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Camila
Los Ángeles

Dylan camino con las dos tazas de café hacía la cama.
Era muy temprano y él tenía que salir a trabajar.

-¿Cómo estás?

-Bien, me duelen los pies pero supongo que es normal ¿No?
El asintió y besó mis labios. Era demasiado dulce, tan dulce y comprensivo como cuando nos habíamos casado.
Toque mi vientre con alivio. Nuestro pequeño seguía creciendo y en 4 meses lo tendríamos con nosotros.
El rancho de sus padres definitivamente era el mejor lugar para que creciera.

Describir los últimos dos años era difícil y a la vez increíble.
Mi vida se había llenado de nuevas experiencias y Dylan era ahora mi esposo y mejor amigo. El me había ayudado lo suficiente como para olvidar todo lo que viví en la ciudad.
Me bastaba con mirarlo todas las mañanas para estar segura de que alejarme de alguien había sido la mejor decisión. Construir de nuevo esas partes de mi había sido difícil pero no imposible.

-Hoy tengo que ir a la ciudad ¿Quieres que traiga algo para ti? Negué. No necesitaba nada de ahí. Todo estaba a mis manos. Sobe mi barriga entretenida mientras el masajeaba la planta de mis pies.

La boda había sido 6 meses después de conocernos. Yo le había contado sobre mi pasado y el lo acepto, me ayudo a conseguir un trabajo fuera de Los Ángeles. Solía visitarme los fines de semana y ayudarme un poco con la depresión por la que había pasado.
Sus padres se dedicaban a la vida de rancho, animales y cultivos, el llevaba la pequeña empresa y productos a la ciudad. Ese día en que nos encontramos me confesó haber estado en el hotel solo por una noche, esperando cerrar un trato con un cliente.
Yo le confesé haber estado en una pésima relación.
Tiempo después de renunciar a Lauren, el me beso.
Luego todo llevo a un romance demasiado tierno.
Después de casarnos de improviso, avisando a mis padres y a los suyos, fuimos a vivir al rancho.
Yo solía darme una vida demasiado tranquila ahí. Me dedicaba por completo al hogar y hacer feliz a Dylan.
Era como mi luz y el mejor hombre que pude haber encontrado para mi después de años perdidos.

-¿Porque no vas conmigo?
Preguntó entusiasmado.
Era lo que menos deseaba, estar ahí me hacía sentir náuseas. Odiaba recordar.

-Cariño, no quiero hacerlo, sabes que no me gusta. No insistió más y me dejo un beso tierno en los labios antes de salir de mi lado y del dormitorio. Llamé a mi madre para contarle como me sentía aquella mañana.
También como planeábamos viajar a Miami para las vacaciones.

Lauren

-Andrea te he dicho que no quería visitas hoy. Hable por el comunicador a mi asistente. Ella no respondió y me hizo enfadar pero luego la voz de mi madre saludando me distrajo. Era ella la que había entrado sin permiso.

-Hija, por fin te encuentro.
Sonreí levemente y acepte su beso en mi mejilla.
Últimamente intentaba apegarse más a mi. Luego de mi divorcio con Samantha y mi internamiento en una clínica por mi alcoholismo.

-Hola Mamá.
Salude apenas. Estaba estresada por el trabajo y su presencia no me traía mucha tranquilidad.

-¿Como estas hoy?

-Muy bien,sobria y con mucho trabajo.
Ella asintió con una sonrisa y la devolví amablemente.
En los últimos dos años había aprendido a hacerlo. Tocar fondo me había ayudado a mejorar mi carácter.
Suspiré cuando pensé en el motivo que me había llevado a todo.

Mientras te tuveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora