―Anna, ¡no!―Antes de que la mayor saliera de la habitación decidida a encarar a quien fuera que estuviese en la habitación de Lucas, Tara la cogió del codo y la impidió que saliera―No sabemos qué...
―El asesino de Lucas está en su habitación. No pienso quedarme de brazos cruzados, Tara. ¡Mató al hombre al que amo! ―Anna forcejeó contra Tara, pero antes de que pudiera escapar, Tara se colocó frente a ella, cerró la puerta de la habitación y echó el cerrojo para que nadie entrara y para que Anna no saliese―¡Tara, déjame salir!
―¡No pienso dejar que vayas directa a la boca del lobo, Anna! ¡¿No lo entiendes?! ¡Eso es lo que él quiere! ―Le gritó, pero Anna pareció no entender, se apretaba los labios con fuerza, tenía los ojos húmedos y se sentía frustrada. No quería dejar que la muerte de Lucas fuera en vano, quería conocer al asesino y vengarse. Le había arrebatado a lo que más amaba, ¿debía quedarse sin hacer nada y continuar con su vida como si todo siguiera siendo tan maravilloso como lo era cuando Lucas la tenía entre sus brazos? ―¿Crees que Lucas querría que hicieras esto por él? ―Dijo entonces Tara, suavizando su tono de voz y captando por fin la atención de la chica. Hayley las miraba atentas desde el sofá―¿Crees que él hubiera dejado que dieras tu vida por él?
Una lágrima corrió por el delicado pómulo de Anna.
―Él lo habría dado todo por mí...
―Porque te ama, y te amaba tanto que no iba a permitir que te pasara nada, incluso ahora. Por favor, Anna... No me dejes tú también.
Se mantuvieron la mirada durante eternos segundos y finalmente Anna se soltó del agarre de Tara y se dio la vuelta, pasándose las manos por la cara y dejándose caer sobre el sofá.
―Voy a llamar a Zayn―Anunció Tara―¿Dónde demonios se ha metido? ―Murmuró entre dientes mientras sacaba el teléfono de uno de los bolsillos del pantalón de algodón que llevaba puesto y empezaba a marcar los números. Se llevó el móvil al oído y esperó a que Zayn contestara―¿Zayn?
―¿Tara?―Repitió él―¿Estás bien?
―¿Dónde estás? Tienes que venir enseguida―Le ordenó.
―Estoy llegando―Contestó con voz apagada, cosa que extrañó a Tara―¿Qué pasa?
―No lo sé. Creo que hay alguien en casa―Gimió―Por favor, ven lo antes posible.
―¿A qué te refieres con que hay alguien en casa? ―Al momento, los sentidos de Zayn volvieron a ponerse en marcha y dentro de su interior saltó la alarma de alerta―¿Qué ocurre? ¿Están todas bien?
―Sí, sí, estamos bien. Estamos en mi cuarto―Contestó Tara tan rápido como pudo, dando vueltas sin parar por la habitación―Alguien está enviándonos mensajes desde el correo de Lucas. Está en su habitación―Decirlo la puso aún más nerviosa. Giró sobre sus talones para mirar la puerta de su habitación. Le aterraba imaginarse que había alguien en la planta de abajo, alguien con intención de matarla a ella, a su hermana y a Anna. Era de noche, todo estaba oscuro, Zayn no estaba con ella, y el corazón le latía con una fuerza inhumana―Ven deprisa, por favor, Zayn. Te necesito. Tengo miedo.
―Bien. Tara, escúchame. Tranquila, ¿de acuerdo? ―Zayn pisó a fondo el acelerador y condujo hasta la casa tan rápido como pudo―Estoy aparcando. ¿Has cerrado con cerrojo la puerta de tu habitación?
―Sí, sí. Ya lo he hecho.
―Bien. Chica lista―Tara sonrió al otro lado del teléfono, aun así, el miedo iba en aumento y el nerviosismo iba de acompañante. Anna estaba sentada en el sofá sin saber qué hacer, con una cabeza en la mano y pensativa. Hayley hacía pocos minutos que se había quedado dormida como un angelito, abrazando a su peluche, con los rizos esparcidos por todo el cojín. Anna la había cubierto con una mantita y le había besado la coronilla antes de volver a acomodarse a su lado.―No se muevan―Continuó diciéndole Zayn―Voy a entrar en casa. No te asustes si oyes la puerta. ―Introdujo la llave en la cerradura y giró con cautela tratando de hacer el más mínimo ruido posible para no asustar a las chicas ni llamar la atención de quien quiera que estuviera en la casa.
![](https://img.wattpad.com/cover/14535649-288-k796474.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Heart's Smash
FanficElla siempre había sido su mejor amiga... Hasta que se dio cuenta de que la deseaba. Escritora: Verónica.