—¡Zayn! —gritó Hayley en cuanto entró en casa con una sonrisa de oreja a oreja. Se quitó la chaqueta y la dejó sobre un sillón oscuro que había en el hall de la casa— ¡Zayn, mira lo que he hecho en el colegio! ¡Es para ti!
Zayn, desde la habitación, sintió que el calor se agolpaba en sus mejillas y que el corazón le latía con fuerza.
—Oh, joder... ¡¿Tara?! ¡Hayley, no en...!
La puerta de la habitación se abrió con impulso, dejando frente a la vista de Hayley a un hombre desnudo y atado a la cama.
Zayn se quedó paralizado mientras la pequeña, con la boca abierta y unos ojos enormes, observaba el panorama que se abría frente a sus ojos.
—¿Qué...? ¡Oh! —Tara apareció por detrás de Hayley y le tapó los ojos con las manos.
Zayn le hizo un gesto con la mano aún atada a la cama para que sacara a Hayley de la habitación y Tara no puedo evitar hacer otra cosa que echarse a reír. Zayn frunció los labios y le lanzó una mirada que prometía venganza por haberlo dejado atado a la cama durante más de viento minutos, aguantándose las ganas de mear y helándose de frío, ya que en el exterior una potente lluvia caía con fuerza.
—Hayley, cariño, ve a tu habitación. Hay una sorpresa para ti. Cuando Zayn esté... en condiciones, puedes ir a darle lo que has hecho hoy en clase.
—Mm... Vale—Contestó. Se dio la vuelta y corrió a su habitación.
—¡Libérame de una vez! —gritó Zayn cuando estuvo a solas con Tara.
—Espera un momento, ¿vale? Voy a ver qué le parece a Hay el cuadro que le has puesto en su cuarto.
—¿Qué? ¡No! ¡Suéltame y deja que me vista e iremos ambos a ver su reacción!
—¡Sólo tardo un minuto! —contestó Tara, y volvió a salir de la habitación conteniendo la risa.
Zayn luchó contra las correas y maldijo entre dientes.
La lluvia golpeaba con fuerza los ventanales de la casa. El césped y las plantas se encontraban totalmente empapados. Las gotas resbalaban por las hojas de color verde y caían contra la madera que cubría el suelo. El hombre del tiempo había indicado que estaría lloviendo toda la semana y que en los próximos días, las precipitaciones se incrementarían y serían aún peores, lo que indicaba que Nana permanecería oculta debajo de la cama durante una larga semana. No saldría por nada del mundo.
Anna se encontraba agachada en el suelo, con medio cuerpo bajo la cama y la otra mitad en el exterior. Llevaba unas mayas negras, unas botas y un polo de color azul de Lucas. Hacía más de veinte minutos que se encontraba allí tendida, tratando de sacar a la pequeña perrita de tres semanas de vida que Lucas le había regalado por su cumpleaños. La pequeña estaba asustada y se negaba a salir de allí debajo por nada del mundo. Sollozaba una y otra vez y se tapaba los ojos con las patitas delanteras. Era un Golden Retriever y llevaba un lacito rosa en la cabeza. Anna y Lucas se habían encargado de darle los cuidados y el cariño necesario. Era apenas un bebé y estaba asustada. No conocía el lugar y aún no había cogido demasiada confianza con sus dos amos.
—Nana, por favor, sal de una vez. Me estoy cansando de estar en esta posición—Anna estaba a punto de darse por vencida cuando la perrita se quitó las patitas de la cara y ladeó la cabeza para mirarla—. Vamos, Nana...
La perrita ladró y volvió a acurrucarse contra la pared.
Anna suspiró con pesadez.
—Se acabó—Dijo—. Si quieres quedarte ahí, adelante. Estaré en la cocina preparando la cena.
ESTÁS LEYENDO
Heart's Smash
FanficElla siempre había sido su mejor amiga... Hasta que se dio cuenta de que la deseaba. Escritora: Verónica.