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Camila
Los Ángeles

-¿Porque sonríes tanto?
Preguntó Lauren cuando evidentemente no dejaba de mirarla. Atom se había quedado dormido en su pecho de nuevo. Después de tomar su cena.
Tenía muchas respuestas para eso pero no sabía como decírselas.

-Eres buena con los bebés.

-Quiero tener uno. Soltó dejándome impresionada.

-¿De verdad? No los querías.

-Hay muchas cosas que cambiaron en mi mente y bueno un bebé siento que es lo mejor que te puede pasar, tu dime.
Sonreí. Sin duda Atom era lo mejor que me había ocurrido.

-Por supuesto que si ¿Quieres que tome a Atom?
Negó de inmediato y la miré colocar con delicadeza a mi pequeño en la cama. Sonrió al mirarlo acurrucarse.

-El pequeño oso me recordó el calorcito que Atom siempre tiene, es lindo.

-Gracias por el regalo. Agradecí sincera.
Lauren se encogió de hombros y luego volvió a un lado mío dejándome nerviosa.
Colocó su mano sobre mi hombro en apoyo. Miramos dormir a Atom por un rato.

-Debes dormir, Karen me lo pidió.
No me resistí, en realidad me sentía completamente derrotada, el día había iniciado muy mal.
Y aunque había mejorado tenía mucho sueño. Caminamos al sofá pequeño que se encontraba en la habitación.
-Yo ocuparé este espacio, tu acomódate para dormir.
Había señalado solo una parte del sofá. La miré insegura, no quería que ella terminara por dormir así de incómoda. Me senté como Lauren.

-No me parece justo. Dije sincera.

-Esta bien Camila, solo me preocupo por que descanses, tu tienes a Atom las 24 horas del día, necesitas descansar, más que yo.
Aclaró su garganta. No quise replicar más así que intenté recostarme en el sofá.
-Tengo una idea. Acomodó su chaqueta en forma de almohada en su regazo y me llamó.
-Recuéstate aquí.
Algo nerviosa hice lo que me dijo. Recosté mi cabeza sobre la chaqueta que reposaba en sus piernas y me hice bolita.
Suspiré. Había iniciado un masaje leve sobre mi brazo hasta el hombro. Cerré mis ojos.
-¿Estas cómoda? Moví mi cabeza por que ella me estaba arrullando demasiado.
No tomó mucho tiempo para que me quedara dormida.

Lauren

Detuve mi mano cuando noté el movimiento relajado de su pecho. Camila se había quedado dormida.
Suspiré profundo. Nunca había aprovechado para mirarla de aquella forma. Cómo un ángel.
Negué como tonta. ¿Cuantas veces no tuve esa oportunidad?
Esperaba que no despertara por que lentamente eleve mi mano a su cabello y lo toqué.
Había añorado poder tocarla así.
Cuando nos habíamos unido en la sala de urgencias, sentía que mi corazón se saldría de mi pecho, ahora luchaba por mantenerlo controlado.
Sobé su mejilla con tranquilidad y la miré por mucho tiempo.
También observé a la cama de Atom, para asegurarme de que estaba tan cómodo con ella.
No podía quedarme dormida y desperdiciar el tiempo.
La enfermera había hecho dos visitas por la madrugada. Simplemente me había sonreído mientras yo aún sostenía a Camila.
Después de la última visita ya no soporte más y me quede dormida. Había bastado recargar mi cabeza hacía el respaldo.

Volví a abrir mis ojos cuando noté un movimiento leve en mi regazo.
La luz del sol entraba por la ventana. Atom seguía dormido.
Camila en cambio estaba despertando.
La miré abrir los ojos lentamente y tratar de ubicarse. Había notado mi mano sobre su brazo. La tocó.
Pero de la nada se había disparado del sofá. Algo asustada.

-¿Estas bien?
Al fin había podido extender un poco mi cuerpo. Mierda estaba entumecido. Demasiado pero no me importaba, más que Camila hubiera descansado toda la noche.

-Oh dios, he dormido toda la noche. Se encaminó hacía Atom. Una vez lo miró dormir su cuerpo dejó de estar tenso. Me reacomode en el sofá y fijo su mirada en la mía.
-¿Tu estas bien? Has dormido ahí sentada todo el rato, debiste cansarte.

-Dormí bien no te preocupes. Aclaré mi garganta. Mi voz solía estar más ronca al despertar.
Busqué mi móvil en el bolso de mi jean. Era temprano todavía.
Aunque no quisiera debía ir a la empresa hoy. Chris no me perdonaría un día más de ausencia.
Camila me miró extraño y cruzada de brazos.
-Debo ir al banco hoy.
Me levanté del sofá.

-¿Vas a irte?
Preguntó nerviosa.
-O claro, si, no te preocupes yo probablemente me encargué de llevarlo a casa.
Sonreí ante su nerviosismo, coloque mi chaqueta para salir. Me acerqué a ella y tomé su mano.

-Quiero que me avises a la hora que puedan salir, aún falta que el médico lo apruebe.
Supuse que ella también había notado a Atom respirando con tranquilidad y sin el oxígeno.
-Cuando lo haga, voy a venir.

-No es necesario, te agradezco lo que has hecho.

-Es un gusto estar con ustedes siempre Camila, aunque no quiero debo salir para llegar a tiempo a la empresa, te marco ¿Si? Así que consigue tu móvil cuanto antes.
Ella asintió. Envolví mis brazos en su cintura y la abracé. Su cabeza se apoyó en mi hombro y correspondió al contacto. Sobe su espalda un rato. Cuando me iba a alejar sentí un beso en mi mejilla.
Sonreí bobamente. Caminé bajo su mirada a la cama de Atom y acaricié su cabello con cuidado para no despertarlo. Salí de la habitación con mi corazón acelerado y deseando no salir de ahí. Pero era mi deber.
Sonreí durante todo el trayecto al auto.

Mientras te tuveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora