Capítulo 64.

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El mundo parecía haberse quedado sumido en un estado de coma mientras Tara corría por los pasillos blancos del hospital con los ojos llenos de lágrimas y el corazón casi a punto de explotar en el interior de su pecho.

No podía escuchar nada de lo que sucedía a su alrededor, ni siquiera los gritos de Lucas diciéndole que se detuviera. Su hermano nunca la había visto correr a tal velocidad.

Cuando visualizó al final del pasillo la camilla siendo empujada a toda velocidad hacia el interior de una sala con el cuerpo inconsciente de Zayn sobre ella y varios hombres con batas blancas a su alrededor, sintió a su propio corazón bombear como nunca antes.

―¡¡¡ZAYN!!!

Nadie pareció escucharla. Se quedó sola en el pasillo, corriendo hacia el final, pero los brazos de Lucas no tardaron en retenerla.

―¡¡¡Zayn!!!! ―Volvió a gritar, haciendo uno de los esfuerzos más grandes de su vida para soltarse y salir corriendo―¡¡¡Zayn!!! ―El llanto le rompió el corazón a Lucas.

Ambos sabían que algo grave le había ocurrido a Zayn. Había perdido el conocimiento minutos antes y había dejado de tener pulso, pero Lucas no tenía ni idea de lo que estaba sintiendo su hermana. Ni siquiera era capaz de imaginarse cómo se sentiría él si algo parecido le ocurriera a Anna.

―¡Déjame ir, Lucas! ―Le suplicó ella, perdida en el llanto―¡Déjame ir con él, por favor! ¡Quiero ir con Zayn! ―Lucas la volteó en sus brazos.

No podía dejarla ir porque si no era él quien la retenía allí, serían los médicos.

La estrechó contra su cuerpo y la rodeó con los brazos. Tara no sabía lo que necesitaba. En aquel momento solo tenía a Zayn metido en la cabeza y no era consciente de nada más, solo de que Zayn estaba herido. Aun así, abrazó a su hermano inmediatamente y lloró desesperadamente con la cabeza escondida en su pecho.

Lucas escuchó otro llanto no muy lejos de ellos. Ladeó la cabeza y vio a Anna con Hayley en sus brazos, también llorando. La pequeña lo había visto todo y no era tan ingenua como para no darse cuenta de lo que ocurría. Había visto el cuerpo de Zayn tendido en el suelo y toda aquella espuma blanca que empezó a salir por su boca segundos después, cuando comenzaron los espasmos y Tara sintió que le mundo se le venía abajo.

Los problemas que los rodeaban se habían intensificado de una manera brutal.

Erika estaba muerta.

La culpa no había sido de Tara. No. Erika la había agarrado a ella, Lucas cogió a su hermana para evitar que esta cayera y nadie pudo evitar que Erika fuese quien cayese barranco abajo. Aun así, el problema que cargaban sobre los hombros era enorme. El agua les llegaba hasta el cuello y pronto terminarían ahogándose.

Lucas miró a Anna. La joven cuidaba de la pequeña tan bien como podía hacerlo, pero incluso aunque la sacara de aquel lugar, Lucas estaba seguro de que Hayley se empeñaría en regresar para poder estar con ellos.

Aproximadamente una hora después, Lucas se encontraba sentado en una de las sillas de plástico de la sala de espera con Tara sobre su regazo, aún abrazada a él y llorando.

Anna se había llevado a Hayley a la zona de juegos para niños que había en el hospital, pero aun así, la pequeña no parecía tener ánimos para jugar y lo único que quería era regresar con sus hermanos y saber cómo estaba Zayn.

Lucas le acarició la espalda a su hermana y apoyó la barbilla en su cabeza. Ojalá pudiera decirle que todo iba a estar bien...

Pocos minutos después, uno de los hombres que había entrado en aquella sala con Zayn, salió anotando varias cosas en una libreta.

Tara se levantó de un salto en cuanto lo vio y abrió los ojos de par en par mientras corría hacia él.

―¡¿Qué le ocurre?! ¡¿Está bien?! ¡¿Puedo verlo?! ¡Necesito verlo, doctor! ¡¿Cómo está Zayn?!

Lucas llegó hasta ellos y le tocó el brazo a su hermana para que se calmara, pero ella se apartó con un gesto brusco, ignorándolo. El hombre, vestido con una bata blanca y de, aparentemente, unos cuarenta años, miró a los jóvenes y los examinó por encima de las gafas que llevaba.

―¿Es mayor de edad? ―Le preguntó a Lucas, refiriéndose a Tara.

Él aparentaba sus veinte años. Era un chico alto, con buen cuerpo y atlético, con unas facciones maduras y adultas, pero sin perder el toque de niño pequeño. No obstante, era difícil identificar si Tara tenía ya los dieciocho o aún rondaba los dieciséis.

―Sí, es mi hermana―Contestó Lucas―. Es mayor de edad. ¿Cómo está Zayn?

El hombre los miró, primero a uno y luego al otro. Aquello no significaba nada bueno. Tara agarró el brazo de Lucas, aterrada.

―Creo que será mejor que tomen asiento.

―¡No! ―Se quejó Tara―Díganos lo que tenga que decirnos sobre Zayn ahora mismo. Ya.

―Tara...―Empezó a decir Lucas.

―No―Volvió a negarse―¿Qué le ocurre? ―Sollozó.

El médico inspiró con fuerza. Ya estaba más que acostumbrado a dar aquel tipo de noticias, pero siempre era difícil, una y otra vez. Prefirió mirar a Lucas antes que ver como se le partía el corazón a aquella niña de dieciocho años.

―Hemos encontrado una gran cantidad de heroína en la sangre del chico.

―¿Heroína? ―Preguntó Lucas.

Tara parpadeó, haciendo que varias lágrimas más escaparan de sus ojos.

―Zayn no se droga. Jamás lo ha hecho. Fuma, sí, pero...

―Eso no importa ahora―Los interrumpió el médico―El caso es que la cantidad que ha ingerido ha sido demasiada. Puede que fuera solo una pastilla diluida y mezclada con algún tipo de bebida alcohólica, pero eso, lo único que ha hecho ha sido empeorar la reacción por parte del cuerpo de Zayn.

―¿Qué... Que le ha pasado? ―Tartamudeó Tara. Le temblaban las manos, le flaqueaban las piernas, le lloraban los ojos, y sentía como el corazón, poco a poco, se desquebrajaba un poco más.

―Zayn ha entrado en coma.

{ FIN DE LA SEGUNDA PARTE }

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