Hayley agarró con fuerza al señor Orejas, el peluche del cual nunca se separaba y del cual había tenido suerte de llevarse consigo sin que aquellos bastardos le dieran mucha importancia o se lo arrebataran de las manos.
Se escondió debajo de una cama que encontró en una de las habitaciones y empezó a descoser al muñeco por la espalda, como si se tratara de una autopsia o algo parecido. Del interior sacó un teléfono móvil y marcó el número de su hermana tan rápido como pudo.
Tara se metió la mano en el bolsillo del pantalón y sacó el teléfono, dándose cuenta al momento de que la llamada entrante procedía de Zayn.
―¿Me estás llamando? ―Preguntó frunciendo el ceño.
―¿Qué? ―Zayn la miró enarcando una ceja―No. ¿Por qué?
Tara le mostró la pantalla del teléfono y él se llevó las manos a los bolsillos del pantalón, se tocó la parte delantera y luego el trasero, asegurándose de que sin duda, había perdido el teléfono y no se había dado ni cuenta.
―No lo tengo―Murmuró, con los ojos abiertos de par en par.
Con el pulso temblando, Tara no se negó a contestar. Pulso el botón verde y se pegó el teléfono al oído. Aun así, se mantuvo en silencio hasta que alguien hablase.
―¿Tara?―La dulce voz al otro lado del teléfono le provocó un vuelco del corazón y casi un infarto.
―¿Ha... Hayley?
Zayn buscó inmediatamente los ojos de Tara y obviamente, los encontró llenos de lágrimas. Le arrebató el teléfono y puso el altavoz.
―¿Hayley? ¿Hayley, eres tú?―Preguntó a toda prisa.
―Sí. Sí, soy yo―Contestó la pequeña en un murmullo.
―Cariño, ¿dónde estás?―Se apresuró a preguntar Tara―¿Estás bien? ¿Te han hecho daño? ¿Te han tocado?
―No. Estoy bien―Contestó―Pero acabo de oír a Anna. La han cogido también, ¿verdad? Estaba gritando y...
―Hayley, ¿cómo demonios tienes mi teléfono?―La interrumpió Zayn.
―Pensé que me serviría de ayuda si esto pasaba...―Contestó a duras penas―Así que lo cogí y lo escondí dentro del señor Orejas. No quise decirles porque se iban a poner histéricos y dirían que eso no iba a pasar solo para tenerme tranquila, pero...
―¡Dios mío, mi vida!―Tara se llevó una mano a la boca y empezó a llorar.
Definitivamente, Hayley había salido con un coeficiente intelectual increíble que jamás podría igualarse. En aquel momento solo quería estar con ella y estrujarla entre sus brazos, llenarla de besos y empezar a hacerle cosquillas, como solían hacer como estaban con Lucas. Se tiraban los tres al sofá y empezaban a molestarse mutuamente mientras se retorcían de la risa.
―¡Pero tienen a Anna! ¡Tienen a Anna! ―Se apresuró a decir la pequeña desde el otro lado del teléfono, escondida bajo la cama.
―Lo sabemos, cielo―Dijo Zayn―¿Sabes dónde estás?
―No. No lo sé―Contestó con temblor en la voz. Podía ser muy inteligente y podría esquivar a aquellos hombres durante un tiempo, pero el miedo estaba en su cuerpo. Era una bebé aún. Solo tenía cuatro años y estaba aterrada en lo más profundo de su ser―Me sacaron de una furgoneta y entramos en un bar o algo así. Había muchos hombres, todos bebían y... Y algunos rieron y me señalaron. Yo les saqué la lengua. Luego me subieron por unas escaleras y llegamos a un vestíbulo de donde salían un montón de pasillos. Había muchas puertas, muchos cuadros, estaba poco iluminado y por las ventanas solo pude ver más edificios viejos y sucios―La voz empezó a quebrársele y se convirtió en un débil susurro―Me metieron en una habitación llena de juguetes y me dejaron sola, pero me escapé. Ahora estoy debajo de una cama y... Y... Y tengo miedo. Tengo miedo, Zayn―Le pequeña empezó a llorar y el corazón de Tara se rompió en pedazos. Abrazó a Zayn y se echó a llorar.
―Escúchame, Hayley. Escóndete bien, ¿me oyes? Escóndete donde no puedan encontrarte. Nosotros iremos a buscarte. A ti y a Anna. Vuelve a guardar el teléfono dentro del señor Orejas y si te encuentran, haz lo posible para avisarnos. Cuando nosotros entremos ahí, te buscaremos. ¿Sí? Estamos muy cerca. Te lo prometo. ―Colgó la llamada y separó a Tara lentamente de él. ―Ya sé dónde están―Dijo.
―¿Qué?
Habían seguido la furgoneta donde habían metido a Anna aquellos hombres. Habían tratado de no perderlos de vista, pero no había servido de nada, pues tras diez minutos de viaje, el coche desapareció y ellos se quedaron estancados sin saber por dónde continuar. La llamada de Hayley y sus indicaciones habían sido suficientes para Zayn para averiguar dónde estaban.
―¿Dónde están? Zayn, ¡¿dónde están?!
―En los Barrios Bajos―Contestó él sin despegar la mirada de los ojos de Tara.
―No...―Murmuró ella―No.
―Sí. Tienen que estar ahí, Tara. Todo cuadra.
Los Barrios Bajos era la zona más alejada de la ciudad, un lugar lleno de edificios destartalados y viejos, con algunos bares de estilo western en funcionamiento donde solían acudir solteros, ladrones, vagabundos, drogadictos, alcohólicos, violadores y todo tipo de personas. Un lugar al que apenas entraba la gente "normal". Incluso la policía se negaba a acercarse a aquellos lugares por la inseguridad. Estaba repleto de gente mafiosa, de traficantes. Era peligroso poner un pie dentro como lo era tocar el fuego.
ESTÁS LEYENDO
Heart's Smash
FanfictionElla siempre había sido su mejor amiga... Hasta que se dio cuenta de que la deseaba. Escritora: Verónica.