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Camila
Los Ángeles

Al llegar al rancho, Karen recibió a Atom con entusiasmo y el simplemente sonreía. Como diciendo, seguiré aquí dando algunos problemas a ti y a mamá.
Louis metió tras de nosotros el único bolso que cargábamos y sobo la cabecita de Atom antes de salir y seguir con el trabajo de campo.
Yo suspiré tal vez demasiado alto por que Karen con el niño en brazos me siguió hasta la sala.

-Pareces cansada cariño ¿Quieres ir a dormir?
Negué. No iba a separarme de Atom en días estaba claro. Aún no podía superar la manera en que lo había visto y la angustia tan terrible que sentí al verlo tan mal.
Miré el bolso y tomé el pequeño oso en mis manos.
-No te ves muy feliz.

-Lo estoy. Dije tratando de convencerme a mi misma y a ella.
Se sentó a mi lado y Atom comenzó a buscar el juguete que yo tenía. Karen iba a preguntar por el.
Acarició con suavidad mi cabello.
-Lauren esta enfadada conmigo.
Dije con pena y me llamó la atención la risa leve que ella soltó. Incluso parecía divertida.

-¿Porqué?

-Ha pagado la cuenta del hospital y me ha pedido quedarme con ella algunos días en su departamento.

-¿Que hay de malo en eso?
Yo la miré de inmediato. Para mi era una idea demasiado rápida, aunque Lauren quisiera ayudarme, quedarnos con ella era muy apresurado ¿Porque los demás no pensaban como yo?

-Por dios Karen, todo hay de malo.
Cerré los ojos.
-Cuando estaba con ella, fue algo similar, a Lauren le gusta tener bajo control todo, yo estaba incluida y siempre hice lo que ella quería, es solo...dios, ahora intenta no sé, me sentí de la misma forma.

-¿Has pensado que ahora lo hace por que está preocupada realmente por ustedes?
Mordí mi labio con duda.
-Mira, no puedo decidir por ti, pero piensa un poco en la manera en que te lo pidió y...

-Por móvil y luego fue al hospital, terminó saliendo de ahí de mal humor y diciendo que su presencia no hacía falta si no aceptaba ir con ella, por supuesto que eso suena a que quería que yo hiciera lo que pidió.
Gruñí bajo.
Karen sonrió y finalmente sé puso de pie. Atom tenía esa particular energía. Poco a poco recuperaba sus ganas de jugar y tontear con todo. Tal vez tenía hambre también. Con pasos pesados y mientras ellos permanecían en la sala me encaminé a la cocina para preparar algo. Necesitaba pensar y...necesitaba llamar y asegurarme de que las cosas entre nosotras iban a estar bien después de la pequeña discusión.

Lauren

Llegué a la oficina de un humor de mierda.
Azote puertas y finalmente intenté concentrarme en el montón de trabajo que tenía acumulado. Pensaba en ella. En el pequeño. En mi departamento y la absurda forma en que había salido del hospital. Debía llamarla y disculparme. Por que iba a ser la única forma en que podríamos estar en contacto esos días.

-Mierda.
Tomé un poco del café que de mala gana prepare. Estaba anocheciendo y todo indicaba a que pasaría ahí la noche.
Tenía hambre también. Mi secretaría interrumpió para despedirse y preguntar si algo más hacía falta. Yo negué y la dejé marchar.
Había pasado más de 6 horas trabajando como una loca, tratando de liberar mi ansiedad.
No quería molestarla más de lo que había hecho y casi quería golpear mi cabeza al imaginarme la cantidad de presión que sintió cuando le propuse venir al departamento.

-Serás idiota. Me dije a mi misma. Cuando la concentración se termino, dejé todo sobre el escritorio y Me puse a dar vueltas en la oficina. Miré por la ventana pensando en lo que debía hacer.
Miré la hora. Eran más de las 22 horas.
Podría llamarla y disculparme. O podría esperar para mañana.
Mierda no. Quería mostrarle que en serio me interesaba.
Me importaban demasiado como para dejar todo así.
Sin pensarlo dejé mi computadora encendida y mi saco incluso. Me encaminé a prisa al estacionamiento. Debía conducir a prisa para llegar antes de que fuera media noche. Tomé la carretera hacia el rancho. Casi no había autos.
Coloque un poco de música para relajarme.
Bien. Comprendí que aunque tuviera muchas cosas que hacer y si esto funcionaba no me importaría viajar a diario a altas horas de la noche para poder verlos.
Una vez llegué a la entrada del rancho me percaté de como permanecía todo en calma. Solo unas pocas luces estaban encendidas ¿Debía tocar? ¿O llamarla?
Mi intención no era asustar.
¿Karen iba a molestarse?
Salí del auto ansiosa y miré la entrada. Tomé mi móvil.

-¿Hola? Su voz se escuchaba soñolienta. Mierda. Esperaba no haber molestado su siesta o la de Atom.

-Camila, escucha, quiero disculparme de verdad.
Dije pero me interrumpió.

-Shh, espera dame unos minutos, hay un par de luces, creo que llego alguien...
Miré hacía el auto. Mierda. Caminé enseguida para poder apagarlo.

-Soy yo, estoy afuera.

-¿Que? Preguntó. Se movió donde estuviera y escuché los pasos que daba.

-Perdón por venir a esta hora.
Dije. No había tardado nada en salir por la puerta de la casa. Con el móvil en la mano.
Me miró inquieta y yo di los pasos necesarios para estar frente a ella.
-He sido tan idiota al enfadarme contigo, perdóname, es solo que intentaba asegurarme de que estuvieran bien...y, por supuesto que lo estarán, tu puedes cuidar de Atom perfectamente, perdón si te he molestado y por venir a esta hora.
Para mi sorpresa Camila había sonreído. Una sonrisa realmente linda que logró llenar mi pecho.
Faltaban algunos pasos para estar tan cerca.
Pero fue ella quien los dió.
Intenté seguir hablando pero unos labios suaves tocaron los míos.
Mierda. Ella estaba besándome y yo estaba ahí quieta, torpe sin poder corresponder por la forma en que ese contacto me había hecho sentir.
Cerré los ojos.

Mientras te tuveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora