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Lauren
Los Ángeles

-Madre ¿Te molesta si salgo por un rato?
Pregunté inquieta. Necesitaba ir de nuevo para saber que Camila estaba bien. Estaba estable solo un poco débil. Karen como se llamaba la madre del esposo de Camila me lo había dicho ya dos veces pero yo me sentía terrible.
También me había agradecido haber acompañado a su nuera por esos momentos. Ella se sentía culpable por no haber estado a su lado en ese momento.

-¿Que te pasa hija? Estás muy inquieta.
Sonreí levemente. Estaba a unas horas de poder llevarla a casa. Eso me aliviaba.

-No me agradan estos lugares, lo sabes. Ella asintió y besé su frente antes de salir y caminar rápidamente al área de ginecología donde Camila estaba.
Karen sonrió al verme ahí.

-Que bueno que estás aquí ¿Te importaría hacerle compañía un rato? Debo ir con Dylan y por favor si despierta dile que todo esta bajo control, que ella debe descansar un rato, que el bebé esta bien.
Insegura asentí.
Miré a Camila dormida aún. Con una manta sobre su cuerpo. Su vientre abultado resaltaba del resto de su cuerpo. Era tan pequeña y delgada que me sorprendía bastante como se aferraba aún dormida a su hijo. Se abrazaba a si misma bajo la manta.
Me quedé a cierta distancia y observé su pecho elevarse y descender con ritmo. Su piel había tomado un mejor color.
Era hermosa.
Recargue mi cabeza en la pared y esperé de pie. Solo observándola, rogando por que no despertara mientras yo estuviera ahí. No le agradaría verme.

-¿Karen?
Mierda. Sus ojos cafés buscaron a una persona en particular. Yo iba a salir pero me encontró con rapidez. Intentó sentarse rápido. Yo retrocedí unos pasos más a la salida.
-¿Que haces aquí? Reclamó.

-Tranquila, solo me aseguraba de que estabas bien, Karen me ha pedido estar aquí por un momento, ella debía ir con...con tu esposo. Me di cuenta del daño que me hacía pronunciar eso.
-Pero me iré, estas bien, tu hijo también solo debes descansar.
Me miró mal. Provocando que el dolor en mi pecho aumentara. Quería irme de una vez.

-No puedes decirme...
Intentó sentarse otra vez. Yo caminé decidida a ayudarla.

-Calma, por favor, voy a irme solo quédate aquí y duerme, es por tu bien. Mis manos se congelaron en el aire al verla como rechazaba mi ayuda.

-No me toques...quiero que te vayas y que te mantengas alejada de nosotras. Dijo entre dientes y me calmó un poco ver su cabeza reposar sobre la cama otra vez.
Carraspee dolida.
Asentí segura y salí de ahí como un rayo. Bien. Debía mantenerme muy alejada ahora.
No iba a regresar ahí. No iba a intentar algo más por que sabía que me haría más daño.
Regrese con mi madre por el resto del tiempo evitando salir hasta que no fuera con ella.
Horas después salimos del hospital. Para mi suerte no volví a toparme a Karen ni a ella.
Mi madre me miró preocupada. Sabía que algo rondaba por mi cabeza.
Llegamos a casa y me aseguré de que el personal estuviera al pendiente de mi madre.
Iba a concentrarme en eso. Era mejor.

Pase horas y noches pensando en ella. Por supuesto. Rogando por que se encontrara bien. Por que pudiera soportar todo el asunto de su esposo y su embarazo marchara bien.
Volví a encerrarme en el banco, a trabajar por largas jornadas para bloquear cualquier otro tema en mi cabeza.

-¿Señora Jauregui?
Preguntó Chris al entrar a mi oficina con una sonrisa divertida. Definitivamente quería solo molestar y llamarme de esa forma.

-¿Que pasa Chris?
Entró arrojando su saco formal en la silla y rodeando mi escritorio para recargarse a un lado.

-Quiero que vayas a comer hoy a la casa cariño, estoy un poco preocupado por verte aquí por horas, sin descansar y muy preocupada por algo más que no nos has contado a mi ni a nuestra madre, por cierto, ella también espera por ti en la comida, ira a casa.
Quite mi vista de la pantalla del ordenador. Había revisado por horas todo pero intentaba asegurarme de que las cuentas estaban más que bien.
Negué un par de veces bajo su vista.
-¿Vas a contarme? Hermana, sabes que si necesitas ayuda en algo debes decirnos y no cerrarte como lo acostumbras.
Cerré los ojos agotada de trabajar y pensar tanto. Más bien tratar de luchar con mis pensamientos sobre Camila ¿Que habían pasado? ¿Tres semanas?
Tal vez su esposo ya se había recuperado y ahora estaban en su hogar esperando ansiosos a que su hijo naciera. Ese hombre estaba a su lado.

-Iré a tu casa a comer, tu ganas.
Sonrió pero aun así me dió una mirada de que no iba a dejarme en paz hasta que le contara que pasaba.
Me espero a que tomara mis cosas y salimos de la empresa. Iba a viajar con el para volver juntos más tarde.
Condujo en silencio hasta su casa.

-Lo niños quieren verte desde hace días ¿Desde cuando eres buena con ellos?
Soltó en broma. Hasta hace años les había dejado claro que no pensaba tener más de un hijo. Los niños me fastidiaban. Sentía que eran solo un problema más con el cual debías estar hasta que se valieran por si mismos.
Recordé la forma en que estar cerca de mi familia me había ayudado bastante a sobrellevar todo.

-Quiero tener uno, ya lo sabes, jamás pensé que fuera tan bueno estar con ellos, además tus hijos son muy civilizados. Rió de mis palabras y yo lo seguí.
Entramos un rato después. Dejé mi saco junto a la entrada y salude a mi madre. Estaba mejor. Repuesta y preparándose para la cirugía que iba a ser dentro de dos semanas.

-Hija, por fin puedo verte.
Me dió un abrazo y yo correspondí, luego miré a esos pequeños cuerpos correr a mi encuentro de inmediato.
Yo tampoco entendía como me había perdido de un hijo por tantos años.
Sostuve sus manos y me dejé guiar hasta su sala de juegos y televisión.

SE VIENE LO BUENO 😏

Mientras te tuveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora