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Lauren
Los Ángeles

Mi departamento estaba siendo renovado. Mantenerlo de la misma forma solo me parecía innecesario. También había pensado en la opción de buscar algún otro pero finalmente tomé la decisión de cambiar algunas cosas.
Por ejemplo remover por completo la barra enorme que por un tiempo había sido mi mayor pesadilla.
Colocaría una área de juegos para mis sobrinos. Entré dejando mi saco en la estancia y miré de reojo a uno de los trabajadores completando uno de los muros.
Habían quitado cuadros con imágenes completamente frías. Cosas materiales sin interés que Samantha había escogido cuando recién se había mudado.
Martha, la mujer de mayor edad que ayudaba en mi cocina y en la limpieza me saludó con una sonrisa. Era una buena mujer que además había trabajado muchos años en la casa de mi madre.

-Señora Jauregui ¿Va a cenar? Esta todo listo en la cocina.
Sonreí.

-Ya te dije que me llames Lauren solamente, Martha y si, me apetece tomar la cena y además un poco de compañía mientras lo hago, luego podrá llevarte el chofer a casa.
Asintió un poco menos tensa. Llevaba menos de una semana cuidando de la casa.
La hora de trabajo había terminado para todos y suponía que no pasaría mucho tiempo para encontrarme sola por completo en el departamento.
Había tomado una ducha y la cena, Martha había salido hace pocos minutos junto con el resto.
Yo recorrí el departamento con una taza de café en la mano y aprobando cada una de las cosas que se habían modificado hasta el momento.
Mamá estaba molesta por mi negativa a salir del departamento y dormir en su casa mientras estaba listo. En realidad solo quería ver de a poco la renovación.
Sobre el pasillo miré el mueble con una estatuilla encima. Había ordenado sacarla también.
Tuve que detenerme y recargarme en la pared. Un recuerdo en especial sobre ese sitio me había golpeado, tal vez era por la repentina visita de Karen.

Flashback

Mis manos jugaban sin cansarse sobre su espalda.
Apenas había atravesado la puerta del departamento y yo la había sujetado.
Quitando una a una la ropa que llevaba.

-¿Estás sola?
Preguntó una vez comenzamos a subir las escaleras a tropezones.
Mis labios besaban los suyos con desesperación. Necesitaba un alivio. La tensión de trabajo había sido terrible ese día y sumada la discusión estupida con mi esposa, había tenido que llamarla para que viniera conmigo. Samantha había salido una hora antes por la puerta y asegurado largarse por días a casa de su hermana.

-No hagas preguntas tontas Camila.
Apreté sus pechos con fuerza y la hice callarse.
Sobre el pasillo fue imposible resistirme a tocarla mucho más. Sin nada de cuidado la había sentado sobre el mueble.
Tomando con brusquedad su sostén y mordiendo entre sus pechos. Camila se había estremecido en mis brazos. Tanto que intentó sujetarse al mueble y terminó lanzando al piso lo que sea que se encontraba encima.
Me separé de forma brusca.
Camila bajó de inmediato un tanto asustada.

-Dios, Lauren, lo siento. Dijo divertida.

Levante la pieza intacta y la coloqué en su sitio. Me había enfadado por tener que separarnos. Dispuesta a reiniciar lo que hacíamos en la habitación. Tomé a Camila por el cuello e intenté besarla, pero su risa resonó en el pasillo. Haciéndome retroceder para entender que pasaba.
Ella rió por un rato. Sin motivo.
Yo la miré extraña. Había disfrutado por un momento su forma tan angelical de reír. Ese tipo de diversión no era muy común entre nosotras, no en los 15 meses que teníamos acostándonos. La miré y cuando comenzaba a sentir ese calor inusual en mi pecho la sujeté por el brazo para que callara y me mirará.

-¿Puedes dejar de hacerlo? Hay algo más importante que quiero hacer además de verte reír, agradece que no se a partido a la mitad por que esta pieza tiene un valor mayor al del auto que manejas.
Sus hombros se habían tensado y la risa detenido.

-Lo siento Lauren, tienes razón, yo debo...
Hizo un intentó de cubrirse el pecho pero no lo permití.

-Deja de pedir disculpas, sabes que me molesta sobre manera cuando intentas cubrirte frente a mi, venga.
Tomé su mano de forma tosca y la guié al dormitorio.
Esa noche había tenido sexo duro con ella, sin cuidado, cómo en muchas otras ocasiones. No se había librado de mi mal humor al día siguiente. Ni ella me había sonreído ni una sola vez. El sexo me gustaba de forma mecánica y ella parecía tan sensible que lo que menos quería es que comenzara a mostrarse linda de forma natural, para mi, Camila era solo la hermosa mujer que me complacía en la cama.

Fin flashback

Mierda. Toque levemente la orilla del mueble.
Debí haber disfrutado más su risa en aquella ocasión. Más bien, debí haberla hecho sonreír más, bajo muchas circunstancias.
Una parte de mi esperaba con ansías recibir ese mensaje de Karen, aceptando mi invitación a comer, dando por hecho que podría ver a Camila de forma casual y asegurarme de verla sonreír, reír incluso. Mirar esa nueva faceta de ella con el pequeño.
¿Ella querría aceptar?
Mi mente estaba un poco ansiosa por eso.
Miré la estatuilla y gruñí enfadada. Era lo contrario. La risa de Camila valía más que esa estupida pieza.
Suspiré profundo y entré al dormitorio. Intentaría dormir después del café y ese recuerdo.
Al recostarme acomodé mi cuerpo hacía un lado. Al centro de la cama.
Cerré los ojos. Intentando conciliar mi sueño.
No pude evitar imaginarme a Camila dormida a mi lado justo en la misma posición y mirándome ¿Cuantas veces no lo había hecho?

Ningún mensaje había llegado. El destino tal vez estaba siendo justo para ambas.

Mientras te tuveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora