Capítulo 82.

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Después de una apasionada noche de sexo, Tara yacía desnuda entre los brazos de Zayn, durmiendo como un ángel.  Varios condones gastados se encontraban sobre la mesita de noche, prueba de lo agotados que habían acabado ambos. No habían sido capaces de ir hasta el baño para tirar los preservativos al cubito de basura. No obstante, en la habitación contigua, la fiesta aún continuaba.

Lucas se hundía en el cuerpo de Anna como si el resto del mundo hubiese desaparecido y ella le clavaba las uñas en la espalda siendo él su único salvavidas, su protección, su héroe.

Lucas le mordió el hombro y ella gritó desesperadamente cuando llegó a la cima y el clímax la envolvió. Se aferró a Lucas y él la abrazó con todas sus fuerzas.

—Cariño—Sollozó contra su cuerpo—, te amo.

Anna se apretó a él con más y más fuerza. No quería dejarlo ir jamás. No lo haría.

Minutos después de que Lucas se deshiciera del preservativo y volviese a la cama para proteger a Anna entre sus brazos, ambos cayeron en los brazos de Morfeo.

Hasta que un teléfono los interrumpió y despertó a ambos.

Lucas frunció el ceño.

—¿Es el tuyo?

Anna asintió con la cabeza.

—¿Quién llamará a estas horas? —Lucas estiró un brazo fuera de la cama para coger el móvil, pero Anna lo agarró para mantenerlo con ella.

—No lo tomes. Déjalo.

—A lo mejor es importante, cielo.

—¿Quién va a llamarme a mí para decirme algo importante?

Lucas la ignoró y cogió el teléfono. En cuanto vio el numero que aparecía en la pantalla sintió una corriente eléctrica subirle por la columna vertebral.

—¿Quién es? —Preguntó Anna al ver su expresión. Le arrancó el teléfono de las manos. Miró la pantalla y luego clavó los ojos en Lucas, parpadeando— Es tu madre.

Lucas abrió más los ojos, confundido.

—¿Mi madre?

—¿Vas a contestar?

Por un momento, Lucas no estuvo seguro de la respuesta. Luego asintió y se llevó el teléfono al oído.

—Hola—¿Qué otra cosa podía decir? ¿Cómo entablabas conversación con alguien que acababa de dejarte más claro que el agua que no le importabas ni un poquito?

—Lucas...—Su madre sollozó. Estaba llorando— Lo siento...

—¿Lo sientes? —Casi se mofó de sus palabras.

—Escucha—Sorbió por la nariz para tranquilizarse—. Sé que antes... Tu padre y yo nos hemos comportado como unos auténticos idiotas.

—No. Idiotas es poco comparado con lo que sois—Su tono de voz denotó la rabia que sentía en su interior. Anna le dio un golpecito en el brazo mientras se cubría con las sabanas. A pesar de lo que le hubieran hecho sus padres, debía controlarse y evitar decir cosas desagradables.

—Está, sé que un perdón no va a servir de nada... Pero tu padre y yo hemos decidido contarte la verdad. Hemos decidido deciros absolutamente todo lo que pasó hace años a ti, a tus hermanas, a Anna y a Zayn con tal de que todo esto cese. No queremos perderos. Ya te perdimos una vez. No queremos que eso vuelva a ocurrir, Lucas. Si vuelven a apartarte de mi lado... Dios, no...

—Mamá—Lucas la interrumpió—, no te creo.

—Pero...

Anna se incorporó en la cama y miró a Lucas con expresión desesperada. Podía escuchar la voz de Mary al otro lado del teléfono y con lo que Lucas le estaba diciendo, no estaba ayudando en absoluto.

—No seas así—Le recriminó su novia en un susurro.

Lucas aguantó su rabia por unos momentos hasta que dejó escapar todo el aire acumulado en sus pulmones.

—Está bien.

—¿Podemos vernos mañana? —Suplicó su madre.

Lucas asintió.

—Sí. Mañana está bien. Sobre las cuatro de la tarde. ¿Estaréis en...?—Se detuvo y frunció el ceño—¿Mamá?

Anna lo agarró de la muñeca.

—¿Qué ocurre?

—¡Mamá!

Una serie de ruidos, golpes y gritos se escucharon al otro lado del teléfono, hasta que la llamada se cortó.

—¿Mamá? ¡¿Mamá, que ocurre?! ¡Joder! ¡Mamá!





Zayn notó unos débiles golpes en el hombro desnudo, pero lo dejó pasar. Apretó la cabeza contra la almohada, murmuró algo entre dientes y estiró un brazo para rodear la espalda de Tara, quien yacía a su lado, durmiendo como un ángel enredada entre las sabanas.

Volvió a sentir los golpecitos. Se removió y refunfuñó algo entre dientes.

—Zayn.

—Mrrrffhm.

—¡Zayn! —Hayley le golpeó en el hombro y él dio un salto en la cama.

—¿Qué estás haciendo? —Preguntó al verla de pie junto a la cama. Al momento se percató de que la sábana apenas cubría sus partes íntimas y se tapó de inmediato—¡Hayley, deberías estar durmiendo! —Le recriminó sin tratar de alzar mucho la voz, pero ya era demasiado tarde.

Una Tara soñolienta se frotó los ojos y observó a su novio y a su hermana pequeña.

—¿Qué pasa aquí...?

—Hayley se ha despertado.

—Es que...

—Vuelve a tu habitación y metete en cama—Le ordenó Zayn. A la pequeña la habían acomodado en una pequeña habitación que se encontraba en la suite que ambos habían pagado al establecerse en aquel hotel hacía un par de días. Normalmente, Hayley dormiría con ellos, pero tenía que empezar a acostumbrarse a dormir sola en una habitación propia.

Al parecer, a Zayn no le había sentado muy bien que lo despertaran a las dos de la madrugada.

—Hayley...—Empezó a murmurar Tara.

—¡Es que acabo de escuchar a Lucas! ¡Estaba gritando! —Se defendió la pequeña.

—¿Qué?

Zayn y Tara compartieron una mirada.

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