaba vacía.

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Heart's Smash
FanfictionElla siempre había sido su mejor amiga... Hasta que se dio cuenta de que la deseaba. Escritora: Verónica.