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Lauren
Los Ángeles

-¿Cancer? Debes estar bromeando, mi madre no puede estar enferma.
Reclamé llena de miedo. Maldita sea. Definitivamente había hecho lo correcto al deshacerse de esos excesos hace poco.
Chris tomó mi hombro con fuerza, Keana tomó mi mano comprensiva. No era la mejor noticia de todas. Ella estaba despierta, estable, simplemente habían tardado tanto en hacer estudios.
Sabía que algo ocultaban, algo que Chris y mi madre no querían contarme por completo. Ya la había visto. Pálida y algo baja de peso. Así lucía cuando la miré. Rodeé la cama y tomé su mano con seguridad.

-Lauren, no debes preocuparte por mi, por el diagnóstico sabes que los tratamientos hoy en día están muy avanzados, no quiero que tengas esa angustia en tu mente.
Estaba más preocupada por una recaída mía que por su enfermedad. Su pecho estaba severamente afectado y por supuesto que ella lo sospechaba pero no nos contó nada. Yo estaba enfadada. Así que reaccione de forma equivocada.

-Madre, no importa lo que me pase a mi ahora, soy mayor, me he recuperado, no voy a pasar por lo mismo, estoy cansada de que hagan esto, tu y Chris viven sobre mí...por favor piensa en ti de una maldita vez.
Gruñí y salí del lugar. Necesitaba salir de ahí. No tenía mucha paciencia últimamente. Limpie la única lágrima que derrame.
Cuando trataba de calmarme había visto a esa mujer de nuevo.
Esta vez no la seguí. No estaba para liarme mas en mi cabeza.

Justo al lado de la puerta miré a ese cabello castaño. La ignoré e intenté pasar a su lado pero su llanto llamó mi atención. Yo...
Estaba a punto de caer y le ayudé.
Sus ojos café conectaron con los míos y aleje mis manos de ella como si quemara en mi piel.
Pronuncie su nombre pero aún así seguí sin creer que ella estaba frente a mí.
Sentí mi alma caer a mis pies al mirar su vientre y a ese joven hombre llamándola.
Desapareció de mi vista antes de que pudiera decirle algo más.
Camila Cabello estaba frente a mí. Lucía tan diferente, madura y definitivamente más hermosa de lo que recordaba. Toda ella estaba ahí.
Sus ojos café me miraron aterrada, enfadada, no estaba segura.
Mis latidos se aceleraron. Esos mismos ojos los había visto en mis sueños y pesadillas durante mi tiempo más difícil.
La había buscado y me resigne a perderla, me había resignado a jamás confesarle lo que yo sentía por ella. La falta que me había hecho después de que se marchara y la forma en que me había odiado por revivir cada una de las estupideces que le hice.
Quise decirle de pronto que me arrepentía por jugar con ella, era capaz de ponerme a sus pies, hincada y pedirle perdón.

Flashback

Hoy era la tercera semana sin verla.
¿Donde mierda se había metido?
Tomé la botella vacía y la lancé a la pared.
Samantha de inmediato bajó al salón asustada por el ruido. Miró la botella rota en el piso.

-¿Que mierda te pasa ahora? Llevas días de un terrible humor amorcito.
Gruñí antes de plantarme frente a ella y sujetar sus brazos.
Lo sabia. Simplemente con mirar sus ojos que jamás la tendría como a Camila.

-No te metas en mis asuntos.
Dije entre dientes.

-Oh, es por tu amante ¿No la recuperaste? Por dios prácticamente es la primera mujer que te lanza a la basura, a Lauren Jauregui.
Ella no valía la pena, ni mi tiempo. La solté.
No me importaba lo que había sentido al escuchar como se iba de mi lado, mi orgullo era lo que menos me importaba, solo moría por ver esos hermosos ojos frente a mi.
Sostener su cuerpo contra el mío, como tantas veces lo había hecho. Si hubiera sabido cuando iba a ser la última vez, lo habría aprovechado. Hubiera besado sus labios hasta cansarme, hubiera permanecido en la cama para verla dormir, enredada en mis piernas y mirándose cómo un ángel. Samantha se cansó de molestarme.
Tomé mi cabello desesperada y me dejé caer de nuevo en el sofá. Había sido la primera vez que lloraba por alguien, por una mujer y estaba segura que Camila iba a ser la única en provocar esas emociones en mi.

Fin flashback

Me quedé ahí como una idiota. Mirando como pasaba en una camioneta.

Mis cabeza me decía irme de ahí pero mis pies parecían actuar solos por que me encaminé apresurada a la recepción donde una enfermera me saludó.

-¿Hay alguien en el hospital con apellido Cabello?
Ella me miró inquieta.

-¿A quien busca específicamente?

-A alguien con ese apellido señorita. Traté de ser amable,
Ella negó.
Pensé un poco, tal vez era ella viniendo por algo en su embarazo. Por dios Camila estaba embarazada y era lo más hermoso que habían visto mis ojos. Mi cuerpo se tenso.
Ella estaba con alguien, con un hombre.

-Esta bien, muchas gracias. Dije antes de alejarme y partir de ahí.
Mi cabeza estaba hecha un lío.
Quería volver e investigar pero mi pecho dolía al pensar como ella había seguido con su vida adelante, ella estaba con alguien no había duda.
Estaba demasiado lejos de mi alcance. Conduje enfadada hasta mi departamento.
Al llegar mire el bar. No había nada que tomar ahí yo misma me había deshecho de todo.
Mordí mi labio desesperada y caminé a la sala dejando mis zapatos atrás. Coloqué la música alta y me dejé caer en el sofá. Abracé mis piernas a mi pecho y cerré los ojos.
No era un buen momento para sufrir una crisis.
Suspiré profundo. No valía la pena sacar de mi mente eso.
Sus ojos vivían conmigo a diario. Sonreí por instinto. De verdad los había tenido de frente. Mis ojos habían visto sus ojos de nuevo.

PROMESA ES PROMESA 😁

Mientras te tuveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora