Capítulo 24.

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En cuanto regresó a casa con una clara muestra en sus ojos y labios de las sensaciones que le provocaba Zayn, acompañó a Anna hasta su habitación para que acomodara sus cosas y se familiarizara de nuevo con la vivienda.

Tras haberse cambiado ambas y haberse puesto sus respectivos pijamas, se apalancaron en el sofá para empezar a hablar sobre todas las cosas que les habían sucedido a las dos durante todo ese tiempo separadas la una de la otra.

―Creo que deberías empezar explicándome la razón de esa sonrisa que traías cuando has vuelto a entrar en casa...―Murmuró Anna mirando a Tara con una sonrisa insistente y peculiar.

En ese momento Tara se dio cuenta de lo guapa que era Anna, con una larga cabellera castaña acabada en perfectas ondulaciones cayéndole por encima de unos pechos bien formados, una cintura redondeada y unas piernas carnosas que siempre habían atraído la atención de Lucas. Anna nunca había sido el prototipo de chica que se ceñía a las tallas perfectas. Ella siempre había sido amante de la comida pero había hecho mucho deporte y había conseguido mantenerse siempre en el peso ideal. Tenía unos ojos verdes brillantes, una nariz pequeñita, unas mejillas voluminosas y unos labios delgados y dulces.

Pero no se permitió pensar en más cualidades por las cuales su hermano se había enamorado de ella cuando proceso las palabras que acababa de decir Anna.

―¿Qué?

―Vamos, no seas tímida, Tara―La incitó―¿Qué ha pasado entre Zayn y tú desde que no estoy aquí?

Tara soltó una carcajada y sintió el calor agolparse en sus mejillas. A Anna no iba a mentirle ni iba a ocultarle nada. Además, ella podría ayudarla con todas las dudas que tenía en aquellos momentos.

―La verdad es que no lo sé―Contestó.

―Zayn ya no te mira con cariño―Corroboró la mayor―Te mira con deseo. ¿Qué está pasando entre ustedes?

¿Deseo? Aquella era una de las cosas que preocupaban a Tara. Ella también deseaba a Zayn. Deseaba su cuerpo, pero a la vez deseaba algo más, algo que guardaba en su corazón y no se atrevía a decirle por miedo a que él no concordase con ella. Si Tara fuese una chica con el mínimo de sentimientos -algo parecido a Erika- no habría dudado ni un segundo en quitarse las bragas y abrirse de patas frente al miembro de Zayn en el probador de aquella tienda hacia cerca de una semana.

No iba a negarle nada a Anna. Se lo iba a contar todo. Le iba a abrir su corazón y le iba a confesar lo que sentía. Anna había sido siempre su mejor confidente, aparte de Zayn, y lo seguiría siendo, y más ahora que la relación de mejor amigos entre ella y el moreno había desaparecido para dejar paso a algo diferente. Necesitaba a alguien a quien pedirle consejo antes de actuar liberalmente frente a Zayn.

Empezó desde el principio, desde aquel día en la playa que pasaron juntos y en el que todo aún era perfecto entre ellos. Eran los mejores amigos. Después todo se complicó cuando Oliver llamó, cuando él y ella empezaron a salir y los celos de Zayn empezaron a hacerse visibles. Prosiguió contándole el dolor que le causó saber que su mejor amigo se había acostado con Erika cuando habían quedado en pasar la noche juntos y del revuelo que se había formado en la fiesta de Lorena, de su primer beso juntos y del calentón que habían pillado ambos en el vestidor de una tienda el día después.

La expresión de Anna era surrealista. La miraba con la boca abierta y los ojos abiertos de par en par. No podía creerse que la amistad que ambos habían compartido desde nacimiento se hubiese convertido en lo que parecía ser... ¿amor?

―Lo deseo, Anna...―Confesó entonces Tara, finalizando su historia y mirándola a los ojos, indecisa, insegura. Cargada de miedos.

―Y por lo que me has contado, él te desea a ti, ¿verdad? ―Después de procesar cada instante en su cabeza, Anna se cercioró del estado en el que se encontraban Tara y Zayn y trató de empezar a buscar consejos que darle a Tara.

Heart's SmashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora