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Lauren
Los Ángeles

-¿Esta que?
Pregunté de nuevo. En realidad ella había entrado al auto algo ansiosa y aún con el pequeño Ati en brazos. El sonrió entusiasmado al saber que no iba a quedarse en ese lugar.

-No tengo idea de lo que esta pasando. Se quejó y dejó a Ati en su asiento sin decir más. Cuando subió miré sus ojos. Estaba realmente asustada.
Toque su muslo para calmarla un poco.

-Lo sabremos te lo aseguro.
La guardería donde el pequeño Ati pasaba unas horas del día estaba cerrada. Al igual que nosotros varios autos permanecían estacionados cerca del lugar sin saber que hacer.
-Busca el número de seguridad que te dieron en caso de emergencia o algo así. Le pedí. Libró sus dudas y finalmente busco en su móvil para marcar.
Cuando colgó, había pasado menos de tres minutos escuchando alguna explicación.

-Por dios. Colgó diciendo eso y me asustó.

-¿Que pasa? ¿Vas a decirme algo muy grave?

-Al parecer hubo un pequeño incendio en el negocio de a lado, por seguridad dejarán de trabajar una semana, por dios, no puedo ni imaginar que esto pasará mientras los niños estuvieran adentro.
Cubrió su cara espantada y yo regalé una sonrisa al pequeño Ati que miraba a mamá preocupado. Sostuve sus hombros.

-Esta bien cariño, eso no ha pasado ni pasará puedes estar segura, por que ahora no habrá otra solución más que conseguir a alguien que lo cuide en el departamento, confía en mi, yo haré que pase.
Sus brazos por fin estaban relajándose. Cuando ella se recuperó ligeramente. Volvió atrás del auto para besar la mejilla de Ati hasta cansarse a lo que él pequeño solo respondió feliz, estaba encantado de no pasar la mañana ahí y yo aunque molestará a Camila, debía decirle que ese lugar no me parecía el mejor para Ati. No peleó para nada y conservó la calma el resto del viaje. Estacione frente a su trabajo.

-Lauren, no, no puedo quedarme, no puedo entrar con Ati a la oficina.
Se negó por completo a salir mientras no resolvíamos que hacer con el pequeño encanto que balbuceaba atrás.
Por supuesto que aún no lo había resuelto pero ahora me importaba más que Camila conservará su trabajo y me permitiera ayudarle con ese asunto de Ati.
Podría llevarlo con mamá o Martha, sin embargo recordaba que mi madre estaba fuera de la ciudad y seguramente mi ama de llaves estaría pasando la mañana en su casa. Sería muy complicado hacerla viajar de su lugar a mi departamento en tan corto tiempo. Yo también necesitaba estar en la empresa.

-Oye preciosa, esta bien, mírame, yo voy a cuidar a Ati. Le aseguré con una mano en el pecho en forma de promesa.

-¿Tu? Preguntó alterada. -Lauren, que yo recuerde tu también tienes un trabajo.

-Ya lo sé pero mira, Ati puede quedarse conmigo en la empresa, lo cuidaré yo te lo prometo, tu no puedes llegar tarde ahora a la oficina y bueno, creo que nadie va a reclamarme a mi al llevar a este pequeño bebé conmigo.
Sus ojos aún reflejaban una duda muy grande. Mierda. En buen momento tuvo que pasar algo así.
Cuando habíamos pasado un fin de semana encantador, después de la visita de Karen, Camila había estado tan relajada y única con nosotros. Sin preocupaciones.
Tomé su mano y besé el dorso levemente. Jamás dejé de mirarla. Necesitaba convencerla. Resopló un par de veces.

-Siento que no es correcto, Ati es mi responsabilidad, es mi bebé, yo puedo intentar hablar con mi jefe sobre esto y...
Pensó por un momento y mordió sus labios. Yo miré de nuevo el reloj. Ella necesitaba entrar ahora.

-Escucha, por el momento yo puedo llevarme a Ati conmigo, trataré de conseguir que Martha lo cuide el resto de la mañana, si no pasa, tu puedes pasar por el más tarde, anda confía en mi preciosa.
Me miró fijo unos minutos y finalmente cedió provocando que yo sonriera. Sería una aventura llevar a Atom conmigo y la verdad me encantaba la idea, hoy no tenía reuniones, simplemente trabajaría en mi oficina y ahí mismo el pequeño podría estar jugando bajo mi vigilancia.
Besó la mejilla del pequeño para despedirse y acomodó su ropa.
Cuando iba a salir se dió la vuelta apresurada.

-Los veo más tarde, por favor, si necesitas ayuda háblame y...
La besé. Pero esta vez el beso fue un poco más largo, necesitaba calmarla.

-Ya entendí Mamá. Me burlé.
Ella sonrió.

-Lauren de verdad te agradezco esto, espero que Ati no de muchos problemas. Dió otro pico en mis labios. -Te amo.
Mi corazón comenzó de nuevo. Esas palabras iban a llenar mi mañana de mucha energía y una sensación de que estaba en el cielo.

-Y yo a ti, te amo Camila, anda, ahora ve, yo cuido al niño, dile hasta pronto a mamá, Ati.
Mientras ella entraba a su trabajo, fue mi turno para preocuparme ¿De verdad estaba lista para cuidar sola a Ati? Era toda la mañana y apostaba a que no iba a entretenerse mucho en la alfombra de una oficina grande, llena de cosas que podían romperse. Mierda.
Salí de la calle de inmediato y conduje hasta la empresa. No tenía mucho tiempo para las dudas.
Las miradas interrogantes llegaron. En realidad todos me miraron cuando crucé hasta el elevador, con la pequeña maleta y con Ati enganchado a mi cuello.

-Lolo. El pequeño comenzó a hablar. Dios. Sonreía tanto, creo que esperaba este momento como nunca en su vida. Sobe su naricita con ternura y fue inevitable besar su mejilla para hacerlo soltar alguna carcajada. Mi asistente nos notó durante ese momento y su mirada se iluminó. Su jefa llegaba a la empresa con un bebé ¿Que tan normal era?

-Lo se, debo verme muy tensa, pero por favor, sólo lleva las cosas bien y no se lo menciones a nadie, especialmente a mi hermano.
Entre a mi oficina con la ayuda de ella, que sonrió al mirarme llegar con Ati en brazos y además sin explicarse por que de un día a otro llevaba esta imagen de mamá.

-Que linda sorpresa ¿Quiere que haga algo por usted?¿Que consiga comida? ¿Juegos? ¿Una niñera?
Entrecerré los ojos.

-Comida estaría bien, nada con exceso de carbohidratos y de preferencia que tenga formas divertidas, a Ati le gustan las galletas. Asintió entusiasmada y apretó la mejilla del pequeño, ganándose un sonrojó muy lindo. Tuve que presentarlos. Cuando ella salió miré aterrada el centro de la oficina. Necesitaba mover todo. Iba a hacerlo yo sola.
Bajé por un momento a Ati.
Al instante caminó hacía uno de mis muebles llenos de fotografías, reconocimientos caros y cristales.

-No cariño, mejor quédate cerca.
Con dificultad y supervisando que Atom se quedará cerca mío, moví un poco los muebles y cree un lugar más seguro, aparté todo lo que fuera peligroso y lo coloqué en mi escritorio. Saqué sus juguetes, su oso y una manta para que se quedará a jugar ahí.
Besé su mejilla mientras me alejé silenciosa hacia mi escritorio. Me dejé caer en la silla y solté un suspiró.

♥️

Mientras te tuveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora