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Camila
Los Ángeles

-Familiares de Dylan Sanders.
Casi caigo al salir disparada del sofá, en la área de espera de quirófanos. Un médico con un uniforme azul salía de entre esas puertas desplegables.
Karen tomó mi brazo para evitar que cayera y nos ayudó al llegar rápido frente al médico cirujano.

-Buenos días, soy es Doctor Hughes, neurocirujano de turno, lamento no salir antes a dar noticias sobre el señor Sanders.
Tendió la mano hacía Karen. Ella respondió temblorosa. Yo no podía evitar temblar con ella de pies a cabeza. Mis lágrimas corrían sin parar por mis mejillas.

-¿Como esta? Pregunté con voz ronca. Débil.
El doctor fijó sus ojos en mi.

-Por el golpe que recibió en la cabeza, comenzó a acumular un hematoma entre el espacio de su cráneo y su cerebro, el cual esta muy inflamado, afortunadamente hemos logrado drenar o sacar por completo esa sangre del lugar, debo aclarar que la inflamación para nada es algo bueno, puede tardar días, semanas en bajar, por el momento sería incorrecto obligarlo a despertar, debemos asegurarnos de que su cerebro este por completo recuperado para ponerlo a trabajar como normalmente lo hace, esto significa que estará sedado y dormido por todo ese tiempo, tiene un monitor y ventilador para ayudarle a respirar de forma artificial.
Yo cubrí mis labios para no soltar un sollozó tan alto. Karen me ayudó a sostenerme en pie.
-No pueden pasar a verlo ahora, las primeras horas después de la cirugía son muy importantes para evaluar su recuperación, puede tener secuelas también, cuando el despierte pero no quiero adelantarme, solo hay que esperar, mantenerlo respirando y alimentándose con ayuda ¿Tienen alguna duda?
Yo no podía pronunciar palabra. Yo solo deseaba verlo despierto, normal como siempre, respirando por si solo, sin que hubiera ocurrido toda esa tragedia.
Lloré. Karen hizo algunas preguntas y luego me ayudó a llegar al sofá otra vez.

-Dios mío, por favor Camila, debes calmarte cariño, el esta vivo, mi hijo es fuerte, el sabe que debe volver contigo y mi nieto, ten algo de esperanza, debes ser fuerte.
Yo no podía dejar de llorar. Por primera vez en la vida tenía todo aquello que me hacía feliz, todo y ahora todo parecía detenerse.
Sentía mucho dolor. Anhelaba tenerlo a mi lado, sosteniendo mi mano y dándome esa sonrisa encantadora.
Lo amaba demasiado como para resignarme a perderlo de esa forma. Quería que despertara. Por favor. Rogué al cielo. Déjame tenerlo de vuelta, que se recupere que el despierte.
Cuando mis sollozos se detuvieron pude ver a Karen derramando lágrimas. Estaba siendo egoísta, era su hijo el que estaba en esa cama del hospital. Apreté el agarre de su mano en la mía.
Ella me miró. De pronto nos unimos en un abrazo. Tratando de reconfortarnos una a la otra.

-¿Va a despertar y estar bien verdad?
Karen asintió frenéticamente y besó mi frente. Le agradecía estar conmigo y quererme tanto. Ella solía decir que era otra hija. Que en el momento en que decidí estar con Dylan, yo era otra hija más.
Entre llanto. Ella habló al rancho para contar a algunos empleados nuestra ausencia. Hablar un poco del estado de mi esposo.
Yo marqué temblorosa el número de mis padres en Miami. Por primera vez en todo ese tiempo por fin sentí el cansancio en mi espalda y mis pies. Pensé en mi bebé. Necesitaba cuidarme un poco, Dylan me lo hubiera dicho. Seguí por el pasillo con el móvil en mi oído y después de una señal a Karen para explicarle que me alejaría para hablar.

-¿Hija? La voz de mi padre me calmó solo un poco.

-Hola papá. Lloré como una niña pequeña sin poder decirle más.
Después de unos minutos logré estabilizar mi respiración y contar lo que el cirujano había comentado sobre el estado crítico de Dylan.

-Lo siento tanto hija, tienes que ser fuerte al menos hasta que tu madre y yo lleguemos a Los Ángeles, por favor.

-El no va a despertar ahora y yo lo necesito. Dije tristemente.

-Lo se, lo se, pero va a hacerlo, el médico les ha explicado. Mi madre arrebató el teléfono a mi padre y me dijo un montón de palabras para animarme.
Los necesitaba a mi lado.
Pero su vuelvo se tardaría en salir aún, si tenía suerte los tendría conmigo antes de que anocheciera.

-Te he encontrado. Dijo Karen cuando colgué y me quedé recargada en el pasillo.
Debía lucir terrible como ella.
-Cariño, debes ir a dormir, Louis vendrá en la camioneta por ti para que puedas descansar, necesitas hacerlo, por el bebé.
No quería alejarme de Dylan, al menos no antes de verlo, sea como sea.

-No me pidas esto ahorita, quiero verlo Karen.
Sostuvo mis mejillas con cariño y pude ver su mirada igual de cansada. Sus mejillas sonrojadas por el llanto y su cabello canoso despeinado.

-Házme caso, mira, si tu descansas podrás venir a ayudarme más tarde, así yo puedo ir al rancho darme un baño y dormir un poco mientras tú estás aquí, pero primero vas tu, lo necesitas más, soy vieja pero tu tienes a otra personita creciendo en ti cariño.
Sonreí en medio de las lágrimas. Finalmente asentí y me encaminó a la salida del hospital. Dejando un beso en mi frente mientras esperaba que llegarán por mi.
Descanse en unas bancas cercanas a la puerta y abracé mi barriga.

-Mi amor, tu padre va a estar contigo te lo prometo, va a estar con los dos, nos va a seguir cuidando.
Sollocé y por un instante sentí mi mundo caer en pedazos por la angustia. Un mareo leve llego a mi cuerpo sintiéndome a punto de caer.

-Señora ¿Esta bien?
Unos brazos sostuvieron mis hombros para impedir que cayera. Mi primera reacción fue solo asentir aún con los ojos cerrados.
-Llamaré a algún médico, estamos en un hospital.
Yo sostuve su mano en mi hombro y mi sangre fue toda a mis pies.
Después me arrepentí de abrir mis ojos y levantar la mirada. Por que todo empeoró al mirar ese color verde único que jamás había olvidado, frente a mi.
Me aterroricé.
Ella se alejó de golpe. Me miró a los ojos y luego miró mi vientre abultado que sobresalía del abrigo corto que llevaba.
Mi corazón latía como nunca.

CUANDO TE ENCUENTRAS A UN ÁNGEL. 😍 NIÉGUENMELO

Mientras te tuveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora