3 semanas después
Zayn metió la última maleta en el coche. Tara salió de casa tras él, con una maleta de mano en la espalda. Hayley estaba ya sentada en el coche, en uno de los asientos traseros, jugueteando con las orejas del Señor Orejas.
—¿Necesitas también guardar esas maletas aquí detrás?
—No, las llevaré delante. Llevo botellas de agua y los bocadillos para comer durante el viaje.
—Perfecto—Zayn cerró el maletero y bordeó el coche para subir al asiento del piloto.
Antes de hacerlo, cogió a Tara de la mano.
—¿Estás lista? —le preguntó con una sonrisa.
—¿Para pasar otro montón de días increíbles a tu lado?
—Sí.
—Por supuesto—se puso de puntillas y le dio un besito en los labios.
—¿Y tú, cariño? —preguntó Zayn a Hayley una vez en el coche— ¿Estás lista para pasar tres semanas con Lucas y Anna?
—¡Sí! —contestó—Tengo ganas de jugar con Lucas y Anna al escondite.
—Perfecto. Pues en marcha.
Zayn encendió el motor y condujo durante unos minutos hasta casa de Lucas y Anna.
Tenían un hermoso jardín que se encargaban de cuidar entre ellos y la ayuda de un jardinero que venía una vez por semana y una casa de madera grande y bonita. Lo único que les faltaba era aumentar la familia, porque aquel tipo de hogar estaba hecho para ser habitado y disfrutado por una gran familia.
Cuando los tres bajaron del coche y se acercaron a la puerta principal pasando por el caminito de piedra, les sorprendió escuchar gritos en el interior de la casa, en el hall.
Pero no eran gritos de horror, sino de alegría.
Zayn y Tara se miraron frunciendo el ceño.
—¿Qué les pasará?
Zayn se encogió de hombros.
—Están contentos porque vengo yo—respondió Hayley, con una sonrisa, luego se echó a reír.
Zayn le revolvió el cabello.
Tara tocó el timbre. Tardaron en abrir y tuvo que tocarlo otra vez.
Al abrirse la puerta se encontraron a una Anna tan solo cubierta con una camisa azul celeste anchísima de Lucas, con los cabellos sueltos y las mejillas rojizas, y a un Lucas que se aferraba a Anna como si fuera lo único que le importaba en el mundo. Había algo extraño en ambos. Bueno, no debería ser extraño, pero las sonrisas que llevaban en sus rostros eran enormes y daba la impresión de que no iban a desaparecer jamás. Además, a Lucas le brillaban los ojos. Parecía estar a punto de echarse a llorar.
5 minutos antes
Lucas entró en casa, dejó las llaves en el pequeño mostrador que había en el hall de la casa y dejó la cazadora colgada en el perchero negro que había junto a la puerta.
—¡Cariño, estoy en casa!
Nana apareció correteando por una esquina, volviéndose loca, pero entonces, Anna gritó desde el piso de arriba, probablemente desde su habitación, y Nana se asustó, frenó, reculó y se ocultó bajo la mesa del comedor.

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Heart's Smash
FanfictionElla siempre había sido su mejor amiga... Hasta que se dio cuenta de que la deseaba. Escritora: Verónica.