Capítulo 53.

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―¿Dónde está?

―En el último cuarto después de girar a la izquierda―Contestó.

―¿Se ha portado bien?

El chico contestó con una carcajada llena de sarcasmo.

―¿Portarse bien? Esa niña es peor que Lucas―Dijo―. Nos ha golpeado tres veces y ha tratado de escapar cuatro. Hemos tenido que darle una buena zurra para que dejara de gritar.

―¡Les dije que no la tocaran!

―¡Nos golpeó!―Se defendió él―¿Qué querías que hiciéramos? ¡Sí la pequeña ha conseguido escapar ella puede hacerlo también!

―¿Sabe que su novio y que Hayley están vivos?

―No. No le hemos dicho nada.

―Bien. Perfecto―Se aseguró de que no había nadie escuchando y volvió la vista al frente―. Voy a encargarme de ella. vigilen todas las entradas. Estoy seguro de que cuando Lucas sepa que Anna ha estado con sus hermanas y con Zayn volverá por ella. Si aparece, mátenlo. Ya nos ha causado demasiados problemas.

―Hecho―Y tal como lo dijo, se alejó por el pasillo.

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.

.

Anna se paseó de un lado a otro de la habitación después de salir del baño. Había pasado más de media hora allí, tratando de desinfectarse las heridas. Tenía un corte en la mejilla, varios moratones por los brazos y en el vientre y pequeñas heridas y magulladuras por el cuello y las manos. Estaba muy mareada, demasiado como para pensar con claridad, pero tenía que buscar la manera de terminar con aquello. Nadie iba a ir a buscarla. Ahora ella ya estaba muerta. Todos la daban por muerta y nadie iba a preocuparse por ella. Ella ya no existía. Anna Ewell era cosa del pasado.

Se volvió a pasar la mano por la cara mientras las lágrimas se deslizaban por sus mejillas y caminó hasta la cama. No podía siquiera con su cuerpo. Notaba el peso del mundo sobre sus hombros.

Se dejó caer en el borde y escondió el rostro entre las manos mientras sollozaba.

Entonces, la puerta de la habitación se abrió y un chico con facciones desarrolladas y masculinas entró en el cuarto. Parecía atractivo y por una parte, le echaría no más de veintiún años. Si lo mirabas desde otra perspectiva, podía tener perfectamente más de treinta años.

―Hola, Anna―Dijo tranquilamente mientras cerraba la puerta tras él y dejaba una bandeja sobre una mueble de madera oscura.

Anna quiso saber que había sobre la tabla, pero todo estaba cubierto por un trapo negro. Sintió un nudo en el estómago y como se le oprimía el corazón.

El chico se volteó hacia ella y cuando sonrió, Anna supo que no era la primera vez que lo veía. Empezó a acercarse lentamente y ella quiso retroceder, gateó de espaldas sobre la cama hasta que el chico se colocó entre sus piernas y se dejó caer sobre ella, rodeándola y evitando que pudiese escapar. Acercó su rostro al suyo lo suficiente como para poder desprender su aliento sobre el de ella.

―Me han dicho que has estado portándote mal...―Anna trató de cerrar los ojos y de no escuchar ninguna de las palabras que aquel tipo le dijera. Quería desaparecer. Quería que todo acabara de una vez. El corazón nunca le había dolido tanto. Pero todo parecía imposible. No podía despegar la vista de los ojos marrones de aquel tipo. ―Es eso verdad, ¿cariño?

Anna tragó saliva. Oh, Dios. Necesitaba que alguien le hiciera despertar de aquella pesadilla ya. Las lágrimas seguían deslizándose por su rostro sin cesar y odiaba mostrarle a aquel tipo lo débil que era en aquellos momentos. Pero el miedo la tenía tan sensible como era posible, y el simple roce de sus propios dedos contra su piel ya la asustaba.

―...Tú mataste a Lucas...―Tartamudeó, casi tragándose sus propias palabras.

―No, Anna. Yo no lo mate―Respondió―Tú viste el video. Tú sabes cómo murió Lucas. Fue un accidente de coche.

