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Camila
Los Ángeles

Estaba mirándola tanto. Había estado la mayor parte de la noche solo apreciando a Lauren.
Dormía tan tranquila, lo que mejoraba la imagen era a Ati junto a ella acurrucado, era la segunda ocasión en que se negaba a dormir lejos de nosotras. Buscaba siempre el hombro de Lauren donde recargar la cabeza y después de eso no había otro lugar donde se encontrara mejor.
Todo lo que charlamos Keana y yo venía a mi mente. Lo pensaba demasiado.
Dios de verdad necesitaba dejarme de tonterías y concentrarme.
Había tenido él matrimonio con Dylan, y por el tiempo que tuvimos juntos jamás pensé en que volvería a enamorarme de alguien más. Estaba resignada a no volver a ver a Lauren nunca.
Era diferente ahora. Ella estaba aquí y mientras más tiempo tenía con ella más deseaba tenerla para siempre conmigo.
Mi cuerpo temblaba de tan solo imaginar que ella se fuera de repente de nuestras vidas.
No soportaría perderla.

-¿Pasa algo?
Sus ojos verdes tenían un brillo demasiado lindo esa tarde. Yo estaba nerviosa pero en cambio ella sonreía por todo. Ya me había contado lo feliz que era imaginarme de su brazo esa noche. Hoy era el baile. Todo estaba arreglado. Ati estaría con los gemelos y la niñera la mayor parte de la noche, luego regresaríamos a la casa de Clara para dormir ahí.

-No es nada. Era muy poco frecuente que yo tomara la iniciativa a besarla pero lo necesitaba. En silencio me acerqué de frente y rocé sus labios.
Ella sonrió divertida.
-Lauren, ¿Crees que podamos llevar a Ati un poquito antes a la casa de tu madre?

-¿Porque?
Mordí mi labio inferior. Ella debía entender el mensaje.
Espere a que entendiera pero no lo hizo. Nos quedamos en silencio la dos.

-Quiero tener un poco de tiempo contigo a solas. Me encogí de hombros. Y decidida a alejarme. Me sentía ansiosa por tocarla por besarla sin pensar en nada más. Era lo único que necesitaba para estar segura del próximo si que daría a lo que ella me pidiera.
Su mano envolvió mi brazo de golpe. Y me arrastró a sus brazos. Yo solté un gemido ahogado cuando invadió mis labios con intensidad.

-Pensé que estabas con tu período cariño.

-Ya no lo tengo.
Sus manos se movieron de mi cintura a las piernas mientras me siguió besando. Anhelaba sentirla en otra parte de mi cuerpo.
Sonrió en medio del beso.

-Bien, bien, ahora...¿Dónde esta Ati? Miró el reloj de su muñeca apartándome de su camino y localizó al niño frente a la televisión. Lo tomó cómo un costal, en menos de cinco minutos ya llevaba una maleta pequeña con las cosas necesarias para Ati. Se acercaron a mi y beso mis labios.

-Despide a mamá Ati. El pequeño rozó sus labios sobre mi mejilla levemente y rió por la extraña forma en que Lauren lo cargaba.
Me guiñó antes de salir del departamento y prometió no tardarse nada.
Listo. Tenía un tiempo para arreglarme un poco. Pensé en lencería atrevida pero después de cambiarme algunas veces me rendí con algo sencillo. Use hidratante para piel, loción y lavé mis dientes. Por dios. Me sorprendí bastante, jamás había dejado a Ati con alguien más para cuidarlo, pero no me sentía culpable, estaba demasiado concentrada en recibir a Lauren en un rato. Di vueltas en el dormitorio. Hasta que escuché la puerta de la entrada abrirse y cerrarse de golpe.
Lauren entró después a la habitación.
Me miró de pies a cabeza y luego se lanzo a mi. Con un gemido alto me tomó por el cuello y besó mi boca, introdujo su lengua de golpe. Buscando algún lugar para refugiarse.
Estaba tan excitada. Que terminó desnudándose y quitando lo único que llevaba puesto en un corto tiempo.
Ahora estaba de rodillas. Besando mi vientre mientras yo intentaba sostener mi cuerpo pegada a la pared.

-Lauren. Me quejé.

-No quiero hablar ahora cariño, solo quiero hacer el amor contigo y no tenemos mucho tiempo.
Su tono roncó terminó en cuanto había colocado sus labios en mi entrada.

-Dios. Sujete su cabello con fuerza y solté un grito al sentir como mordía levemente mi clitoris. Era tan buena haciéndolo que en cada roce de sus labios en mi parte íntima y demasiado sensible me hacía tener las piernas débiles. Besó de nuevo en medio de mis muslos.

-¿Quieres hacer algo por mi? Yo asentí.
-Entonces vamos a la cama.
A pasos lentos y entre besos caímos en el colchón. Para mi sorpresa me dejó permanecer sobre su regazo.
-Eres tan hermosa Camila, de verdad, desde que te conocí me obsesioné demasiado contigo con tu cuerpo y mierda, tus labios son como adictivos.
Besó mis labios para luego morder y dejarse caer sobre la almohada. -Te amo Camila, ahora de verdad puedo tenerte de esta forma y hacerte el amor.

Atrapó mis pechos con sus manos y me ayudó a moverme sobre su cuerpo. El tiempo pasaba muy lento y disfrutaba cada espacio de mi piel que hacía contacto con la suya. Compartiendo gemidos y besos arrebatados.

-Quiero hacer esto contigo toda mi vida. Gemí alto cuando sentía cómo nuestros centros se frotaban y finalmente alcanzamos el climax juntas.
-Te amo Lauren, te amo demasiado.
Me envolvió en sus brazos y permanecimos una encima de la otra, con la respiración cansada, esperando recuperarnos para seguir.

Mientras te tuveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora