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Camila
Los Ángeles

Mantuve mi mirada hacía esa puerta por mucho tiempo. Ati parecía estar muy quieto, solo mirando alrededor de la estancia.
En cualquier momento alguien lo nombraría.
¿A caso Lauren había mentido sobre venir?
Por que yo tenía más de 24 horas pensando en esta reunión, quería mirarla y...
La puerta sonó. En realidad comenzó a abrirse y después los pasos seguros de una persona.
Su sonrisa creció mientras más se acercaba a nosotros. Podría detallar por completo su traje oscuro elegante y el par de zapatos altos que parecían favorecer su atuendo. Suspiré bajo y una vez estuvo frente a nosotros, me puse de pie de golpe, de forma torpe con Ati en brazos.

-Hola. Dije. Pero un par de labios suaves me impidieron preguntarle donde estaba.
Sus manos habían sujetado mi hombro y mi cuello. Buscando profundidad en un beso que debía ser corto. Ella lo había alargado.
Cuando finalmente me soltó. Sonreí.

-Dios, extrañaba verlos ¿Cómo están? Pensé que no iba a alcanzar a entrar con ustedes.
Tomó a Atom de mi brazos. Él le había regalado una risita divertida. Lo miró por un momento. Si, mi pequeño ahora lucía encantador, con uno de esos trajecitos de estampado de superhéroes. Besó su mejilla con cariño.

-Yo solo...
Pero ahí estaban de nuevo. Un beso cariñoso en mis labios y luego otro en mi mejilla. Ella estaba entusiasmada de verme.
Para entonces, cuando se separó y yo había formado una frase cuerda en mi mente, nombraron a mi pequeño. Lauren me ayudó a tomar el bolso y luego sujetó mi mano para guiarnos a la entrada del consultorio.
Un hombre joven con un saco blanco se presentó con ambas.
No me había tomado mucho comentarle sobre la reciente hospitalización de Atom y el antecedente que tenía a su nacimiento.
Lauren había permanecido sentada, en silencio y escuchando atentamente sobre lo que él pediatra mencionaba. Atom tampoco se había movido de sus brazos y había encontrado atractivo de nuevo el anillo que Lauren llevaba en su mano.

-Vamos a escuchar un poco. Dijo el doctor. Lauren se estremeció cuando quise tomar a Atom de sus brazos y llevarlo a la camilla donde el pediatra iba a revisarlo.

-¿Que pasa?
Pregunté inquieta.

-A...esta bien, yo...
Ati extendió sus brazos a los míos y me dejó llevarlo a la camilla, pero desde luego había comenzado a asustarse al mirar al doctor tocar su espalda con el estetoscopio. Intenté distraerlo un poco pero solo ayudó a que comenzaran a brotar lágrimas de sus ojos. El doctor había sonreído.

-Es muy común que se asusten, esta bien, podrían tomar su tiempo para calmarlo.
Iba a tomarlo en brazos pero Lauren se había adelantado.

-Venga ya Atom, que nadie te va a hacer daño. Atom se había aferrado a sus hombros aún llorando. Ella lo arrulló para calmarlo y yo no podía dejar de mirarlos de forma tierna. Incluso el doctor había sonreído por la manera en que ella luchaba para calmarlo. -Ya estoy aquí, y mamá también, mira.
Caminó con el hacía un mueble donde había juguetes.

-Puede tomar uno para el. Sugirió el pediatra. Pero Ati parecía muy ofendido. Había estado con otro pediatra antes, no creí que se pusiera así. Tal vez por que era aún más pequeño.
Se negó a sujetar el pequeño robot que Lauren le había sugerido.
Después de darse cuenta que nada de lo que hacía lograría calmarlo, quiso entregármelo pero yo había tomado de mi bolso el pequeño oso que Atom prefería.

-Mira amor, mira quién es.
Al momento en que escucho mi voz, el pequeño se giró hacía atrás. Yo sonreí.
Lauren limpió las pequeñas gotas que recorrían las mejillas de Ati.
Lo tomó de inmediato y llevó la orejita del oso a su boca. Y listo. Había olvidado por completo lo que lo tenia molesto. Lauren y yo sonreímos.

-Eso es bueno, tal parece que tener la atención de las dos le ayudó ¿Cuanto tienen de matrimonio?
El doctor aclaró su garganta cuando ninguna de las dos había contestado. Su pregunta nos dejó sin palabras. Solo nos miramos pensativas.

-A bueno...en realidad yo no...
Comenzó a decir.
Bajó la mirada apenada.

-No estamos casadas. Dije finalmente después de un momento de silencio.
El doctor se disculpó con la mirada y asintió. Aprobando que era el tiempo ideal para sentar de nuevo a Ati en la camilla y poder revisarlo. Esta vez había permanecido en silencio dando sonrisas a Lauren y apretando el oso en sus brazos.
La mirada de ella topó con la mía.
¿Casada con Lauren?
Sus ojos verdes me habían hipnotizado por que de repente mi mente jugaba conmigo. Imaginándome que en realidad estaba con ella, pero claro, esa imagen mía y de Lauren calmando a Ati podría confundir a alguien.
Mi corazón se llenaba de algo al pensar que ella tal vez podría estar el resto de las visitas al pediatra. Calmando a Ati en sus brazos y a la vez sujetando mi mano...

-Listo.
El doctor interrumpió mis pensamientos.
-El pequeño a superado la infección por completo, está respirando de forma adecuada ¿Cuánto es que lleva con medicamento?

-Tres días. Lauren contestó.
Si. Sé suponía que yo debería estar concentrada en las preguntas pero no podía.

-Bien, vamos a agendar una cita en un mes para revisión, por momento el pequeño sólo necesita terminar su tratamiento y mantener los cuidados, no cambios de temperatura bruscos y estar pendientes de que la fiebre no vuelva a aparecer. Mencionaba mientras caminamos de regreso frente al escritorio y nos invitó a sentarnos.
Permanecer ahí por un rato escuchando recomendaciones no había sido tampoco lo suficiente como para mantener alejados los pensamientos sobre Lauren.
Atom se acurrucó en mis brazos.
Yo la miré. Escuchaba atentamente lo que el pediatra decía.
Bien, eso último me lo había perdido. Pero respondí cuando miré a Lauren extender su mano con el doctor y sonreír hacía mi.
Yo la imité y seguí sus pasos hacía la salida del consultorio.

-¿Entonces te parece bien ir a comer? Martha debe tener todo listo y debe ser mejor mantener a Atom seguro.
Sobre el pasillo mientras ella me guiaba hacia la salida, yo detuve mis pasos y eso llamó su atención por que espero frente a mi lo que tuviera que decirle.

-Gracias por acompañarnos. Dije realmente emocionada y ella sonrió. Sus labios no tardaron en estar sobre los míos.

Mientras te tuveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora