Capítulo 80.

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Mi niño...—Mary acarició el rostro de su hijo con las yemas de los dedos, rozándolo, sintiéndolo, comprobando que realmente estaba allí. Las lágrimas le anegaban los ojos— No puedo creer que estés aquí.

Lucas volvió a abrazarla y se acunaron mutuamente el uno al otro.

—¿Cómo... cómo es posible que estés vivo? —Preguntó su padre, acomodado en una punta del sofá junto a la pequeña Hayley y aun temblando.

Anna, Zayn y Tara se encontraban en el sofá contiguo, observando la tierna escena entre Lucas y su madre. Cuando se separaron, Lucas tomó asiento junto a Anna y su madre junto a su padre.

Tras un par de minutos en completo silencio, Lucas se dignó a tomar la palabra y a empezar a expulsar por sus labios palabra por palabra, susurro a susurro, todo lo que había ocurrido...

Sus padres lo escuchaban con atención sin poder llegar a comprender el porqué de todo aquello. Anna hizo su intervención y explicó las cartas que recibió durante la ausencia de su querido Lucas. Después, Tara tomó la palabra y explicó –de manera censurada- algunos de los problemas que también habían tenido ella y Zayn, como por ejemplo, el asunto de la imagen en la que ambos aparecían besándose, compartiendo su primer beso. Aun así, no fueron muy detallistas y decidieron reservarse muchas de las palabras e incómodas situaciones que habían vivido.

Lucas les explicó que todo lo ocurrido desde aquel entonces había sido cosa de alguien que no conocían pero que parecía querer venganza. En aquel momento, sus padres abrieron los ojos tanto como sus pupilas se dilataron y compartieron una mirada cómplice cargada de terror: la prueba de que ellos sabían algo que no le habían contado nunca a sus hijos.

¿Qué era lo que realmente había empujado al grupo de jóvenes a alojarse durante tanto tiempo en la casa de campo? ¿Por qué Zayn había entrado en coma? ¿Por qué Lucas había estado secuestrado durante más de dos años pero nunca le habían quitado la vida? ¿Por qué habían estado jugando con Anna, amenazándola? ¿Por qué habían intentado separar a Tara y a Zayn incluso antes de que ellos fueran conscientes de los sentimientos que tenían el uno por el otro? ¿Por qué estaba sucediendo todo aquello? ¿Cuál era la razón?

—Mamá, papá—Lucas clavó los ojos en ellos—, ¿qué está ocurriendo? —Antes de que contestaran alzó una mano—Y no digáis que no tenéis ni idea, porque sé que no es así. Anna interceptó una serie de cartas que iban dirigidas a vosotros con mensajes del estilo de "¿Qué se siente al perder un hijo?". Quiero saber que está pasando, quien quiere vengarse de vosotros. ¿Qué habéis hecho?

—Lucas, nosotros no...

—Mamá, por favor. No me mientas. No nos mientas—Le agarró la mano a Anna—. Sé que por algo que tiene que ver con vosotros he estado alejado de las personas a las que amo durante dos años—Miró a John—. ¿De verdad estáis dispuestos a que cualquier día de estos nos maten sólo por seguir escondiendo algo que probablemente no tenga importancia?

—¡No digas eso, por Dios! —Le reprochó su madre, haciendo un gesto con la mano y tapándose la boca mientras se refugiaba en el pecho de su marido.

—Erika, la chica que iba a clase con Zayn y Tara, está muerta.

Mary sintió un escalofrío subirle por la columna vertebral.

—¿Cómo...?

—Eso ya no importa. Esos desgraciados han hecho tantas cosas... Incluso llegaron a... Intentaron matar a Anna y secuestraron a Hayley.

—¡¿Qué?!

—Gracias  a ella estoy aquí ahora. Gracias a Hayley conseguí escapar de donde estaba, y no quiero volver allí ni quiero que lleven a ese lugar a ninguno de los que estamos aquí, no pienso dejar que vuelvan a ponerle un dedo encima a Anna. He estado apartado de la mujer con la que quiero casarme dos jodidos años—Anna se aferró a él y sollozó contra su hombro— Así que por favor, decidme por qué alguien está amargándonos la vida a todos.

Se hizo el silencio.

Nadie habló durante un buen rato. Todas las miradas se encontraban sobre los dos adultos, incluso la de Hayley, quien prestaba atención a todas y cada una de las palabras que decían sus hermanos.

De repente, Mary negó con la cabeza y John le agarró la mano para reconfortarla.

—Lo siento, Lucas...

El chico se puso de pie.

—¿No nos vais a contar que demonios habéis hecho para que alguien quiera matarnos?

Mary siguió negando con la cabeza mientras las lágrimas se derramaban por sus mejillas.

—¡Se trata de la vida de sus propios hijos! ¡¿Les importa más un maldito secreto que nosotros?!

—No es eso—Contestó su padre—. Es que no lo entiendes, Lucas. No lo entiendes ni lo entenderás jamás.

—¿Cómo va a entenderlo si no le decís de que se trata? —Lo interrumpió Tara, empezándose a sobresaltarse también por la actitud de sus padres. No podía creer que decidieran seguir con la boca cerrada después de contarles todo lo que les había pasado.

—No podemos hablar de ello, cielo—Susurró Mary mirando a su hija con unos ojos en los que se reflejaba el dolor y la angustia, el recuerdo de algo oscuro y aterrados. Oh, Dios...

Lucas instó a Anna a ponerse en pie.

Mary se percató al momento de lo que iba a ocurrir a continuación.

—Lucas—Corrió hasta él y lo cogió de la mano. Él no tenía una expresión demasiado amigable en el rostro—, ¿no pensarás...? ¿No pensarás marcharte, verdad? Te necesito, hijo...

—¿Para qué? —Lucas se zafó de ella—Te importa más mantener la boca cerrada que tu propio hijo. Contigo no puedo quedarme—Se apartó y empezó a caminar hasta la puerta. Se detuvo y clavó la mirada en su hermana de dieciocho años—¿Tara?

Mary miró a los jóvenes con expresión horrorizada.

Tara y Zayn se pusieron en pie.

—Nosotros nos vamos con Lucas—Dijo Tara—. Adiós, mamá—Se acercó a ella y la besó en la mejilla. Hizo lo mismo con su padre, quien no dijo nada y se mantuvo en completo silencio.

Cuando ambas parejas se disponían a salir por la puerta, unas botas corretearon por la sala hasta llegar a ellos.

—¡Yo también voy con vosotros! —Gritó Hayley, aferrándose a las piernas de su hermana con los ojos llorosos—Por favor...

—¡No! —Gritó Mary, abalanzándose sobre la pequeña para retenerla con ella.

Al momento, Lucas cogió a Hayley en brazos y le privó a su madre de tener a su hija contra su pecho con una mirada mordaz.

—Hayley se viene con nosotros—Dijo con una voz severa. Hayley se aferró al cuello de su hermano y empezó a llorar—. ¿Te crees que Hayley no se da cuenta de lo que está ocurriendo? Esto es demasiado para ella. ¡Solo tiene cuatro años! Ni siquiera ha empezado a vivir y ya ha estado al borde de la muerte. Si se queda aquí, su vida es un cero a la izquierda, porque tu prefieres guardar un jodido secreto a proteger a tu hija—Le escupió las palabras en la cara y dicho eso, cerró la puerta de casa.

No pensaba volver a pisar ese suelo a no ser que sus padres se dignaran a revelar ese secreto que parecían querer llevarse a la tumba.

Heart's SmashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora