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Camila
Los Ángeles

Tenía dos días sin poder dormir bien. En realidad nada podía estar bien ahora.
Dylan estaba igual, mi embarazo no marchaba bien, yo lo sentía y ahora Karen podría perder el rancho.
Sirvió mi taza de té. Sabía que ella estaba igual o peor a mi. Solo que intentaba ser fuerte para las dos.
-¿Dormiste cariño?
Negué. Ella negó también y luego se sentó frente a mi en la mesa.
La última semana habíamos decidido realizar visitas por la tarde solamente al hospital. Dylan estaba estable, pero inconsciente y no sabíamos cuándo despertaría, eso me hundía más.
Karen me había obligado a mantenerme un poco alejada del hospital, debía guardar reposo y además estar ahí, mirarlo aún conectado a todo me angustiaba demasiado y no me ayudaba.
Karen también tuvo que volver para ayudar con el rancho, hacerse cargo de todo lo que Dylan hacía.
-Camila, cariño, debes intentarlo, todos aquí estamos preocupados por tu salud y la del bebé, deja todo de lado y piensa en su hijo, aún si perdiéramos todo yo sabría como ponerlos a salvo y a Dylan, ya lo sabes.
Yo no podía evitar preocuparme. Estábamos hablando de su hogar del lugar donde Dylan había crecido y prácticamente todo lo que tenían. Me dolía pensarlo.
El banco nos daría tiempo pero aún así, reponer todo el dinero que debió ser para los nuevos negocios y no para pagar todo sobre el accidente que jamás debió pasarle a Dylan. Sería difícil conseguirlo en otra parte.
Sería tarde. El rancho iba a tener que ser vendido para no quedar sin nada. Dios mío. Luego pensar en el bebé ¿Como iba a poder pagar todo?
Bebí té para calmarme un poco.

-Te acompañaré al banco para poder negociar. Dije segura y ella asintió. Aunque luchaba por mantenerme segura y alejada de cosas estresantes no podía al cien por ciento.
Cerré los ojos al pensar en la posibilidad de tener que negociar con la misma Lauren Jauregui para no quedarnos sin nada.

-A Dylan no le gustaba que tú intervinieras en el trabajo pero ahora no confío más en otra persona más que en ti para poder estar bien.

-Y yo confío en ti plenamente Karen, debes saber que a pesar de lo que suceda mis padres están dispuestos a ofrecerme su ayuda también.
Sonreí al pensar en la visita tan rápida que habían tenido que hacer desde Miami para saber que yo estaría bien.
Querían que fuera con ellos pero yo no podía abandonar a Karen y mi esposo así.
Acarició mi mejilla levemente y salió para guiar a los trabajadores. No me gustaba verla tener que soportar su cansancio regular para levantarse temprano y trabajar en lugar de su hijo. Nada debía ser así ¿Porque no había sido precavido?
Negué. Era la tercera ocasión en la que me sentía enfadada con Dylan por abandonarme de esa forma.
También había llorado por culparlo. Ninguno de nosotros lo esperaba.

Días después.
Mi cuerpo enteró estaba tenso al pisar ese suelo tan elegante de nuevo. La última vez que lo había pisado fue hace años.
Cuando salí enfadada por todos los cambios que Lauren estaba haciendo en mi vida, solo por tenerme en su cama. Reacomode mi vestido otra vez. Me sentía incómoda al llevarlo. Mi embarazo me hacía sentir muy extraña a veces y bajo todo ese estrés era peor. Sonreí a la chica en la recepción y miré a todas esas personas bien vestidas haciendo negocios en el lugar.

-Buenos días. Salude.

-Buenos días ¿En que puedo ayudarlas? Preguntó amable.

-Tenemos una cita con un asesor, es sobre un préstamo a nombre de mi esposo Dylan Sanders.
Miró el ordenador atenta hasta toparse con la información.

-¿Cual es su nombre?

-Camila Cabello y Karen Sanders. Mencioné quien me acompañaba. Esperamos por un minuto.

-Claro señora, la señora Jauregui las espera en su oficina, debe tomar ese asensor y subir hasta la ultima planta, una vez ahí alguien la va a guiar.
Indicó el asensor pero aún así no pude moverme de mi sitio.
¿Señora Jauregui? Dios mío. No. Yo me negada totalmente a tratar estos temas con ella ¿Lo había planeado? Ella sabía por supuesto. No le había costado nada averiguar sobre el préstamo que Dylan había obtenido.
Estaba asustada.

-¿Pasa algo cariño? Karen preguntó. Yo desperté de mis pensamientos y me volví para decirle que no subiría con ella. Sus ojos preocupados me hicieron considerarlo. Tal vez podría llegar a un acuerdo con Lauren ahora. Eso salvaría todo y...
Karen comenzó a guiarme al asensor cuando yo negué sin pensarlo y subimos.
Mis manos estaban temblando. No me sentía preparada para verla de nuevo. No para que supiera que finalmente estaba vulnerable como ella me había conocido, como ella me había convencido antes de estar a su lado. De convertirme en su amante de renunciar a todos mis sueños solo para pretender que yo le pertenecía y que el amor que había sentido por ella no era en vano.
Era tan estupida. Me reprendí de nuevo.

-Debiste quedarte en casa cariño, fue muy irresponsable por mi parte traerte aquí...ese apellido me suena, de algo conocido.
Karen no recordaba que alguien se presentó en el hospital con ese apellido y tampoco esperaba que fuera esa mujer quien estaría frente a nosotras. Iba a tratar de...
Aunque mi mente jugaba a veces después de verla ese día salir de la habitación, ella me había mirado diferente, parecía tensa, triste y...no...seguía siendo la misma mujer arrogante y fría que había conocido, que yo creía que me amaba al menos un poco después de tenerme en su cama por tanto tiempo. Era una mentirosa y una mujer muy inteligente para mi pesar intentaría hacerme daño, estaba segura.
Cuando menos lo pensé. Karen y yo caminamos hacía la puerta enorme que una chica sostenía para hacernos pasar.
Mis ojos conectaron de nuevo con ese color verde. Sentada sobre esa silla y escritorio elegante parecía que no pasaba el tiempo. Todo era igual.

-Camila. Pronunció con voz ronca y mi mente volvió de nuevo. Miré en un movimiento rápido como se acercaba para saludar a Karen amable y besar mi mejilla levemente ¿Que estaba pasando? Iba a sostener mi mejilla pero yo me alejé tratando de mantener mi postura.
Ella nos invitó a sentarnos. A Karen ya la tenía de su lado.

Mientras te tuveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora