Capítulo 76.

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Tara se dejó caer en una fea silla blanca de plástico de la sala de espera y ocultó el rostro entre las manos.

—Me odia—Sollozó—. Le he hecho daño y ahora me odia.

—No—Zayn se sentó a su lado y le rodeó los hombros con los brazos—. Cariño, no te odia. Eres su hermana. Por mucho daño que le hagas él nunca va a dejar de quererte. Ha estado dos años sin verte, ¿cómo va a odiarte si lo único que quería era estar contigo, con Anna y con Hayley?

—Pero le he ocultado la verdad. Iba a ser papá y yo no le dije nada. Eso no está bien. Es mi hermano, le quiero, y no debería haberle ocultado algo tan grave e importante como eso. Es mi culpa... Joder—Ladeó la cabeza hacia un lado y perdió la mirada en la lejanía, en aquel interminable pasillo blanco. Le temblaban los labios. No quería llorar, pero no podía evitarlo. Tenía los ojos llenos de lágrimas.

—Escúchame—Zayn le colocó dos dedos bajo el mentón y la obligó a mirarlo—. Tranquila, ¿vale? —Le acarició el cabello—¿Crees que con todo lo que está ocurriendo, con el peligro que corremos, Lucas va a estar enfadado contigo mucho tiempo? Eres su hermana, eres su vida entera. Ahora ni siquiera es consciente de lo que dice, está muy afectado. Todo se le ha venido encima de golpe. Es normal que esté furioso y destrozado.

—Pero yo me siento culpable... Y tiene razón, yo debí habérselo dicho en vez de haberle hecho caso a Anna.

—Ya no puedes hacer nada para cambiar eso—Le acarició la mejilla—, así que olvídate del pasado, ¿de acuerdo? Céntrate en el presente. Estoy seguro de que en cuanto Anna despierte, le dirá a Lucas que tú no tuviste la culpa de nada y que ella fue la responsable de haber mantenido en secreto su embarazo. Lucas lo entenderá, y lo sabes. Siempre ha sido un chico que ha sopesado la situación antes de responder. Esto que acaba de ocurrir ha sido... Demasiado para él y no ha podido contenerse. Eso es todo. Él te quiere. No te preocupes, ¿vale?

Tara sorbió por la nariz y se abrazó a Zayn, dejando que el chico la rodeara con sus brazos y la estrujara contra su cuerpo.





Lucas acarició los dedos de Anna, le rozó la palma con el pulgar y volvió a mirarla. Dios, no podía ser ella. Aquella chica pálida que se encontraba tendida en la cama, con los ojos cerrados y con miles de aparatos y cables a su alrededor no podía ser su Annie. Ella no podía estar pasando por aquello. ¿Qué clase de novio dejaría que su novia acabase en aquel estado?

Un par de lágrimas escaparon de sus ojos. Bajó la mirada hasta su vientre, plano como una tabla de surf. El médico había dicho que necesitaba reposo y una cura intensiva en la herida que se había creado en su vientre al perforar la bala. A parte de eso, estaría débil durante un par de semanas. Había perdido un bebé, un feto. Había perdido muchas defensas y mucha sangre, por lo que tardaría días en volver a recuperarse por completo, sin mencionar que aparte de eso, tenía que recuperarse también emocionalmente. ¿Cómo iba a decirle que ya no iban a ser padres? Dios, no quería imaginarse ese momento.

Dejó caer la cabeza sobre el colchón y sollozó.

—Lucas...

Levantó la cabeza. Sus ojos se cruzaron con aquel par de perlas marrones y brillantes, que al momento se llenaron de lágrimas.

Anna se echó a llorar en cuanto lo vio y Lucas no pudo evitar inclinarse sobre ella sin decir nada y abrazarla, rodeándola con sus brazos para prometerle que jamás volvería a dejar que le ocurriera aquello.

—Mi vida, princesa, lo siento... Lo siento, lo siento lo siento—Pensaba pasarse el resto de su vida resarciendo a Anna—. Ha sido culpa mía. Lo siento. Prometí protegerte y te fallé. Soy un desgraciado. Yo...

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