―¡No! Tú organizaste ese accidente. De alguna manera lo programaste todo. Querías que Lucas muriese.

―Pero al fin y al cabo, no fui yo quien lo mató, y eso es lo que importa realmente―Le pasó dos dedos por la mejilla y ella apartó la cara con repugnancia ―. Lo mismo ha pasado con Hayley.

―¿Ha... Hayley? ―Anna devolvió la mirada a sus ojos y notó como el corazón se le aceleraba aún más. No había podido salvarla, ni siquiera había podido saber lo más mínimo sobre ella. Si estaba bien, si la habían herido... Pero ahora conocería la verdad―¿Qué le has hecho?

―Yo nada. Se lo ha hecho ella solita―Contestó el chico.

―¡¿Qué le has hecho a Hayley?!―Anna le golpeó en el pecho, pero como respuesta, él solo río.

―La pequeña es muy inteligente, aunque creo que eso ya lo sabes... Trató de escapar y... Bueno, tomó el camino equivocado. Subió a la azotea y... No pudimos hacer nada para evitar que cayera. Huyó de nosotros, se tropezó y...

―¡¡No!! ―Anna empujó al chico para apartarlo de encima de su cuerpo y en cuanto se sintió libreada, rodó por la cama, cayó de esta y después de sentir un fuerte golpe en un costado de la cabeza y en el hombro, se arrastró hasta la pared y se encogió allí, llorando, asustada y devastada.

Hayley había muerto.

―Mira, Anna―Volvió a hablar el chico, caminando por la habitación en su dirección―Ya no tienes nada que perder. Lucas está muerto. Hayley está muerta. Tu madre está muerta. Tu padre es un adicto al alcohol y pronto desaparecerá también del mapa, y es cuestión de horas que encontremos a Tara y a Zayn. Todo va a terminar pronto, ¿sabes? Solo nos quedaran unas personas más de las que ocuparnos y todo habrá terminado―Se colocó frente a ella y se agachó―Estoy aquí para ayudarte―Dejó a un lado la bandeja que acababa de coger y Anna le echó una rápida mirada, pero siguió sin poder ver nada más que aquel trapo negro―Sé que quieres que todo esto acabe, sé que quieres dejar de sufrir.―Hubo un incómodo silencio y Anna sintió como lo peor estaba punto de llegar―La bañera que hay ahí dentro está llena de agua―Señaló la puerta que daba al baño―Y yo te he traído esto―Retiró parte del trapo y dejo a la vista varias cuchillas que le pusieron la piel de gallina. Anna trató de apartarse, pero estaba paralizada.―Y si no te gusta la idea...―Terminó de retirar el trozo de tela y Anna pudo visualizar cerca de aquellas pequeñas piezas cortantes una jeringuilla con aguja incorporada con la capacidad de albergar diez milímetros de cualquier tipo. En aquel caso, el líquido que había en el interior era de un color extraño, mezclado entre verde y azul. Jamás había visto nada igual y le aterraba saber de que estaba compuesto. El chico cogió la pequeña inyección y se la acercó a Anna―Esto terminará con todas tus pesadillas, con todo tu dolor, con todo el sufrimiento que sientes de una manera rápida y eficaz, y puedo prometerte que cuando todo termine, volverás a estar con Lucas.

―Lucas está muerto...―Murmuró Anna, apenas sintiendo su corazón.

―Sí, y tu también lo estarás, cielo. Sé que quieres poner fin a todo esto. Sé que hace tiempo cargas con el deseo de acabar con todo el daño que sientes. Esto...―Sacudió la jeringuilla entre sus dedos. Anna la miró y tuvo la impresión de que la llamaba. Estaba volviéndose loca. Sacudió la cabeza y cerró los ojos―... Esto es lo que necesitas para poner fin a todo, Anna. ―Agarró una de las manos de la chica, le abrió la palma y allí depositó el antídoto―Tú decides si continuar con este infierno o acabar con todo e ir en busca de Lucas allá donde quiera que esté ―Se inclinó sobre ella y le besó la mejilla.

Heart's SmashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora