Capítulo 56.

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Volver a estar entre sus brazos, rodeada por aquellos músculos, sintiendo su aroma varonil y sabiendo que iba a protegerla de ahora en adelante, para el resto de sus días.

Anna seguía llorando, pero una débil sonrisa empezaba a aparecer por sus labios al saber dónde y con quien estaba.

Lucas, por su parte, sintió que jamás le había sentado tan bien llorar. Tenía los ojos hinchados y las mejillas llenas de lágrimas.

―Necesito... Necesito que digas algo―Murmuró. No sabía cómo romper el hielo. Sólo quería tenerla entre sus brazos para siempre, pero obviamente, no podía ser. Él tenía cosas que contarles y había asuntos pendientes que todos tenían que solucionar.

―Te amo―Anna rió entre el llanto y los sollozos y se abrazó a él con más fuerza.

Lucas sonrió y le acarició la espalda. Luego se separó de ella levemente y la miró a los ojos. Le retiró las lágrimas de las mejillas con los pulgares y le besó la coronilla.

―Estás preciosa...―La halagó.

Anna se echó a llorar otra vez y volvió a cogerlo de la camiseta para abrazarlo. Hundió la cara en su pecho y lo abrazó con fuerza.

―Eh, eh―Lucas colocó ambas manos a lado y lado de sus mejillas y la obligó a mirarlo a pesar del llanto que la llenaba tanto por dentro como por fuera. Antes de que pudiera decir algo más, fue Anna la que volvió a hablar entre lágrimas.

―...¿Qué te han hecho?...

En ese momento, Lucas supo lo mucho que Anna había sufrido. Le acarició la mejilla y se contuvo las ganas de abrazarla otra vez. Ya tendrían tiempo más tarde. Ahora tenía que explicárselo todo, tanto a ella como a los demás.

En cuanto Lucas puso un pie en el salón, las miradas de Tara, de Zayn y de Hayley se dirigieron hasta él y hasta Anna. Lucas les sonrió y tomó asiento en una silla frente a ellos, separados por una mesa. Sin soltarle la mano a Anna, la incitó a sentarse sobre su regazo. Ella lo rodeó el cuello con un brazo y escondió la cabeza en su pecho. No tenía ganas de hacer otra cosa que no fuera estar pegada a él. Podía escuchar su voz narrando su historia mientras, a la vez, escuchaba los potentes latidos de su corazón.

―¿Está todo bien? ―Preguntó Zayn cuando vio que una lágrima se derramaba por la mejilla de Anna.

Lucas bajó la mirada para verla y le acarició la cabellera.

―Ahora sí―Contestó suavemente―Todo bien.

Tara estaba a punto de echarse a llorar por la emoción de saber que tenía a Lucas frente a ella, vivo, abrazando a Anna. Había soñado con aquella escena durante dos malditos años, y ahora estaba sucediendo. Era real. Y nada iba a cambiar aquello.

―...¿Qué está pasando? ―Murmuró. La voz le tembló al hablar.

Zayn le pasó un brazo por lo hombros inmediatamente y le acarició el brazo, reconfortándola.

―¿La verdad?―Lucas miró a su hermana y dejó de sonreír―No lo sé. ―Hubo un silencio sincero. No incómodo ni extraño. Simplemente necesario―Aquel día...―Lucas visualizó la escena. Él conducía y varios de sus amigos iban en los asientos traseros, riendo y hablando sobre sexo. Luego uno de ellos vio una estrella fugaz y después de pedir el deseo, todo fue borroso. Tragó saliva. Le dolía recordar que aquel día había sido apartado de su familia, de sus hermanas y de su novia, pero tenía que revivir el momento en su cabeza y explicar todo lo ocurrido de principio a fin, con todo detalle―Supe que Zayn iba en el coche que casi chocó contra nosotros―Dijo, mirando al joven moreno. Zayn sintió un nudo en el estómago, pero cuando miró a los ojos de Lucas, supo que él no iba a culparle de nada. Era lo suficiente mayor y maduro como para enzarzarse en una discusión que no tenía pies ni cabeza. ―pero ellos no tuvieron la culpa. Todo estaba planeado. No pregunten como. Esos tipos están locos, literalmente, suelen cambiar de humor de un momento a otro y son capaces de asustarte con solo mirarte, aun así, juro por Dios que jamás había conocido a alguien tan inteligente. Tienen...

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