Capítulo 59.

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La mesa estaba puesta y la cena preparada.
Hayley había estado todo el tiempo parada frente al televisor mientras los mayores preparaban la comida. Una vez lista, Zayn apareció por detrás del sofá y la alzó por la cintura, haciéndola volar mientras la llevaba hasta la mesa y la sentaba en su respectiva silla, una cargada de cojines para que la pequeña estuviese a la altura de los demás.

Lucas salió de la cocina enlazando a Anna por la cintura y dándole besitos en la mejilla mientras ella se retorcía en sus brazos por las cosquillas que los labios de él provocaban sobre su piel. Tara salió minutos después con varios platos de ensaladas. Dejó uno frente a Zayn y el otro a su lado, donde ella misma tomó asiento.

―A mí no me gusta la ensalada...―Refunfuñó Hayley, mirando el pequeño plato que su hermano le había puesto minutos antes.

―¿Cómo que no te gusta la ensalada?―Exclamó Lucas, fingiendo sorpresa y mirando a la pequeña.

―No me gusta―Hayley se cruzó de brazos y puso morritos mientras lo miraba.

―Come un poco, Hay―Le pidió Tara mientras era ella quien se llevaba el tenedor a la boca.

―Vamos, pequeña―Zayn le dio un golpe en la nariz. ―He encontrado helados en el frigorífico del sótano. Si te comes un poco de ensalada, luego te doy uno, ¿va?

Hayley quitó los morritos, pero permaneció cruzada de brazos mientras examinaba el rostro de cada uno de los allí presentes. Tara ya estaba comiendo, casi ajena a la conversación. Lucas esperaba a que Hayley probara la comida, Zayn también estaba al tanto de ella y Anna la miraba mientras comía.

―De acuerdo...―Cedió después―Pero quiero que el helado sea de fresa.

―Hay de todos los sabores―Le contestó Zayn―. Podrás tomar el que más te guste, no te preocupes.

Dicho eso, Hayley agarró el tenedor con sus deditos y empezó a comer.

Una vez los platos vacios y todo ordenado, Zayn se encargó de traer los helados y le dio a la pequeña el que había pedido. Lucas se sentó en el sofá y Anna se colocó entre sus piernas, dispuestos a ver una película, pero todo quedó perdido cuando Lucas empezó a susurrarle cosas al oído y ella terminó por quedarse dormida en sus brazos.

Hayley subió a la habitación en cuanto lo hicieron ellos y entró en el dormitorio donde se alojaban Tara y Zayn. Varios días antes habían decidido que Hay estaría más segura si dormía con alguno de ellos. Tara no quería volver a perderla. Y puestos que Lucas y Anna habían estado separados durante dos años, decidieron que la pequeña de la casa se quedaría con ellos, pero aquello empezaba a suponer un problema.

Zayn alzó a Tara por la cintura y la colocó sobre la mesa del salón mientras le dejaba un reguero de besos por la barbilla. La echaba de menos. Había pasado tiempo suficiente para verse necesitado de volver a enterrarse en su cuerpo, una y otra vez, noche tras noche. Quería tocarla, quería hacerla llegar al cielo, pero con Hayley en la misma habitación, todo era imposible. Debían ser respetuosos y mantener el control de sus hormonas.

―Te necesito, ¿sabes?―Murmuró Zayn contra su oído.

­Tara soltó una risita. Sabía perfectamente a que se refería.

―Yo también―Contestó como respuesta. Colocó las manos en su pecho y lo apartó―, pero por el momento no podemos hacer nada―Le dijo―. Toca esperar.

―¿Por cuánto tiempo?―Preguntó él, delineando la forma de su rostro con la mirada.―Necesito que me complazcan semanalmente dos o tres veces. A veces incluso cinco.

Tara soltó una carcajada, pero a él no pareció hacerle mucha gracia. Volvió a acercarse a ella y le colocó las manos a lado y lado de la cintura.

Heart's SmashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora