Capítulo 81.

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Lucas cerró la puerta de la habitación del hotel en el que se alojaban y se dejó caer sobre la cama. Escondió la cabeza entre las almohadas y dejó que las lágrimas escaparan de sus ojos como las gotas de agua que caen de las nubes en un día de tormenta.

A Anna se le encogió el corazón. Se quitó las botas y se subió a la cama, gateó sobre ella hasta Lucas y se colocó sobre su espalda.

—Lucas...

—No puedo más—Sollozó él—. No puedo más, Anna. Todo esto... Es demasiado para mí. He estado dos años separado de mi familia, de ti, viviendo todo tipo de atrocidades, y ahora que regreso... Mis padres prefieren proteger un maldito secreto antes que a su hijo desaparecido. Es increíble...—Ladeó la cabeza. Anna le besó la sien y la mejilla— No logro que me entre en la cabeza que todo esto que estamos viviendo es real. ¿Qué hemos hecho nosotros para no poder tener una vida normal? ¿Por qué no podemos ir a la universidad como jóvenes normales y corrientes y tener nuestra propia vida? Me gustaría poder marcharme bien lejos, comprar un piso para ti y para mí, poder estar contigo las veinticuatro horas del día y ser feliz.

—Lucas—Anna le acarició el cabello—, me tienes las veinticuatro horas del día. No importa lo que estemos viviendo; siempre me tienes contigo, a tu lado, ¿recuerdas? No importa cuanta gente te falle, cuanta gente te de la espalda... Yo nunca lo haré. Yo voy a estar siempre ahí para ti, y lo sabes. Eres...—Se le llenaron los ojos de lágrimas— Eres lo único que tengo, Lucas. Te amo. Jamás dejaré de hacerlo.

Lucas clavó los ojos en ella. Ambos tenían las mejillas empapadas de lágrimas. El silencio los envolvió durante un par de segundos, hasta que Lucas rodó en la cama, quedando con Anna sobre su cuerpo, apresó su boca entre sus labios y escondió una mano bajo su camiseta para desabrocharle el sujetador.





Tara acababa de salir del baño envuelta en una bata blanca mientras acababa de secarse la larga cabellera castaña. Zayn se encontraba en la cama, tendido hacia un lado mientras miraba por la ventana.

—¿Qué miras? —Preguntó ella con curiosidad.

—Hay una pareja en un balcón, en el edificio de enfrente.

—¿Y qué hacen?

—Nada, están abrazados, hablando.

Tara sonrió de oreja a oreja. Dejó la toalla con la que había estado secándose el cabello sobre una silla y caminó hasta la cama. Se arrodilló frente a Zayn y él la miró. Tenía un brazo tras la cabeza, apoyándose sobre él.

—¿Qué? —Preguntó el chico.

—¿Me abrazas tú también?

Zayn esbozó una sonrisa de oreja a oreja. Se incorporó en la cama y rodeó a Tara con sus delgados pero fuertes brazos. ¿Había algo mejor que tenerla entre sus brazos, contra su pecho, corazón contra corazón? La tendió sobre el colchón sin dejar de abrazarla y así permanecieron durante un par de minutos, sintiendo el calor de uno contra el otro, el olor que los cuerpos desprendían, el sentimiento que escapaba de sus corazones e impregnaba sus vidas, sus miradas y sus palabras.

Tara escondió la cabeza en su cuello y lo abrazó con más fuerza. ¿Había un lugar mejor que estar entre los brazos de Zayn? Lo dudaba mucho.

—¿Sabes? —Susurró Tara en el oído de Zayn—A veces me gustaría simplemente desaparecer; marcharme bien lejos de aquí sin despedirme de nadie. Solo alejarme de todos los problemas y empezar desde cero, contigo. Pero luego pienso en Lucas, en Hay, en Anna... Y no puedo.

—Cariño—Zayn le besó la mejilla—, no pienses en eso ahora. Disfruta de los momentos que tenemos juntos. No desperdicies todo tu tiempo comiéndote la cabeza con lo mismo, una y otra vez. Eso no es bueno.

Heart's SmashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora