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Camila
Los Ángeles

Mi cuerpo se sintió frió al instante. Sus brazos habían dejado de cobijarme.
Suspiré e intenté darme la vuelta para verla a la cara.
Pero un dolor leve entre mis piernas me lo impidió.

-Quédate ahí Camila, será mejor que descanses.
Me pidió con voz autoritaria.
Yo me negaba a quedarme.

-Necesito regresar al departamento. Dije en voz baja y con dificultad me di la vuelta para sentarme.

-Te advertí que nuestro encuentro no iba a ser como los demás, dios, si te sugiero ir a algún hotel debes negarte cariño.
Quería poder mirarla a los ojos sin soltar las lágrimas guardadas en ellos. Quería enfrentarla de una buena vez, la idea vagaba en mi mente hace meses, cuando me enteré que ella y su esposa Samantha buscaban tener un hijo.
Me sentía realmente usada, no como antes, ahora que Lauren estaba bajo tanta presión en su empresa, era un manojo de nervios, era menos delicada y en lugar de desquitarse con ella lo hacía conmigo.

Hace 4 horas había recibido su mensaje.
~Hoy te necesito como nunca Camila~ LJ
Tenía dos años y medio acostándome con ella. La razón era simple. Lauren Jauregui tenía el maldito don de seducirte aún cuando eras una buena persona, aún cuando sabias que ella ya tenía un compromiso, aún cuando estaba casada y era una de las mujeres mas ricas de la ciudad. Todo indicaba peligro.
El banco que hace tiempo era de su padre, ahora estaba en sus manos. Me odiaba por ser tan débil e inocente. Imaginando que ella iba a contratarme por méritos no por que le gustaba o una de sus fantasías sexuales era acostarse con su secretaria. Había ido al edificio central decida a conseguir ese empleo, por algo comenzaría después de terminar la licenciatura en administración de empresas. Los bancos Jauregui eran mi mejor opción.
La conocí ahí y con su sonrisa me hizo caer. Fui su secretaria por 4 meses hasta que ella lo decidió.

-Tienes dos opciones Camila Cabello, acostarte conmigo o irte de la empresa para siempre, con malas recomendaciones por supuesto.
Lo hice. Para entonces estaba profundamente enamorada de esa mujer. La amaba y no podía mentirle. Con todo mi corazón, ella lo sabía y se aprovechaba.
Los encuentros sexuales aumentaban y con ellos las intenciones de Lauren por mantenerme bajo su poder.
Termine siendo contratada en otro banco y con Lauren como amante. Ella pagaba mi departamento y mi auto.
Yo era una estúpida por que soñaba con que algún día Lauren iba a confesarme su amor e iba a pedirle el divorcio a su esposa. Era tan absurdo eso.

La miré vestirse y arreglar su cabello. Yo me quedé ahí buscando las fuerzas y la poca dignidad que me quedaba para alejarme todo lo posible por unos días.

Se fue sin decir más. Ella era así. Podía ser muy cariñosa en algunos encuentros, luego una salvaje e insensible. Yo no entendía como su mujer la soportaba.
O quizás si. Samantha Jauregui era una mujer fría e interesada. Llena de lujos. Sin importar que su esposa le fuera infiel, simplemente buscaba su vida de riquezas y comodidad. Lauren solo buscaba tener una vida estable con alguien, que ante la sociedad la dejara en un buen nivel y tener un heredero.

Después de que salió de la habitación yo tomé un baño. Me miré al espejo algunos minutos. Podía ver las recientes marcas en mis brazos.

-¿Que me has hecho Lauren?
Lloré. Me abracé a mi cuerpo con dolor. Sabía que esto no lo iba a resistir mucho y aunque me doliera como nada en la vida, debía alejarme de Lauren, desaparecer y fingir que nunca la había conocido, que no la amaba.

Tomé el baño cansada y me vestí. Tomé mis cosas y las llaves de mi auto. Ni siquiera me preocupe por la habitación, sabía que Lauren arreglaba todo eso.
La señorita de recepción sonrió con esfuerzo. Apostaba a que pensaba lo peor de mi.

Caminé hacia mi auto.
Para mi mala suerte recibí la llamada de mi mejor amiga. Ella no sabía con quien estaba saliendo. Me negaba a decirle que estaba acostándome con una mujer casada. Ni mis padres tenían idea de lo que estaba pasando yo sola en la ciudad.

-¿Hola?

-Camila por fin, te he llamado un par de veces, es tarde ¿No vas a venir? Logre colocarme el cinturón de seguridad y dar de reversa.
No. Demonios. Con todo el asunto de Lauren había olvidado la cena con mis amigas.

-Lo siento Dinah, estuve un poco ocupada pero dame unos minutos y estaré ahí, ahora mismo salgo. Colgué cuando intento gritar por la línea. No sabía de donde pero sacaría la fuerza para estar junto a ellas un par de horas, fingiendo ser feliz.
Acelere en el estacionamiento subterráneo sin ver como venía un auto por un costado. El impacto fue leve.
Mi alarma se encendió y luché por quitarla. No quería bolsas de aire ni demás.
Un hombre bien parecido bajo del auto. Algo preocupado tocó por mi ventana.

-¿Señorita?
Yo reaccioné igual y bajé para gritarle. El había cometido el error al no detenerse.
-¿Esta usted bien? Lamento lo ocurrido voy a pagar todos los daños.
Sentí un leve mareo y luego sus brazos atrapándome.
-Creo que llamaré a una ambulancia.
Yo negué. Había pasado tanto ese día.

-No hace falta, estoy bien. Me ayudo a sentarme en mi asiento del auto.
Una vez estable. Abrí mis ojos para observar ese par color café claro. Una sonrisa leve y su barba de días. No podía negar que el hombre era realmente atractivo.

-¿Quiere que hable a alguien? Negué de nuevo. No necesitaba a nadie junto a mi ahora. Solo permanecer sentada y observar sus ojos ansiosos me habían relajado un poco, era una clase de extraña relación entre dos personas que acababan de conocerse.
Permaneció junto a mi hasta que estaba mejor.

-Soy Dylan ¿Cual es su nombre? Así podría sentirse en confianza y dejarme llevarla a algún hospital, se mira muy pálida señorita.
Era la sensación de estar derrotada junto a la de una nueva mujer buscando huir de algo, olvidar todo lo que hasta entonces le había hecho daño.

-Soy Camila.
Eso era suficiente para los dos. Los meses después de ese accidente habían pasado. Dylan había logrado derrumbar una barrera que yo pensaba impenetrable. Había leído y aceptado mis sentimientos, buscaba una relación estable llena de afecto, algo a lo que Lauren siempre se negaría, me declaraba culpable por haberme enamorado de ese hombre tan bueno.

NO PODÍA TERMINAR UNA HISTORIA SIN TENER OTRA EN PROCESO. ESPERO LA DISFRUTEN 😘

Mientras te tuveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora